Sufrir «mogollón» es una elección

*Aviso: esta entrada contiene palabras malsonantes. Podéis sustituirlas por unicornios, arcoiris o gatitos si gustáis.*

*Aviso: esta entrada contiene críticas específicas a actitudes que, personalmente, detesto. Si te sientes aludido/a, es problema tuyo.*

No. No voy a hablar hoy aquí de la cantidad de pruebas que nos pone la vida. Que algunas son jodidas. Creedme. No contaré aquí mis penas, aunque podría hacerlo, podría ponerme el traje de sufridora y decir eso de «vaya putada». Contaros un millón de cosas sobre mi existencia, sobre mis claroscuros y sobre lo que, como a todo hijo de vecino, le puede pasar. Porque así son las cosas, así es la vida, a veces tenemos suerte, a veces no, a veces la vida nos sonríe, a veces no. Y el sufrimiento, creo yo, está para hacernos más fuertes, pero sobre todo para tomar aliento y dejarnos mimar. Igual que las alegrías están para disfrutarlas.

Pero en esta entrada quisiera reflexionar sobre lo preocupante que me parece el giro hacia lo jodido (perdonadme por la expresión, por favor) y lo limitante que observo en la comunidad wiccana. Ese giro contra el cual me rebelo, en el cual estuve mucho tiempo, y el cual he acabado detestando porque creo que, en lugar de hacernos sentir que estamos en un camino liberador, nos pone más trabas. Porque los dioses son así de cachondos y, parece ser, se divierten poniéndonos pruebas. Que no. Que las pruebas las pone la vida. Por enésima vez, me niego a pensar que a mi diosa patrona le encante verme sufrir, por mucha devoción que tenga con ella. Me niego a pensar que tenga que ponerme pruebas.

Pruebas. ¿Para qué? Entonces, ¿para qué me meto en una devoción? ¿Para que me jodan? Como si la vida no fuera una putada a veces.

Este tipo de giros sadomasoquistas de la comunidad wiccana me preocupan mucho. La gente sale de religiones mayoritarias, a cuyos dioses han considerado jueces y verdugos. Y salen porque necesitan libertad, sentirse bien, sentirse acogidos. Se meten en un camino espiritual y, ¿qué les decimos?

Les decimos que tal diosa pone pruebas. Que se prepare. Que Fulanito es un dios duro.

¿Pero esto qué es? 

Sé perfectamente cuál es el juego, porque yo he estado en él. Es el juego de «yo soy especial porque soy devoto/a de una diosa o un dios superoscuro y superduro, del que pocos son devotos».

Asumidlo. Todo el mundo acaba venerando a los mismos porque esto va por modas. Porque los humanos somos así. De exclusividad nada.

Pero en serio, creo que tenemos muchísima responsabilidad con este tema. No se trata de hacer sentir a la gente que tiene grilletes. Se trata de que sean libres para elegir qué relación quieren tener con la Divinidad. No de ponernos unas figuradas gafas de sol y un bolso de Chanel espiritual y decir «O sea, soy devoto de X, ¿sa’es?».

De verdad, cambiad el chip, que no os hace bien. Por favor. Ninguna fe debería sustentarse en el miedo y el sufrimiento. Si es así, ¿dónde dejamos la esperanza? No merece la pena pensar así para parecer más especiales. ¡Ya sois especiales!

Ahora bien, si queréis seguir ir yendo de exclusivos por la vida, allá vosotros. Si queréis tener una relación sadomasoquista con una Divinidad, allá vosotros. Si queréis decirme que no lo comprendo… no, eso no os lo voy a dejar, porque yo he estado ahí. He sido así también. Hasta que me cansé de sufrir por elección y de echarle las culpas a una entidad que me había dado un montón de satisfacciones. Y me di cuenta de que la vida es así. Y de que las Divinidades ayudan, no joden a los devotos por deporte.

Sencillamente, el Emperador está desnudo.

11 thoughts on “Sufrir «mogollón» es una elección

  1. Por motivos similares y muchos otros dejé la Wicca, pero lo importante es que preferí seguir un camino propio y más humilde, y buscar una espiritualidad más sencilla y lógica para mí. Ojo, que no me arrepiento del camino recorrido, y aprendí mucho, pero tantos malos rollos y tanto estrés, no los quiero.

