Durante un tiempo fui bastante pesimista con respecto a las actitudes de la comunidad pagana. Estaba descontenta, sobre todo, con el cotilleo y las guerras absurdas (con razones tan «importantes» como que X no aceptaba de amigo en Facebook a Y). Pero entonces caí en la cuenta de que, para dejar de oír y atraer dramas, oír y atraer cotilleos, yo debía evitar ese tipo de actitudes en mí misma.
Estaba embarazada de cuatro o cinco meses, me llegaban cotilleos y comentarios por todas partes, y decidí que ese drama no era bueno, ni para mí, ni para mi bebé. Fue así como empecé 2015 con el propósito de hacer el ejercicio de poner en práctica los tres filtros de Sócrates, para dejar de ser un foco de ese tipo de actitudes. Los tres filtros están explicados a continuación en una curiosa historia:
Un día un conocido se encontró con el gran filósofo Sócrates y le dijo:
– ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
– Espera un minuto – replicó Sócrates. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro.
– ¿Triple filtro?
-Correcto -continuó Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
– No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y…
– Bien -dijo Sócrates. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
– No, por el contrario…
– Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
– No, la verdad que no.
– Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?
Ha pasado un ciclo entero desde que empecé a ponerlo en práctica, a veces con más tino y a veces con menos, y a día de hoy puedo decir que mi existencia es muchísimo más aburrida que antes. En mi vida pagana ya no existen el cotilleo, el drama, las luchas de poder, las riñas, y todo aquello que nos hace decir «¡oyoyoyoyoyyyyy!» como si fuéramos marujas enfurecidas.
Pero sin toda esa aparente «diversión» ahora tengo mucho más tiempo y espacio para lo importante. Mi familia, escribir mis libros, meditar, pensar en metas que me llenen y que conseguir de aquí a diez años, forjar mi propio destino, trabajar en lo que realmente me gusta dentro de la comunidad, conocer a la gente de forma mucho más profunda… entre muchas otras cosas. Me sobra mucho más tiempo del que me sobraba antes, tiempo que empleo en tener ocio, en descansar cuando puedo, en jugar con mi hija, en lo que realmente me llena como persona, en definitiva, en mi ser espiritual.
Creo que voy a seguir intentando aplicar los tres filtros de Sócrates, porque su utilización ha hecho que deje espacio para lo importante. Es cierto que hay quien ya no me busca para compartir un cotilleo o para hablar de x cosas pero, ¿realmente eso era necesario? Me parece que no. Me parece que adoro esta «aburrida» vida en la que, definitivamente, encuentro tiempo para mi propia plenitud personal.
Pues estoy en el mismo camino desde hace un tiempo, en ambos países y si, es todo mucho más tranquilo y sensato.