Como este post se titula una imagen que circula por ahí. No puedo encontrarla más acertada.
Cuando vivíamos por y para nuestras familias de sangre y su patrimonio, cuando la sociedad era prácticamente feudal y teníamos que rendir pleitesía a señores para poder vivir bien; cuando la mayor parte de la sociedad era judeocristiana y la vida era vista como un «valle de lágrimas» previa a una existencia posterior en el cielo, valores como la entrega, el sacrificio, el darlo todo por los demás, etc, eran la forma de conseguir que la gente no se acabara suicidando de puro hastío. Se ensalzaban para hacer ver que se estaban comportando como buenos ciudadanos y miembros productivos de su sociedad.
Pero llega el mundo moderno y, aunque todavía tengamos mucho de feudal, de pronto la liberalización de todo, la individualización de todo y la venta de la idea de que «debes ser el dueño de tu propio destino» choca de pleno con esa ideología de darlo todo por y para los demás. Ya me lo decía mi abuela, que era hija de su tiempo (nació en 1927) y vivió prácticamente como una esclava de los demás toda su vida: era mejor ser independiente, aprender a valerse por sí misma, quererse una misma y no deberle nada a nadie. Hice de ésa mi filosofía de vida y la veo muy reflejada en la ideología de la Wicca, aunque, por supuesto, he querido y quiero a muchas personas, y ni mucho menos considero que pueda hacerlo todo sola. Pero desde luego no veo la vida como la veía mi abuela: no considero que deba hacer sacrificios por más que por mis hijos (porque son pequeños y dependen enteramente de mí), ni vivir por los demás y «sus cosas». En definitiva, si alguien me pidiera ahora mismo hacer sacrificios y ensalzar la maravilla de la abnegación en pos de una redención personal ulterior, probablemente le mandaría no muy sutilmente a la mierda.
Y lo digo así porque no sabría, probablemente, la cantidad de cosas que he tenido que sacrificar en el camino. No se pueden exigir sacrificios para «no ser egoísta» cuando no conocemos las historias personales de la gente, ni lo que han tenido que dejar atrás. Si no sabemos cuántas veces habrán ayudado a otros. Sencillamente, no tenemos tiempo para estar escuchando historias de vida. No en una sociedad que te requiere que estés trabajando durante un tercio de tu existencia, y no exagero para nada. Así que mejor no enjuiciar lo que no conocemos, ni ensalzar valores o exigir comportamientos que no sabemos si los demás tienen o no.
Así pues, a mí hoy me gustaría romper una lanza por lo que normalmente se dice que es egoísmo, a lo que yo llamo amor propio. Eso de cuidarse a sí mismo, estar con uno, ponerse uno primero. Porque a veces necesitamos cuidar de nosotros mismos para poder ayudar a los demás, si es algo que nos nace como una vocación sacerdotal.
Conozco muy buenas personas en esto del Paganismo que ayudan a los demás sin pedir nada a cambio. Y, sin embargo, cuando piden un tiempo muerto para descansar o desconectar, no se les respeta ni se les comprende. Incluso han venido compañeros paganos, sacerdotes y sacerdotisas, esperando encontrar en mí una mente amiga con la que compartir que ya no podían más, que como siguieran así iban a acabar quemados. Cansados de que las personas no promulgaran eso de ser independientes y responsables, sino que siguieran buscando en ellos una figura sacerdotal más judeocristiana que otra cosa.
Admitámoslo: somos paganos, somos dueños de nuestra vida, la nuestra es una ideología de la individualidad y la responsabilidad propia… pero pedimos de nuestro clero que no descanse. De lo contrario, es tildado de «egoísta». ¿Soy la única que detecta aquí un doble rasero moral?
Tiempo después, veo a gente quejarse de que tal grupo se disolvió, o de que tal cosa se dejó de hacer. Pero nadie se pregunta qué pasó con la persona que lo llevaba. Hay mucha rumorología cuando alguien desaparece durante un tiempo o cuando parece que están haciendo algo diferente, pero pocos se plantean si acaso la persona está pasando por un momento delicado. O si simplemente necesita un tiempo para digerir vivencias, algo que nos ocurre a todos.
Lo único que se me ocurre para intentar paliar este tipo de actitudes es iniciar una concienciación ideológica. Intentar enseñar a la gente que el sacrificio existe cuando quieres conseguir algo, pero que no toda la vida es una batalla o una abnegación. Que hay momentos en los que se necesita parar. Y que el egoísmo, la mayor parte de las veces, es una necesidad de la persona para poder vivir una vida como la que todos nos merecemos vivir.
Hemos venido para ser felices. Vamos a vivir y dejar vivir de una puñetera vez. Y sin enjuiciar, ¿vale?