Este relato es, tal cual, un sueño que tuve hace muchos años. Sucedió una tarde, en mitad de una siesta de fin de semana, mientras el sol se asomaba por mi ventana y me hacía tener sueños de otros mundos y otras vidas y, quizá, de otros Yoes en algún otro lugar…
Conste que no creo en el Diablo cristiano, pero en este sueño sale. Es sólo un personaje.
Dicen que, a veces, un durmiente es llamado por una fuerza neutral de la Naturaleza para hacer de testigo en algún perverso juego del Diablo. Éste, que gusta de hacer trampas y trapatiestas, a veces necesita quien le diga que se está pasando de castaño oscuro, incluso cuando está en la naturaleza propia del Adversario realizar este tipo de actos tramposos.
Frente a nosotros tenemos a Aurelio, un niño de unos ocho años, que está jugando su alma a un extraño juego de fútbol con el Diablo y sus sirvientes. Su pelo cortado a tazón es casi tan dorado como su nombre. Sus padres están en el campo también, jugando junto a él, y sé (cosas que pasan en los sueños) que Aurelio está muerto. Ha muerto de cáncer. El mismo cáncer cuyo tratamiento arrebató su cabello rubio de su cabeza. Pero como ahora ya ha muerto, Aurelio corre como el viento por el campo de fútbol, con su balón, como aquel futbolista que soñó con ser y nunca más será. En la muerte no hay limitaciones. Por eso, es el primero y el último de sus partidos de fútbol y juega como siempre soñó con jugar.
Aurelio marca, gana, pero el Diablo es viejo y sabe cómo hacer trampas. Yo, que hago de linier, estoy viendo cómo cambia de posición a sus propios sirvientes, cómo un balón se sale de la línea o cómo coloca a los suyos en fuera de juego. En una de ésas, el árbitro (al que nunca veo la cara, y seguramente sea otro durmiente, como yo misma), pita un penalty. Es el penalty que puede darle la victoria a Aurelio. Victoria sobre su alma, ¿no es irónico y a la vez horripilante, jugar por lo que siempre fue de uno?
Con el Diablo bajo los palos, Aurelio se dispone a chutar. Corre como el viento y refleja el sol en sus cabellos, el mismo sol que se cuela por mi ventana mientras duermo.
Y ese rayo de sol que deslumbra me despierta, sabiendo que es ese brillo el que le hace ganar un partido que no sé si ha ganado porque alguna fuerza del Universo ha decretado que ese partido era demasiado injusto hasta para el mismísimo Diablo, o si es que de verdad Aurelio ha marcado el gol de su vida.
O más bien de su muerte.
Sueños de bruja.
Muy interesante y muy buen relato, por cierto ya tengo el libro «La magia de los elementos» entre mis manos, esta bastante bueno y es muy interesante, no me esperaba que fueras a poner cosas como los chakras y los principios de hermes, fue una agradable sorpresa.
Los ejercicios del libro son bastante variados desde meditaciones y cosas simples como mirar una vela hasta cosas mas espirituales como entablar relación con un elemental, de momento mis primeras impresiones del libro son muy positivas, algo que se me ocurrió y que me gustaría compartir es de 2 objetos que pueden representar bien los elementos aire y agua:
En el agua se puede representar con lagrimas, ya que las lagrimas son muestra de los sentimientos y el aire se puede representar con un abanico de papel, el abanico por que produce aire y de papel debido a que en este material es donde escribo las ideas que se me ocurren y dibujo.
Gracias por todo Harwe, en un futuro comprare el libro de 13 lunas.
¡Magnífico trabajo con esos elementales! ¡Y súper personal! De eso se trataba.
Un abrazo y gracias por tus palabras, me alegra que te esté gustando el libro.