Mientras que los Sabbats han hecho correr ríos de tinta en el mundo de la Wicca, me resulta muy curiosa la aparente falta de información que hay sobre los Esbats, o que la información que haya sea, a mi juicio, bastante superficial. Hubo autores que, a finales del S. XX, escribieron libros reflejando las lunaciones y lo que significaban, entre ellos la famosísima Z. Budapest, en gran parte debido a ese desconocimiento sobre los Esbats. Hicieron un gran trabajo, o lo mejor que pudieron, pero a veces, y a juzgar por los comentarios y posts que veo, tengo la sensación de que hemos perdido el Norte con respecto a qué celebramos.
Sabemos tan poco de los Esbats, que ni siquiera el origen de la palabra en sí misma está claro. La fuente más antigua que conozco es a través de Margaret Murray, en su «The Witch-Cult in Western Europe» (1921). Ella había encontrado esa palabra, Esbat, en textos franceses del S. XVI, haciendo todos (o casi todos) referencia a la caza de brujas y a testimonios de supuestas hechiceras. No había otra referencia a esa palabra y, leyendo los textos originales, ni siquiera parecía estar asociada a las lunas. De acuerdo con Murray, el Esbat era una asamblea dedicada a la diversión que podía suceder en cualquier momento, no estando vinculada a un día en particular. Y se realizaba no en torno a la Luna, sino a la figura de un señor cornudo (en los textos originales «el Diablo», obviamente, porque estaba en el contexto de la caza de brujas) o un señor verde.
Y habiendo dicho esto, supongo que es el momento de que los detractores de la Wicca me digan eso de «¡Ahá! ¡O sea, que Gardner se lo inventó todo acerca de los Esbats y las lunas!». La verdad, eso no lo sabemos. No sabemos si la evolución de la creencia llevó a los Esbats a convertirse en asambleas lunares, no sabemos si fue Gardner o fue otra persona, no sabemos cuándo sucedió ese vínculo entre Esbat y lunación. Existe ahora, porque esta religión es un trabajo en proceso, y creo que es todo lo que nos debe importar.
Sin embargo, mi opinión al respecto es que hemos ido asociando cada vez más el Esbat a una celebración formal y llena de pompa, en lugar de ese momento de alegría que se decía que era en el S. XVI. En casi todos los libros que leo sobre celebraciones de sabbats y esbats, veo que hay mucha estructura ritual, mucho círculo y mucha cosa, para una celebración que, al final, creo que debería ser más íntima y sencilla, más de estar juntos y celebrar, más de reconocer a la Luna en los propios procesos corporales. Porque me parece que la Luna tiene un ciclo más íntimo y sencillo, simplemente. Hace mucho tiempo que celebro las Lunas en la intimidad, con mi familia, y que hago ciertos gestos para recordarme que estoy en plena Luna Llena, en lugar de montar un altar especial y ponerme súper ritualística de la muerte. Ya tendré tiempo de ponerme formal con los sabbats.
Todo esto se complica si empezamos a celebrar Esbats de Luna Llena, Menguante, Oscura, Nueva, Creciente… y todas sus vertientes, como escucho con cierta frecuencia que se hacen. Si tengo que ponerme a hacer un ritual complicadísimo cada vez que la Luna cambia de fase, entonces voy lista. Quizá soy demasiado pragmática, pero cuando me paro a pensarlo digo, ¿por qué nos complicamos tantísimo la vida? Si empezamos a inventarnos más cosas, ¿cuándo vivimos más allá del ritual? ¿Cuándo nos paramos a mirar el cielo, la naturaleza y vivir realmente los ciclos? El que quiera vivir en un rito constante, perfecto, yo prefiero mirar el cielo y sincronizarme con lo natural mediante la observación y la vivencia.
Así que, en lugar de ponerme a trazar círculos, moverme en Deosil y llamar a todo mi coven a celebrar las Lunas, prefiero hacer otras cosas. Algunas de las actividades que realizo durante los Esbats, cuando quiero celebrarlo de una forma más personal, son:
– Darme un baño de luna. La ventana de mi baño da al Este, así que, cuando está saliendo la Luna Llena, me gusta llenarme la bañera de agua caliente y sumergirme mientras la miro, o darme una ducha a luz de sus rayos. Me pongo un incienso agradable y suave, lleno la habitación de velas de té y apago las luces artificiales. Medito dentro de la bañera y siento cómo me sincronizo con ella a través de su luz.
– Practico sexo con mi pareja. Claro que sí. Y practico magia sexual durante las Lunas Llenas cuando tengo necesidad de darle un toque más intenso a cualquier acto de poder. Aunque para practicar sexo cualquier momento es bueno, lo de la Luna lo hace más especial.
– Horneo. Me encanta hacer bizcochos en Luna Llena. La razón, no la sé, pero me gusta dejarle un trozo a mi Diosa y compartir con ella mi «obra».
