Ayer estaba navegando por la web y me topé con un vídeo de una chica que hablaba de su concepto de alma, relacionándolo con la Wicca. Ella aclaró desde el principio que estaba dando su opinión y sin embargo pensé que, estando donde está, por fuerza va a haber quien tome sus opiniones como la verdad absoluta. Por eso mismo borré todos mis vídeos de Youtube (sí, yo también pasé por ahí). La gente necesita información sobre la Wicca y los que la dan son vistos como gurúes, expertos, y eso personalmente me da mucho miedo porque los que dan información no dejan de ser personas que se pueden equivocar. Y ya no hablo sólo de Wicca: mirad a las gurúes del maquillaje y la belleza anunciando las bondades del champú para caballos, uno de los bulos más tremendos que ha parido esta sociedad.
La palabra «gurú» significa maestro. Uno de mis mantras favoritos dice «Ong namo guru dev namo», está asociado a la práctica del Kundalini Yoga y significa algo así como «Me inclino (o llamo) a la conciencia creativa infinita, me inclino ante el maestro divino interior», y me encanta porque, a pesar de estar alejado culturalmente de mí, tiene un punto aplicable a mis creencias como wiccana: la del maestro interior que en esencia es divino, y que por un paralelismo en la construcción de la frase está unido a la «conciencia creativa universal», esto es, el Todo. Es muy paradójico que Wicca proclame que el maestro eres tú por ser parte de la divinidad, y que quienes damos clase de ciertas tradiciones somos mentores o guías aunque no maestros, y precisamente nos empeñemos en seguir buscando maestros a toda costa. Los buscamos en internet a falta de inclinarnos ante la sabiduría de nuestro propio corazón. Es el camino fácil, porque cuando la persona que da clase o guía, o sube vídeos a Youtube, demuestra que no es perfecta o no claudica ante nuestra voluntad tenemos fácilmente alguien a quien echarle la culpa de nuestra supuesta desgracia. Cuando en realidad todo habría sido más fácil si se aplica la responsabilidad a nuestro camino espiritual y tomamos a las personas como personas, no como maestros que lo saben todo. Debemos recordar que la culpa es un concepto que en Wicca no casa muy bien, en cambio sí casa perfectamente el de responsabilidad, sobre todo la propia. Esto se da porque olvidamos que somos la divinidad viviéndose a sí misma, no estamos alejados de ella ni siquiera como seres encarnados sino que la existencia es simultánea como persona y como parte de la divinidad (la Divinidad es Divina y puede hacer lo que le dé la gana, ¿para qué va a crear sistemas complejos cuando puede ser todo a la vez?), y por tanto tenemos la responsabilidad de nuestros propios actos.
Como esto sucede se da otro fenómeno no tan divertido o agradable. Resulta que hay personas que voluntariamente se erigen en gurús, sí, también en Wicca. Y no hablo de las personas que damos clase, hablo de algo más retorcido. Da mucha sensación de poder saberse gurú o maestro de alguien y eso a algunas personas les encanta y rápidamente se lanzan a llamarse maestros y decir que dan clase para sus acólitos consigan esto, aquello y lo otro. He visto a «maestros» decir «no te juntes con X» o «borra de facebook a Y» o «hay que ver Fulanito que va haciendo magia negra por la vida, yo lo he visto». Y la gente los sigue y acata las órdenes pensando que son todopoderosos o creyendo que tendrán terribles consecuencias si no siguen sus instrucciones. Honestamente, ofrezco mi ayuda y mis conocimientos a quien los necesita y si no los quiere, pues no pasa nada, no me es necesario el control sobre las vidas de los demás. A estas alturas no hay nada que me repugne más que ser llamada «maestra», después de haber visto estos «maestros» en mi propia creencia.
Un mentor o guía puede intentar compartir el conocimiento, pero el camino es de cada uno y lo he repetido tanto que tengo viciada la frase, pero es verdad. El mentor también tiene un camino que recorrer y a veces ese camino es parte del aprendizaje del buscador al que guía. Es un camino doble en ese sentido, con dos personas que recorren paralelamente un sendero y que, por eso mismo, les une. Pero el maestro está en el corazón, en la Divinidad, en uno mismo, lo demás está fuera y son herramientas, pero existimos por lo que existimos, no por las herramientas que tenemos. Tenemos que desaprender a definirnos por las herramientas, por los libros que hemos leído y por los vídeos de Youtube que hemos visto, aunque sean herramientas maravillosas (sobre todo con la adecuada comprensión lectora) y estén para usarlas, porque no es lo que nosotros somos. Nosotros somos. Simplemente. Y la verdad está dentro, no está «ahí fuera».
Como siempre Harwe una magnifica entrada.
Sin duda va seguir habiendo ese tipo de personas, gurues que se dan de todo poderosos maestros, no obstante, esperemos que la gente sea lo suficientemente inteligente para no seguirlos de forma ciega. Y vean también como tu dices: «la verdad está dentro, no ahí fuera».
Gracias por leerlo, Aerowen. Me pareció tan cute tu explicación que tenía que mencionarla en alguna parte. A veces tengo la sensación de que vivimos en un mundo en el que la gente no quiere ser inteligente, pero también creo que las cosas caen por su propio peso y que el tiempo pone a todo el mundo en su debido lugar. 🙂