Proselitismo

Se suele decir que la Wicca no realiza proselitismo, entendiendo éste como un intento de que las personas se adhieran a determinado camino espiritual o religioso. La verdad sea dicha, rara vez me he encontrado con alguien que le diga a otro alguien «tienes que hacerte wiccano/a». Esto se basa en que la Rede, nuestro corolario moral más importante, incluye el respeto por las creencias ajenas como base del «mientras a nadie dañe». Interferir en las inquietudes religiosas de los demás se puede entender como una forma de hacer ese daño, aunque más bien es meterse donde a uno no le llaman. Personalmente, no hay nada que me dé más rabia.

De todas formas, intento ser muy respetuosa con las religiones que realizan proselitismo y que, de hecho, lo tienen entre sus creyentes como de obligado cumplimiento. A veces, los Testigos de Jehová vienen a mi casa, y comprendo que para ellos es una obligación intentar evangelizarme a mí y a mi familia. A veces me paran por la calle. Intento ser cortés aunque sea un domingo a las 10 de la mañana y todavía ande en pijama. Es su responsabilidad y su obligación, lo comprendo aunque no lo comparto.

Proselitismo dentro de la Wicca

Lo que no me cabe en la cabeza es el proselitismo que se puede llegar a hacer dentro de la Wicca y el Paganismo hacia determinadas posturas que no son religiosas sino de preferencias y estilos de vida. Lo he visto realizar por parte de una pequeña minoría, pero personalmente me resulta ruidoso y muy desagradable. Por ejemplo, hay un proselitismo que me parece intrusivo y es el de meterse en las costumbres alimenticias de los demás. He comentado en ocasiones que fui vegetariana desde los 15 años hasta hace poco. Si ahora soy omnívora, no creo que nadie tenga que meterse en mis costumbres ni intentar convencerme de que me tengo que hacer vegetariana porque es lo que «manda» la Wicca y la Rede. Creo que es mucho mejor alegar que se trata de una preferencia personal, ya que la Rede no es un mandamiento divino sino un corolario. Respeto profundamente a los vegetarianos, veganos, crudiveganos, etc, pero no es mi elección, y hay tantos argumentos a favor y en contra de las diferentes posturas que no se podría llegar a un acuerdo nunca. Por tanto, no tiene ningún sentido «evangelizar» a nadie para que cambie su manera de comer, es una discusión que no conduce a nada, porque las dos partes podrían estar rebatiéndose durante años. Es mucho mejor vivir cada uno acorde a su estilo de vida, en un entorno en el que prime el respeto. No creo que ninguna decisión personal nos haga superiores moralmente a los demás.

Otro tipo de proselitismo es hacia la orientación sexual. De hecho, me preguntan mucho si la Wicca tiene algo en contra de los gays, o si, por el contrario hay que ser homosexual. Hay gays que me han contactado muy alarmados, para saber si tienen que ser heterosexuales para practicar esta religión, o personas que creen que las wiccanas somos todas lesbianas. Yo lo digo claro: en la cama de uno se mete uno, y quien uno quiere que se meta si es voluntad de todas las partes implicadas. No creo que sea de la incumbencia de nadie con quién te acuestes o dejes de acostarte, tengas una relación o dejes de tenerla, como si eres asexual o te gusta ver porno: eso ocurre en la intimidad, forma parte de tu vida personal, y no hace falta mezclarlo con la religión ni abogar por una posición o por otra. Puede parecer de perogrullo, pero no lo es, porque todavía se sigue hablando de estos temas y preguntando acerca de las orientaciones sexuales de cada uno, en círculos wiccanos. Afortunadamente, en mi país las personas son libres para mantener relaciones sexuales consentidas, estar en una relación sentimental y casarse con la persona a la que amen. Y si alguien hace algo en contra de la ley que pueda ser tipificado como delito sexual, wiccano o no, será la ley del país la que le juzgue y eso no tiene nada que ver con la religión sino con otras reglas muy diferentes de lo que supone ser wiccano. En definitiva, no interesa la vida sexual de la gente, aunque en este país somos mucho del morbo y por eso existen programas como Sálvame. Pero ésa es otra cuestión.

Opiniones y proselitismo

Desde luego, creo que no es lo mismo dar una opinión que hacer proselitismo. Se puede tener una opinión y exponerla sin tener la necesidad de convencer a otra persona, y en el contexto de un debate. Creo que la diferencia estriba en realizar afirmaciones sobre la actitud de la persona. Usando la discusión sobre el vegetarianismo, por ejemplo, se puede decir «mi posición es ser vegetariano porque estoy en contra de la explotación animal tan salvaje que tenemos en este entorno industrializado» (eso es una postura personal), mientras que hacer proselitismo ideológico creo que es decirle a alguien «me parece irresponsable que comas carne siendo wiccano, denota que no te preocupas nada por el medio ambiente, debes cambiar tus hábitos alimenticios para ser un buen wiccano». Creo que los juicios de valor en algunas discusiones sobran, porque la persona a la que le des tu juicio de valor te puede decir eso de «me parece estupendo lo que te parezca, pero he tomado una decisión y no es asunto tuyo». ¿A qué ha llevado ese juicio de valor? Pues creo que a hacerse uno mala sangre, sobre todo cuando te contestan lo de «¿y a ti qué te importa lo que yo haga?».

El otro día vi una publicación que decía que los wiccanos debíamos ser pro-vida. Estuve a un tris de contestar «oiga usted, ¿y qué le importa lo que yo haga con mi útero y mi vida? ¿Quién es usted para decirme que soy mala wiccana, si en el futuro decidiera que no puedo permitirme tener otro hijo y no tuviera más remedio que practicarme un aborto?». Realmente no salía de mi estupor al ver el tinte batallador y proselitista de la publicación.

En conclusión

Creo que nos fijamos mucho en el proselitismo religioso porque es «lo que hacen los cristianos» y rara vez nos fijamos en lo que hacemos y en la posibilidad de que exista proselitismo ideológico en nuestras palabras. Creo que hay que ser un poco auto-crítico y ser un poco más respetuoso con las decisiones de los demás. Hay personas que se pueden sentir muy mal con según qué actitudes y comentarios, y hay personas a las que, consciente o inconscientemente, podemos estar influenciando o haciendo que tomen decisiones basándonos en lo que a nosotros nos parece mejor, no ya dando una opinión sino haciendo abiertamente un juicio de valor. La Rede no es un mandamiento, es un consejo, por tanto las personas siguen siendo libres para tomar sus propias decisiones. Me parece muy importante tratar a los demás como adultos responsables y dejar que cada cual tome las decisiones que necesite tomar, sin llegar a entrar en juicios basados en «mandamientos de Dios» que, lamentablemente, sólo llevan a escuadrones inquisitoriales sobre la conducta ajena en su vida personal, en pleno S. XXI.