– Me doy un paseo. Me encanta pasear mientras veo salir la Luna, observo cómo se comporta la gente. Me gusta ver cómo estoy yo cuando hay Luna Llena, si mi humor está diferente, si me noto más feliz o más abatida… a veces este paseo me lo doy mientras voy de cañas y tapas por mi ciudad.
– Me fijo en mis sueños durante las noches de Luna Llena. Siempre que tomo nota de mis sueños, anoto la fase lunar. Es una pequeña manía que me ha servido para darme cuenta de que tengo sueños más intensos en las noches de Luna Llena.
– Bebo un buen vino o un rico zumo de frutas, y preparo una cena especialmente sabrosa para tomar con mi pareja. Esto no significa que sea elaborada, a veces es tan simple como preparar una ensalada con ingredientes especiales y vinagreta de miel. Delicioso y rápido.
También hay actividades que realizo durante el resto del ciclo, y que ya se han convertido en casi automáticas con el paso de los años. Por ejemplo, tengo por costumbre arreglar las plantas en Luna Menguante, así como ordenar los armarios y tirar o donar las cosas que no me sirven. En Luna Creciente me pongo creativa, es cuando más posts escribo (muchos los guardo en borradores para no saturar el blog con entradas), me apunto a cursos para aprender cosas nuevas, y en cambio en Luna Nueva tengo un parón y me suelo poner meditativa. Me da seguridad seguir esos ciclos, creo que es una forma de sentirme más cerca de ese mundo en el que hemos nacido, que a veces nos parece tan lejano debido a las prisas, los humos y los horarios. Porque en general, con tanto huso horario, hemos des-aprendido a seguir los ciclos naturales, a despertarnos con el sol y a vivir el día a día según unos ritmos que no nos han impuesto unos mandatarios, sino que son los ritmos que ya lleva este pequeño mundo azul en su «equipamiento de serie».
Y a colación de esto, ya lo dije en el post de Conectar con los ciclos hace un par de años, no es necesario ser muy meticuloso con los Esbats, pues tradicionalmente se dice que hay tres noches de Luna Llena, a pesar de que «oficialmente» se marque el momento del Esbat en un día a una hora. Esto es porque antiguamente la gente no tenía efemérides, los paganos de antaño no se fijaban en las agendas de las brujas de Llewellyn, sino que miraban al cielo. Creo que deberíamos recuperar esa costumbre, aprovechar el paseo matutino o vespertino para fijarnos durante un momento en la bóveda celeste, aprender por dónde se alza la Luna en nuestro lugar de residencia, y en qué momento del día, y a partir de eso comprobaremos que es muy fácil seguir las fases de la Luna sin necesitar ninguna efeméride ni ninguna app que nos lo recuerde. Yo lo tengo claro: si me acompaña al trabajo por la mañana, la Luna está Menguante. Si la veo alzarse, ya de noche, por detrás de determinada colina, es que está Creciente. Y por supuesto, la forma de la Luna es determinante para eso. Reparar en estos ciclos es parte de nuestro trabajo interno como paganos, es recuperar esa conexión que hemos perdido con el mundo natural. Mucho más que hacer mil rituales de Esbat, inventar cosas enrevesadísimas y celebrar de todo menos que, un mes más, un día más, seguimos vivos. Creo que es necesario volver a las raíces y no complicarse tanto inventando cosas que sólo sirven para que haya gente que diga que es wiccano y sólo sea de boquilla, porque es imposible pasarse el día entero ritualizando.
Cuánta verdad. Y cómo me ha alumbrado leer este texto justo ahora, esta noche, después de pasar a limpio un cuaderno escrito a mano sobre ritualística referente a Esbats que conservaba de hace unos años. Es mágico también…que justo en la última página, ya entre resoplos, estaba pensando para mi «Todo ésto tiene que ser más sencillo que todo ésto».
Cuánto corazón en tus palabras, y sobre todo cuánto sentido común!. No voy a quemar el cuaderno, pero sí que voy a guardarlo en un cajón con llave, y voy a hacer un ejercicio de verdadera naturaleza, porque yo siento esto igual que tú.
Te sigo Harwe. Gracias por la luz siempre.
Me alegra que te haya servido. Siempre me sorprende cuando me dejáis comentarios en posts que escribí hace un tiempo, es como si alguien conectara con mi Yo del pasado. Aunque este Yo del pasado está de acuerdo con mi Yo del presente, pues sigo manteniendo la opinión de que todo puede hacerse mucho más fácil y más sentido.
Muchos abrazos.
🙂 Sigo el blog, aunque no hace mucho, y a veces me doy un garbeo por las entradas antíguas. Me siento muy conectada con tus palabras y me inspira muchísimo tu forma de sentir este camino. Es maravilloso el trabajo que haces aquí, y al igual que a mi, estoy segura de que ayuda a muchos.
Siento no escribir más a menudo, pero aún así quería hacertelo saber y darte las gracias. Un abrazo enorme.