Corría el 2005, o el 2004. Ya no me acuerdo, la verdad. El caso es que tenía una amiga wiccana que se había comprado la «Agenda de las brujas de Llewellyn», con sus dibujos, sus datos y efemérides, muy bonita, preciosa. Así que me la compré yo también. Llewellyn empezaba a sonar en las librerías porque la editorial Obelisco estaba re-editando algunos libros de su catálogo en español. Cómo será que, viendo el tirón, Llewellyn montó una rama editorial en español que con el tiempo se les fue al garete, posiblemente por la pésima calidad de las traducciones (todavía me dan ganas de sacarme los ojos cuando leo los textos adaptados por Edgar Rojas, uno de los traductores contratados por Llewellyn para los libros de Cunningham). Mientras que Llewellyn español se iba al garete, Obelisco siguió re-editando, con mucha calidad de edición y traducción, algunos de los libros por los que ya habían pagado los derechos. Entre ellos la famosa agenda de las brujas. Por eso se ha convertido en el éxito de todos los años entre wiccanos y brujos, y por eso ha triunfado donde otros han fracasado miserablemente: un precio asequible y un contenido relativamente cuidado.
Y después de esta historia en la que me quedo a gusto con Edgar Rojas a la par que os pongo en contexto, volvemos al momento en el que abrí la agenda por vez primera. Aparte de lo típico, como cumpleaños de personalidades o eventos, había símbolos astrológicos con otras cosas que no entendía muy bien. La agenda no clarificaba qué pasaba con ello, entonces, ¿significaba eso que era malo? ¿Esos aspectos estaban ahí para simbolizar que no se debía hacer magia? Yo era muy aficionada a la Astrología ya por aquel entonces, ¿cómo era que NADIE me había dicho que esas cosas tan raras existían?
Y de repente caos, pánico, ¡apocalipsis! Que Mercurio estuviera Retrógrado tenía que ser el fin del mundo, aunque los paganos no creamos en eso. Ya me veía a los cuatro jinetes del Apocalipsis pagano, probablemente llamados Quiero Mi Titulito, Paganismo de Boquilla, Síndrome de Diógenes y Yo soy más especial que tú, cabalgando en sus escobas voladoras. Hasta que fui a Google, que ya existía por aquel entonces, y efectué una búsqueda. Lo que debería haber hecho desde el principio, claro. Como todos.
¿Qué es un planeta en Retrogradación?
El planeta Tierra, donde vivimos, gira alrededor del Sol. Hasta ahí creo que todos nos entendemos a no ser que vivas en el S. XV. Aparte de nuestro planeta, la Tierra es nuestro «balcón» al Universo, porque mirando al cielo vemos cómo son las cosas desde nuestra perspectiva. A su vez, hay otros planetas que giran alrededor del Sol. Normalmente los vemos girar en un sentido que es el correspondiente al orden del Zodíaco (Aries – Tauro – Géminis – Cáncer…), porque es el sentido en el que giran alrededor del Sol, así como el propio sentido en el que la Tierra orbita alrededor del Sol.
Sin embargo, hay momentos en los que los planetas pasan por «el otro lado» del Sol, viéndose desde nuestra perspectiva como si fueran al revés. Para ejemplificar esto, levantad un dedo de una mano delante de vuestros ojos y dejadlo quieto y, con la otra mano o un objeto, imitad el movimiento de un planeta alrededor del Sol. Veréis que cuando el objeto que se mueve pasa por delante de la cara parece ir en un sentido, pero cuando le está dando la vuelta al dedo que está quieto en el centro, aparentemente va en sentido contrario.
A ese momento en el que un planeta parece ir en sentido contrario se le denomina «Retrogradación». Antes de la Retrogradación, parece como si el movimiento del planeta se enlenteciera, para luego empezar a ir aparentemente «hacia atrás». Luego desaparece tras el Sol y vuelve a aparecer por el otro lado, para más tarde volver a ir Directo, es decir, en el sentido habitual. Este fenómeno es resultado de que vemos las cosas a través de nuestro pequeño «balcón», pues el planeta en cuestión sigue con su trayectoria normal (igual que el dedo que se movía en el ejercicio anterior), lo que pasa es que nosotros desde nuestra perspectiva lo vemos como si fuera hacia atrás porque en realidad es que está dando la vuelta al Sol.
