El otro día una de mis amigas, que recientemente fue madre de una niña, me ofreció ser la madrina mágica de su bebé y oficiar una ceremonia de bendición para la pequeña. Acepté encantada, a pesar de que me va a pillar bastante preñada y creo que dentro de poco me costará moverme. Pero bueno, es algo que no se hace todos los días y además es una buena amiga, así que le estuve preguntando por un par de preferencias y le comenté que iba a pensar cómo diseñar la ceremonia para que fuera acorde a sus gustos.
Me llevé un rato pensando en todas las cosas que hay que valorar cuando alguien te pide que diseñes un ritual. Obviamente yo soy wiccana, así que lo primero que me pide el cuerpo es que monte mi círculo y llame a mis atalayas. Pero, ¿y si resulta que la familia en cuestión no es wiccana sino que practica otro tipo de paganismo, acorde al tuyo, pero no igual? En realidad esto no supone ninguna complicación, es más, hace más sencillo el diseño. No obstante, te hace reflexionar acerca de la cantidad de factores en los que tienes que pensar cuando vas a hacer algo tan importante como una boda, una presentación de bebé o incluso un funeral. Así que voy a hacer una lista, y de camino la comparto con vosotros, de cosas interesantes a tener en cuenta cuando alguien nos pide un rito de paso pagano, de cara a poder diseñarlo a gusto de la persona o personas que sean.
1. La creencia de la persona. No es lo mismo hacer un rito para un kemético, que para un reconstruccionista celta, que para un wiccano. Saber cuál es la creencia de la persona te llevará a saber si estás preparado para diseñarlo y oficiarlo.
2. Tus propios conocimientos. Si resulta que la persona en cuestión es kemético ortodoxo y no tienes ni idea de Kemetismo, pues o te documentas, o dices muy amablemente que no estás preparado para oficiar el ritual. También puede suceder que no te parezca ético, por ya haber personas formadas en dicha fe que pueden oficiar ese tipo de ritos de paso. Es más, esto me ha pasado a mí y ya he tenido que decir en un par de ocasiones que para bodas druídicas están los druidas, que en España son una comunidad muy asentada y que les van a poder asesorar mucho mejor que yo que soy wiccana.
3. Dónde y cuándo. El dónde es importante porque no es lo mismo una ceremonia al aire libre que en una casa. Por ejemplo en determinados sitios puede aparecer la Guardia Civil y decidir que, de manera preventiva, te requisan el athame (aunque luego te lo devuelvan, en cualquier caso sigue siendo un arma blanca y por eso se requisa). Si por ejemplo oficias en una casa o una finca, ahí en teoría no pueden decirte nada. Del dónde también depende cómo vayas a organizar el espacio: cuanto más espacio, mejor se puede colocar a las personas en forma de círculo, pero esta colocación no es posible cuando el espacio es muy reducido. También ayuda saber cuál es el espacio para poder organizar un altar. Cuándo también es importante, pues tienes que asegurarte de que estás libre, y por libre me refiero a que no hay cumpleaños, ni hospitalizaciones, ni nada de nada, y que en caso de emergencia cuentas con alguien para atenderla.
4. Quiénes van de invitados. Si hay gente pagana en el ritual es mucho más fácil porque puedes invitarlos a participar en las bendiciones para la persona a la que estás oficiando. Si los invitados no son paganos, es normal que la gente está cohibida y que no sepa qué es lo que va a pasar, así que tendrás que explicar el rito con un poco de antelación, idealmente antes de empezar. Cuando oficio para gente no pagana, por ejemplo, intento no hacer nada complicado, no llamo a energías potentes y, por tanto, tampoco trazo círculo con el athame sino que utilizo otras técnicas. Incluso invoco con una voz diferente, uso un registro más pausado y menos enérgico, para que el ritual dé sensación de paz y no de «aquí se va a abrir la tierra en cuanto llegue la Diosa ésta». También me tomo mi tiempo para asegurarme de que todo el mundo entiende qué va a pasar antes de comenzar, respondo preguntas, indico cómo deben colocarse y, en caso necesario, pido ayuda a alguien para que vaya colocando a las personas en la disposición que sea.
5. Considero si puedo llevar a alguien. Muy relacionado con lo anterior. Y no me refiero a llevar a alguien para el momento de los canapés y la comilona (si es una boda), sino a alguien para que eche una mano durante el ritual. De hecho, no me parece ético llevar acompañante sólo para los canapés.
6. Los gustos de la persona. Esto en realidad es lo más importante. Hay personas que tienen un gusto especial por determinadas divinidades, por ejemplo una devota de Isis puede querer que su Diosa aparezca en la ceremonia. De nuevo, hay que documentarse si no se sabe de ella y, si se sabe, hacer algo específico para la ocasión con la Divinidad. Hay dioses que pueden tener una advocación relativa al matrimonio, a los niños, a los púberes o a los fallecidos, así que puede ser una buena idea informarse sobre las advocaciones de las divinidades a la hora de crear invocaciones o dar bendiciones, según el tipo de ritual que sea.
7. Si estás dispuesto a echarle tiempo. Organizar este tipo de ritos conlleva muuuucho tiempo. Hay que escribir borradores de guiones, invocaciones, oraciones, tenerlo todo muy pensado para que salga muy bien. La comunicación es muy importante en este sentido. La conexión que tengas con la persona o personas también. El funeral puede ser, quizá, el más rápido de organizar, porque la gente normalmente quiere salir del paso lo antes posible, pero las bodas suelen ser trabajos largos de mucho contacto con la pareja que se casa. Esto no se hace en dos o tres días, conlleva su tiempo para pensar y crear. Si no estás dispuesto o tienes cosas que hacer es mejor ser honesto y decirlo.
A partir de aquí, la estructura de un ritual dependerá de la tradición que practiques. Pero normalmente consta de:
– La organización previa del altar, los invitados y el espacio.
– Una presentación del rito y los participantes, que por norma general incluye el objetivo del ritual. Esto es como cuando los sacerdotes cristianos dicen eso de «estamos aquí reunidos para…». Como es natural, se puede ser un poquito más informal o un poco más solemne, dependiendo del objetivo del rito y de la atmósfera que quieras crear.
– El rito en sí, con las invocaciones que necesites, unas palabras para los participantes, dándoles su momento de protagonismo también. Y luego por supuesto las bendiciones que quieras hacerles llegar.
– Un brindis sencillo.
– Una despedida.
En la Tradición Correlliana lo dividimos en cinco fases, que coinciden con los cinco elementos (Aire – Fuego – Espíritu – Agua – Tierra), pero aquí lo he reducido a cuatro porque creo que cuanto más sencillo mucho mejor. Así no se aburre la gente y se pueden ir todos pronto a comer o a lo que necesiten hacer.
Una última cosa sobre los ritos de paso es que la gente se puede emocionar mucho, porque son momentos de mucha tensión emocional, por regla general son momentos en los que las personas se muestran sensibles y por eso hay que ser un poquito comprensivo con ellas. Puede ocurrir que alguien se ponga a llorar, pero en cualquier caso mi consejo es que se mantenga la calma y que se respete a las personas que tienen su momento de emocionarse, porque le puede pasar a cualquiera y, de hecho, es bastante común. Dejar que la persona llore y no parar el ritual, o no hacerle sentir el protagonista inesperado de un acto en el que no debería ser protagonista. Y además darles la importancia a quienes realmente son los importantes en el ritual.
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