    1. No lo dudo. Lo que pasa es que esto de sufrir, para mí, no es la Wicca. Ninguna religión debería ser así. Esto son actitudes de la peña, lo tengo clarísimo. Y ya lo he comentado, yo he sido así también y me he juntado con gente así, sobre todo. Te dicen cosas, las asumes y te vas aborregando. Y un día te pasa algo de verdad, algo chungo, algo que no es un examen difícil de la Facultad ni del Módulo. Un problema de adultos, en el que tienes que ejercer una responsabilidad. Una prueba de las de verdad, vamos. Te giras hacia tu divinidad, enciendes una vela, rezas. Y la situación, entre unas cosas y otras, se soluciona. Entonces, das gracias, y tienes la sensación de que la divinidad se queda como «¿dónde vas diciendo que esto es una prueba mía, gilipollas, después de lo que te estoy ayudando? No te doy una colleja porque no tengo manos físicas, que si no…».
      Y ahí te das cuenta que tonto no eres, eres lo siguiente… y que lo que te faltaba era una prueba de la vida, una prueba de las de verdad.
      Un besito, guapa.

  2. Una de las razones por las que no entro a coven’s donde un sacerdocio crea tener el suficiente liderazgo para cambiar mis puntos de vista, o de cómo tengo que actuar, y la situación en la que te dejan como entre «la espada y bastos», es todo lo que cuentas.

    Cuándo al principio te dicen lo bueno que eres, pero luego tienes que seguir sus pautas es incomodísimo para nuestra alma. No nos dejan venerar libremente con amor.

    Y de verdad, que entiendo muy bien a lo que te refieres. Mi vida es jodida también, pero nunca tomé mi situación como una prueba que nuestro Dios o nuestra Diosa me impusiesen. Me pasa, porque en ésta vida hay humanos que pisan, por desgracia a los demás.

    Nunca echaría la culpa a los Dioses de que mis padres me echasen de casa, y tampoco tengo la culpa yo; eso lo que me tocó vivir. Y detrás de todo lo malo que me suceda, amo y agradezco a los Dioses por la vida. Porque la sufro, porque la tengo, porque siento; porque sé compadecerme y tener voluntad. Y eso es gracias mi fe interior, que es donde me guardo y les guardo profundamente comigo.

    A veces es bueno sacar todo.

    Noa

    1. Te comprendo mucho. Tu frase me recordó a una canción que dice «pasó el tiempo y maduré más todavía, y descubrí que a veces la culpa es de nadie».
      Me parece que dejar de buscar culpables es un ejercicio de madurez.
      Un abrazo fuerte.

  3. Me encantó tu reflexión, es muy real…. A veces incluso me da por pensar que es «cómodo» echarle la culpa a los Dioses por nuestros problemas, muchos de los cuales fueron generados por nosotros mismos, por nuestro ego mal encaminado, nuestros vicios, rencores, amarguras, falta de amor a los demás, nuestra neurosis no sanada, etc., etc.,

    En fin, de acuerdísimo!
    Bendiciones )O(

    1. Gracias por tu comentario. Es que se supone que para ayudarnos a sanar todas esas cosas estamos en este camino, no para sufrir. 🙂
      Un abrazo.

  4. Recién comienzo este camino con el objetivo de,a través de el,conocerme mejor y sanarme dentro de una visión mas global,que es lo que actualmente considero en la wicca.Lo de culpar nuestras mierdas,o simplemente las mierdas de la vida que nos toca vivir y no es nada personal,lo veo un pensamiento y/o cultura muy cristianos.Me explico: si lo que me pasa no me mola y es malo, culpa del demonio malo,caca! No,nos pasan cosas,y creo q la fe es para que rebusquemos en nuestro interior las herramientas adecuadas para afrontar situaciones que creemos no saber afrontar.

  5. P.D: me encuentro en una etapa de jilipollez,pajamental extremadamente absurda en la que me creía q devocionario a la chu ha chunguisima me hace intocable y protegida a cbio de poner.e a prueba y enfrentarme a lo que no quiero.Gracias a este texto he abierto un poco los ojos,espero que la mongoloneria esta que tengo me pase pronto.GRACIAS,por la reflexión Harwe.

    1. Lo siento por ti, porque son etapas muy chungas. Lo sé por experiencia. Besos.

Comments are closed.