El otro día de madrugada me desperté con un mensaje que me dio ternura por la pregunta que planteaba, así que, después de contestar a la cuestión, me he llevado un tiempo asimilando lo que contesté, e intentando ver por qué establecemos determinadas relaciones. La pregunta que me hacían era sobre una supuesta relación entre dos Divinidades de dos culturas muy diferentes (y alejadas). Mujeres ambas, sí, mujeres fuertes e independientes ambas, también, que rigen un aspecto relacionado con los muertos pero que, a mi parecer, se parecen lo que un huevo a una castaña.
Y contesté esto porque en la vida real esto puede pasar entre dos personas también. Supongamos que conocemos a Eva y a Magdalena. A ambas les encanta Harry Potter, pero una estudia Derecho y sueña con ser jueza, mientras que la otra sueña con ser mamá junto a su pareja de toda la vida. Una es de España, la otra es de Polonia. Sus intereses y rasgos de personalidad son diferentes, además de pertenecer a culturas distintas. ¿Que tendrán cosas en común? Por supuesto, pero son distintas como persona, a pesar de que ambas sean caucásicas, ambas tengan pareja y ambas tengan sueños vitales. Eva y Magda forman parte del Universo y son manifestaciones de él, al igual que las Divinidades por las que me preguntaban el otro día. No caeríamos en el error de considerar a Eva y a Magda personas relacionadas entre sí. Por supuesto, podríamos pensar que tienen puntos en común, incluso puede que se llevaran bien si se llegaran a conocer. Pero eso no significa que sean la misma persona o que estén relacionadas.
Igual que en el ejemplo, es bastante raro que Divinidades alejadas en el tiempo y el espacio estén relacionadas. Puede ser porque sus culturas sean diametralmente diferentes, porque el papel de hombres y mujeres en dichas culturas sea distinto (¡esto influencia más de lo que pensamos en los mitos!), o por una gran variedad de factores. Tantos como culturas hay y ha habido en el mundo.
Cuando tenemos Divinidades que sí están relacionadas entre ellas, por regla general suelen estar mucho más cerca geográficamente y en el tiempo, o tener algo más en común que un aspecto simple. Por ejemplo, tener mitos similares, que sus culturas hayan tenido contacto directo, o que sus nombres signifiquen lo mismo o tengan un significado muy similar (los famosos cognados). Conocemos de sobra la conexión entre Inanna-Ishtar-Astarté (y algunos dirían que también Afrodita o Hathor, pero ésa es otra historia). Entre Inanna e Ishtar, de hecho, se puede advertir que los mitos son muy parecidos, aunque no iguales, ya que sus respectivas culturas tenían diferentes valores y se fijaban en cosas distintas, así que los babilonios adaptaron a su mundo el anterior mito de Inanna para crear el de Ishtar, adecuándolo a su discurso social y cultural.
¿De dónde viene esta necesidad de relacionar diferentes Divinidades en la actualidad? Pues de los arquetipos.
He hablado mucho (y muy mal, lo reconozco) del uso de los arquetipos para encasillar a Divinidades en el Paganismo actual, especialmente en Wicca. Creo que los arquetipos son herramientas contemporáneas, creadas por personas de la Edad Contemporánea, que quisieron, con toda su buena fe, facilitar nuestra comprensión de los mitos. Pero hasta ahí. Pretender que haya dos Divinidades relacionadas sólo porque se las suela encasillar (a veces erróneamente) en el mismo arquetipo puede llevar a muchos malentendidos cuando nos queremos acercar a alguna de ellas. Es como poner el apelativo «friki» a Eva y Magda, meterlas en ese saco, y finalmente reducirlas, de personas concretas, a estereotipos, que básicamente es lo mismo que un arquetipo pero a nivel personal.
Os preguntaréis sobre qué dos Diosas recibí la pregunta el otro día. Pues de Hécate y Morrigan. Entre muchas otras cosas, rigen ambas la relación con los muertos, pero de formas muy diferentes, cada una adaptada a su cultura y a sus circunstancias, así como a su concepto del Inframundo (que es distinto en ambas sociedades). Por eso, se las suele meter en el arquetipo de la Anciana, pero ninguna de las dos es exactamente Anciana. El tema de los muertos y la muerte es como la pertenencia al club de fans de Harry Potter que comentaba arriba. Por lo demás, poco más tienen que ver entre ambas: una es abiertamente sexual, la otra el tema sexual se lo tiene más calladito; una es una guerrera de pura cepa, la otra prefiere otros medios para llegar a sus fines; una es celta y de la otra se dice que es anterior a la civilización griega. Se dice también que ambas son «Diosas oscuras», pero esto no es del todo cierto: Morrigan rige el don de la vida, el parto y el nacimiento, y tiene un aspecto maternal e incluso alimenticio (le está consagrada la vaca de orejas rojas, la misma que se asocia con su hija Brigit), y los devotos de Hécate siempre hablan de la luminosidad de su Diosa y de sus antorchas, que vienen al rescate especialmente en momentos de necesidad. En todo caso y como todo el mundo, tienen sus luces y sus sombras, nada más.
Lo llevo diciendo un tiempo, y lo seguiré diciendo: la Wicca permite la multidimensionalidad del concepto Divino (por aquello de las múltiples concepciones simultáneas de la Divinidad: panteísmo, monoteísmo, dualismo y politeísmo, entre otras), así que permite el uso de arquetipos y el uso de Divinidades concretas. Lo único que hay que hacer es intentar verlas como cosas diferentes, porque si forzamos constantemente la identificación de Divinidades antiguas con arquetipos contemporáneos, estamos cometiendo una incoherencia de base, al intentar casar modelos de épocas distintas y con matices diferentes. De lo contrario, estaremos constantemente identificando a Divinidades muy distintas, que es cómodo, pero no es correcto. Lo correcto siempre es y será acercarse a una Divinidad concreta a través de su propio mito. O al menos ésa es mi opinión.
Para saber qué más he dicho sobre este tema, puedes leer este artículo y este otro.