He estado de viaje unos días, de vuelta en mi ciudad natal donde me esperaban personas muy queridas para celebrar el cumpleaños de mi hija. No tengo a casi nadie donde vivo, sólo unos pocos amigos (muy buenos, todo hay que decirlo), y el grueso de mi gente vive en Sevilla, así que siempre pillo con muchas ganas la carretera cuando voy para allá.
Lamentablemente, no siempre la gente está igual, así que este viaje ha sido un poco más accidentado en el sentido personal, ya que algunas personas de mi entorno lo están pasando bastante mal. Me acordé de Dion Fortune y su «Autodefensa psíquica» cuando una de las personas más queridas que tengo empezó a relatarme sus problemas y yo, automáticamente, empecé a sentirme mal. Esta persona no lo estaba haciendo queriendo, sólo se estaban dando dos fenómenos a la vez: el hecho de que estaba proyectando gran cantidad de energía mientras lo contaba, y el hecho de que yo soy una esponja emocional. Pero llegué a sentirme tan mal que hasta me mareé. Podría deciros que sentí los «tentáculos» de energía, como dedos, que salían de esta persona e intentaban penetrar en mi campo energético. Fue una suerte de ataque psíquico.
Los ataques mágicos, o ataques psíquicos, son muy raros. Lo más normal es que sea uno mismo el que los provoque. Que nadie me malentienda, en realidad no es que los provoquemos en el sentido literal de la palabra, es que son nuestras propias actitudes mentales y emocionales las que nos provocan bloqueos y demás problemas, que algunas personas pueden interpretar como estar pasando por una mala racha o tener algún tipo de maldición o trabajo mágico hecho.
El ataque psíquico es parecido a lo que describo arriba. Puede ser totalmente no intencionado, como fue lo que yo sentí aquel día, o formar parte de un ritual hecho expresamente para dañar a una persona. Pueden hacerlo personas con conocimientos sobre brujería, o personas que no tengan ningún conocimiento. En mi experiencia, es más común que las personas con pocos o nulos conocimientos sean las que se envalentonen a realizar este tipo de acciones de manera intencionada, porque por lo general desconocen el funcionamiento de la magia.
Sin embargo, es fácil defenderse de los ataques mágicos, ya sea queriendo o no. La primera acción que tenemos que hacer es «cortar» los lazos energéticos, si sentimos por ejemplo lo que yo sentí el otro día, que describo arriba como un tentáculo energético. Es tan fácil como hacer el gesto de cortar con los dedos de manera discreta y, a ser posible, cambiar de posición o alejarse de la otra persona sin que sea demasiado evidente.
Otro recurso sencillo que podemos tener es mantener una adecuada higiene psíquica. La higiene psíquica ha sido tratada en multitud de recursos, pero os dejo aquí un enlace que tengo a mano de una meditación en particular que grabé hace ya algo de tiempo para el canal del Templo de Brigit: https://www.youtube.com/watch?v=yCyu-ppoGu4. En ese vídeo no sólo explico las indicaciones de la higiene psíquica, sino que también guío una meditación muy útil para realizarse diariamente si se necesita.
Otra idea para defenderse de ataques mágicos es realizar una botella de bruja con magia fría. Hablaré de ella en el próximo artículo dedicado a este tema, pero anticipo que es una manera interesante y sencilla de defenderse sin que tengamos que hacer nada de manera constante, incluso consciente. Es de ese tipo de trabajos mágicos que podemos hacer una vez para que sigan funcionando durante mucho, muchísimo tiempo.
(Puedes leer la segunda parte – y final – de este especial haciendo click aquí).