Noctiluca no es su nombre

Esta entrada va a contener ideas que no van a ser amigables para algunos. No pretendo criticar la devoción de nadie, y no dudo de la honestidad en ella, pero sí hay cosas que me llaman la atención, especialmente por parte de gente que dice venerar a diosas andaluzas (cuando ellos son, en su mayoría, de fuera) y hasta qué punto ponen nombres poco documentados a nuestras divinidades. Espero que podamos reflexionar un poco sobre los nombres que utilizamos, así como la perspectiva colonialista que dejamos entrever cuando nos permitimos el lujo de cambiar nombres de diosas ajenas.

Soy una neopagana andaluza, que viene de una cultura cristiana que tiene influencias anteriores: musulmanas (con toda la diversidad que traían, pues procedían de diferentes lugares), godas, romanas, fenicias y tartesias y, seguro, muchas más y anteriores. En nuestras tierras también habitaron muchos judíos (y siguen habitando). De estas culturas que he nombrado, hay tres que tienen origen semita, la musulmana, la judía y la fenicia, y es esta última la que más influencia ha tenido en la formación de las ciudades y los pueblos tal y como los conocemos ahora en esta tierra que habito y en la que nací. No es que los andaluces seamos fenicios, pero gracias a la amistad de los antiguos habitantes de mi zona con este pueblo, se llegó a un nivel de progreso en la Antigüedad bastante envidiable. Podríamos decir que Tartessos es la primera civilización occidental del mundo. Incluso adoptamos el alfabeto fenicio antes que el romano, así como muchos de los nombres de sus dioses y diosas, con los que se hizo un sincretismo pacífico. Cuando nos conquistaron, a los romanos les parecimos más cultos que la media en Hispania (qué chorprecha) gracias a ese intercambio cultural con los fenicios que habíamos tenido siglos antes.

Sin embargo, pareciera, a la hora de rendir culto a dioses como paganos actuales, que pasamos por alto esa etapa histórica, de tanto valor cultural, porque hay influencia semita en ella, y porque somos andaluces y ya se sabe lo que dicen de nosotros. Y por ello, personas no andaluzas deciden que van a cambiar los nombres fenicios de nuestros dioses por nombres latinizados en base a dos fuentes. Porque patata.

Hoy he venido a hablar concretamente del flagrante caso de Noctiluca, que tan de moda está últimamente. Este nombre solo se menciona una única vez en el Ora Marítima de Avieno relacionándolo con Andalucía, que era un poeta latino y que escribió esta obra en pleno Cristianismo, en el S. VI d.C. El autor nunca estuvo en la Península Ibérica y basa su obra en unos viajes de un milenio antes, de los cuales no tenemos la fuente original. Avieno comenta que en la actual Málaga se rendía culto a la diosa Noctiluca y es la única referencia que tenemos de ese nombre asociado a esa divinidad en la zona. No hay monedas fenicias ni romanas acuñadas con ese epíteto en el área, pero sí hay restos arqueológicos que contienen las letras Mlq junto a la cara de un hombre. Esto se pronunciaría tanto Meleq como Malaq. En fenicio antiguo, como en el actual hebreo, no se escribían las vocales, solo las consonantes, así que pronunciar sin saber es harto difícil. La palabra Malaq significaba rey o reina en fenicio pero, también se ha especulado con que se podría estar haciendo referencia a Melqart, el héroe tirio de las leyendas de la fundación de Andalucía que se asimiló con Heracles/Hércules, o también puede referirse a la palabra factoría, en relación con una fábrica de salazones de la zona de Málaga en aquella época (el garum de las costas andaluzas fue considerado una delicatessen durante mucho tiempo). De Noctiluca como tal, llamada de esa manera, a lo latinizado, en Andalucía, no hay ni rastro. Es cierto que Horacio la menciona de pasada en las Horas, pero era un autor romano (de nuevo), sin asociarla con Andalucía (de nuevo) y parece ser que era un epíteto de Diana, no de Venus.

En cambio, de la diosa más popular de Andalucía y que, «casualmente» (nótense las comillas) tiene todos los atributos que se están diciendo ahora sobre Noctiluca, que es Astarté, Tanit, Astart, etc, referencias y pruebas hay a montones, no solo en Andalucía sino en toda la Península.

En defensa de Avieno, diré que no era poco común que los autores latinos pusieran nombres romanizados a las diosas foráneas, porque muchas veces no eran capaces de entender bien el nombre o porque querían hacer comparaciones con deidades que entendían y conocían. Por ejemplo, en sus viajes a Tiro y Sidón, Luciano de Samosata, en su obra De Dea Syria, hace equivaler a Astarté con Juno y con Venus, porque le ve atributos de las dos diosas. Comprendo que quizá para él era difícil transcribir Attartu, Ashtart, Atirat, etc, y además Luciano era muy consciente de para quién estaba escribiendo sus obras: un público romanizado, no semita, que no estaba interesado en la pronunciación sino en un aspecto general de sus crónicas. Al contrario que Luciano, que era cronista (algo así como el equivalente de la época de un bloguero de viajes), Avieno era poeta: no es de extrañar que hiciese lo mismo que Luciano para hacer referencia a la Astarté-Malaq-Tanit de la zona de Málaga, que para ese entonces ya era conocida en el área romana también como Dea Caelestis. El resto de las fuentes posteriores a Avieno solo remedan la voz del poeta, basándose en su obra y no en las evidencias arqueológicas. Y otro día hablamos de lo que pasó con Schulten por creerse lo que decía Avieno.

