Yendo más allá de la cristianización de las fiestas paganas

Espero que hayáis tenido un estupendo equinoccio, ya estéis en el Hemisferio Norte o Sur. Pronto, llegará la Pascua Cristiana y, después, las fiestas de Mayo con sus cruces y tantas costumbres de mi Andalucía natal, y las romerías y los cientos de miles de peregrinaciones a las vírgenes de sitios recónditos. Y los paganos volveremos a poner los ojos en blanco y decir eso de «estas fiestas son paganas».

Así es como yo pongo los ojos en blanco cuando me dicen que son fiestas cristianas.

Lo repetimos siempre y, la verdad, a los cristianos les da igual. Ellos van a seguir festejando todo a la manera pagana, de la misma forma que su Dios es un Dios pagano. Y aquí es cuando os acordáis de Mitra, de Saturno y de todos los dioses que nacieron cerca de la Navidad. Pero no, os estoy hablando de Paganismo de pura cepa, del que salía de un Panteón formado, con unos dioses, unas diosas y todo que ello conlleva. Así que, si queréis contarle a un cristiano algo sobre su propia religión que no sepa, que es que, en realidad, es un pagano al 100%, quedaos conmigo en esta entrada.

Aviso que explicando esto voy a ser algo simplista, porque si no, el artículo iba a ser muy largo. Veréis: el Cristianismo es una ¿escisión? (no sé muy bien cómo llamarlo) del Judaísmo. El Judaísmo, a su vez, surge cuando una tribu elige a un dios patrón (un «Baal», nombre que es un título y significa «señor», es decir, no es el nombre de un dios, sino su título) que tiene aparejado su panteón, pero que ejerce de sponsor de esa tribu. Esto lo seguimos viendo hoy día, cuando en una ciudad hay un santo patrón o una santa patrona: se considera que la ciudad y sus habitantes están dedicados a esa entidad y que, por tanto, quedan bajo su protección. Esto lleva sucediendo desde los años de la civilización Sumeria (que era politeísta), hace la friolera de 6.000 años, milenio arriba, milenio abajo. Es decir, que esta costumbre tiene casi los mismos años que el concepto de ciudad.

De tal manera que los primitivos hebreos tenían su Dios patrón, que estaba casado el buen señor y tendría sus hijos, sus padres, en fin, que hacía una vida normal como cualquier dios politeísta. Los israelitas tenían sus historias, muchas de ellas compartidas y heredadas de otras civilizaciones de origen semita, por ejemplo, de Babilonia. Llegado un momento en particular, se decide que solo habrá un único Dios y que lo demás es herejía, se borran los nombres de casi todos los dioses que no sean el nuevo «dios único» (su «Baal» deja de llamarse de esa manera por considerar que era poco apropiado el nombre, ya que el resto de los pueblos de alrededor usaban ese mismo título para sus respectivos dioses) y se forma el Judaísmo más o menos como lo conocemos. Quedan restos de entidades anteriores en el folklore, y algunas de ellas se incorporan a las historias de la tribu como demonios. Por ejemplo, la diosa Astarté/Astarth, que había formado parte del panteón original de dicha tribu, pasa a ser el demonio Astoreth (juego de palabras por el cual la diosa pasa a ser llamada «Abominación» en lugar de «Estrella», que es lo que significa Astarté). Incluso hay referencias a esa Diosa perdida cuando se habla de Yahveh y su Asherah (ese es el nombre de la Diosa original), en el único libro erótico de la Biblia, que es el Cantar de los Cantares.

A pesar de los poemas de amor del Cantar de los Cantares, el nuevo dios único de Israel es duro de pelar. No tiene miedo en aplastar a sus enemigos, e incluso a aquellos amigos que le contradicen. Cuando, pocos siglos después, llega Jesucristo y habla de Dios Padre, en realidad tiene una visión un poco diferente de este: en los evangelios se vira hacia una visión más parecida a la que tenía de su Dios Padre otra tribu que vivía pegada a los israelitas, y con la que tenían una relación de amor-odio: los cananeos. El, el Dios Padre cananeo, era lo que se dice muy buena gente. Formaba una tríada con su esposa, que también era Asherah, y su hijo Baal, forma muy habitual de presentación de los dioses semitas: un Dios Padre, una Diosa Madre y un hijo o hija de ambos, que se emparentaba con los hombres.

¿Os suena lo de la Tríada? Os doy una pista: el padre, el hijo y el espíritu santo del Cristianismo. Como los seguidores de Jesús eran de origen semita, y para los semitas las mujeres eran imperfectas, el Cristianismo cambia a la Diosa Madre por el Espíritu Santo e incorpora a Jesús en el papel de hijo. Pero, en realidad, el esquema de Trinidad cristiana es calcado al sistema de tríadas de la mayoría de las religiones semitas politeístas.

Todo esto podría estar inventándomelo, de no ser porque está más que estudiado y, de hecho, la primera vez que lo oí fue de un exnovio mío que había estudiado para sacerdote cristiano en el Seminario de mi ciudad. Él solía incluso señalarme de qué partes se había hecho literalmente copia-pega de escritos de otras religiones semitas de la zona de Oriente Próximo, y se habían incorporado, sobre todo, al Antiguo Testamento. Así, el libro del Génesis, primer libro de la Biblia, tiene menciones específicas a El-Elohim (el dios cananeo), a Yahveh (el judío) e incluso epítetos que se usaban para Baal.

Espero que esto sirva para aclarar por qué luego no se ha tenido «compasión» en el copia-pega de tantas costumbres paganas. Y es que, cuando se forma una religión a partir de trozos de otras suelen pasar estas cosas. Al fin y al cabo, ¿qué religión no tiene influencia de otras?

Para saber más:

  • The Cosmic Shekinah, de David Rankine.
  • The Religions of Ancient Egypt and Babylonia, de Archibald Henry Sayce.
  • Orígenes cananeos de la religión del Antiguo IsraeL Aproximación metodológica. De Gregorio del Olmo, Universidad de Barcelona.

One thought on “Yendo más allá de la cristianización de las fiestas paganas

  1. ¡Gracias! era consciente de la apropiación de las festividades, pero no de estos orígenes. Fantástico paseo por la historia, gracias de nuevo :*

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