El nombre de Noctiluca es precioso. Se le puede rendir culto ahora mismo, como diosa romana, pero creo que nadie se ha planteado que imponer ese nombre, a una divinidad andaluza, con nuestras costumbres, que ya tiene y tenía su nombre, es como llamar a Oshún, a partir de ahora, Pepita, porque parezca más fácil. Hacerlo es una falta de respeto a la cultura a la que pertenece. Y, qué casualidad, que siempre veo a gente que no es de Andalucía llamar Noctiluca a Malaq-Astarté-Tanit. No sé quién ha iniciado esta fiebre de Noctiluca y, de nuevo, no quiero desmerecer el culto, que seguro es precioso, pero se ha cogido a una diosa, que es una figura sagrada de mi tierra, que prácticamente tuvo un culto vivo hasta el Cristianismo en el área, y se le ha puesto un nombre romano y mal documentado por toda la cara.

Los nombres por los que conocemos a esa diosa, muy importante y antigua en todo el Mediterráneo y Oriente Próximo, son ya muchos e igualmente bonitos: Astarté, Tanit, Ashtart, Attartu, Athirat, Salambó, Qadesh, Anat, Malaq, Alilat (este ya nos queda lejillos). La mayoría de ellos significa «Estrella», hacen referencia al planeta Venus, y tenemos nombres para elegir.

Por si nadie se ha dado cuenta, no solamente es incorrecto que se justifique el nombre de Noctiluca asociado a Andalucía porque había ritos a Astarté y a Malaq aquí todavía en el S. II d.C. (aunque lo haya hecho el alcalde número 20 del Rincón de la Victoria quien seguramente no tuviese ni pajolera idea de quién era esa diosa y solo puso la estatua porque había que quedar bien con el electorado), sino que, cambiando múltiples nombres semitas por uno latino que no está asociado a este culto concreto, dejamos entrever cierta ideología, afín a un concepto similar al colonialismo, a un cierto antisemitismo y, mal que me pese, a una fuerte andaluzfobia.

«Si no le cambiarías el nombre a Oshún, no lo hagas con Astarté.»

Edit: La razón por la que no considero que Avieno sea una fuente fiable la explico en la siguiente entrada, «Lo que Schulten nos enseñó«, que aunque contiene mucha información sobre la Historia de la Arqueología en el área de Andalucía, creo que no tiene desperdicio y refleja claramente qué sucede cuando confiamos en las fuentes literarias únicamente. De nuevo, no critico los cultos, ni creo que se tenga que ser andaluz para devocionar a Astarté (como falsamente se ha dicho sobre mi persona, cuando se sabe que venero a divinidades celtas, egipcias, griegas, nórdicas y hasta árabes preislámicas, en fin, lo que hay que oír), pero sí creo que hay que tener un poco de respeto por los nombres de las divinidades, porque tienen poder, y que al quitarle un nombre a una divinidad y ponerle otro, estamos cometiendo una falta de respeto para la diosa en cuestión y para el grupo social que la ha venerado durante varios milenios y supuestamente todavía la venera (hablé de eso aquí).

Fuentes:

  • AVIENUS, R. F., Murphy, J. P., & Miller. (1977). Ora Maritima. Macmillan Publishers.
  • CELESTINO PÉREZ, S. (2016). Tarteso: territorio y cultura. Madrid: Ariel.
  • CELESTINO PÉREZ, S., & LÓPEZ-RUIZ, C. (2020). Tarteso y los fenicios de Occidente la obra fundamental sobre la histórica civilización más antigua del Mediterráneo Occidental conocida como Tarteso. Córdoba: Almuzara.
  • MEDEROS MARTÍN, A. (2005): «Las puertas del Sol. Ugaríticos y Chipriotas en el Mediterráneo Central y Occidental.» Isimu: revista sobre Oriente Próximo y Egipto en la Antigüedad. 8: 35-84.
  • NAVARRO ORTEGA, A.D. (2021): Astarté en el extremo occidente: la diosa de El Carambolo. Sevilla: Editorial Universidad de Sevilla.
  • PICKNETT, L., & PRINCE, C. (2019). When God Had a Wife. Inner Traditions/Bear.
  • POVEDA NAVARRO, A.M. (1999): «Melqart y Astarté en el Occidente Mediterráneo: la evidencia de la Península Ibérica», XII Jornadas de Arqueología Fenicio Púnica. Treballs del Museu Arqueologic d’Eivissa i Formentera 43: 25-62.
  • STRONG, H. A. (ed) (1912). De Dea Syria, by Lucian. Londres: Constable and Company.