En Astrología, los efectos de una Retrogradación varían según el planeta, pero se suele decir que cuando hay un planeta Retrógrado en el cielo se ponen «trabas» o «se enlentecen» las características del planeta que esté retrógrado. El más conocido de los fenómenos de Retrogradación es el de Mercurio, que como es el planeta más cercano al Sol tiene ciclos de retrogradación muy frecuentes porque su trayectoria en torno a él es más pequeña que la de los demás. Como Mercurio rige la comunicación, cuando está Retrógrado hay que tener cuidado con lo que se dice.
Normalmente en los retrógrados se dice que es beneficioso hacer cosas que lleven R, tales como Repasar, Reflexionar, Rediseñar, Redescubrir… También depende del signo donde se produzca la retrogradación. Mientras escribo estas líneas está Venus retrógrado en Capricornio: Venus es el planeta del amor, y si está Retrógrado trae cosas del pasado, viejos amores y viejos afectos, y es un buen momento para la Reconciliación (de nuevo la R). Como está en Capricornio, se pueden usar las energías de ese signo, por ejemplo, para la compra o Recuperación de antigüedades de gran valor o de objetos que se hayan empeñado, y que tengan valor sentimental. Eso sólo por poneros un ejemplo. Como veis, no es el fin del mundo.
La Luna está v/c, ¿eso significa que tiene que ir al baño?
Eso significa que la Luna está vacía de curso, y pasa cada dos o tres días durante unas pocas horas.
En Astrología, los planetas se «relacionan» unos con otros mediante «aspectos», que no es ni más ni menos que los grados que los separan unos a otros dentro de la circunferencia que forma el Zodíaco. Recordaréis de Primaria que una circunferencia se divide en 360 grados, ¿verdad? Pues si colocamos los planetas dentro de esa circunferencia, veremos que les separan x grados dentro de la circunferencia, dependiendo de su posición en el cielo. A la cantidad de grados que separa a unos planetas de otros dentro del Zodíaco le llamamos aspecto, y se consideran relevantes algunos como el trígono, la cuadratura, la sextil, la oposición o la conjunción. Eso determina cómo se leen las Cartas Astrales, por ejemplo, pues los aspectos establecen relaciones entre los planetas.
El tránsito de la Luna por el Zodíaco dura 28 días, tantos como tarda en darnos la vuelta. Durante su periplo zodiacal, establece rápidamente «Aspectos» con los otros planetas, así como rápidamente deja de estar aspectada con ellos debido a su tránsito tan veloz. Cuando la Luna no está aspectada con ningún planeta, se la considera una Luna «vacía de curso».
La Luna es un satélite y refleja la luz del Sol, y es para nosotros un espejo. Por tanto en cierto modo su falta de aspecto es una falta de «espejo en el que mirarse». Podemos sentirnos con incertidumbre y con falta de guía o de su suelo bajo nuestros pies cuando está vacía de curso.
La Luna deja de estar vacía de curso al entrar en el siguiente signo zodiacal normalmente, cosa que pasa cada dos o tres días.
¿Hacer magia o no hacer magia?
No pasa nada por hacer magia con la luna vacía de curso o con un planeta en Retrogradación. No caen meteoritos ni se estropean los hechizos. No nos castiga nadie ni es razón para tener miedo. El cielo está para guiarse y maravillarse, no para temer. Pero entiendo que se le tengan tanto respeto a estas posiciones, porque durante mucho tiempo se llevan poniendo en las populares «Agendas de las brujas» sin explicar qué son, sin explicar qué implican, y creemos que la Wicca y la brujería tratan de guiarse por esas posiciones astrológicas, sin entender que la Voluntad es la herramienta más importante con la que cuenta el brujo, no el hecho de que los astros giren alrededor del Sol, ni de que un puñado de hombres le pusiera «Martes» al martes. Otra cosa es que los nombres guarden poder y que las estrellas sean una estupenda descripción del plan divino, pero ayudan a entender qué hay a nuestro alrededor y los poderes que se manifiestan a través del Universo. Por otro lado, pensemos en que la Tierra tiene sus propios ciclos y eso tampoco para ni estropea todos los trabajos mágicos que hagamos.
En última instancia, el único que tiene el verdadero y único poder para hacer que tu vida funcione eres tú. No importa cuántos Mercurios Retrógrados se pongan en tu camino.
Un planeta retrógrado a veces se identifica como «poco dignificado» en una carta. Y puede no ser el mejor momento para algún trabajo mágico, pero esto en mi experiencia, tiene mucha más importancia para trabajos en los que se invoca al Dios/Diosa que el planeta represente, o en los casos en magia ceremonial en los que se trabaja con los espíritus planetarios.
La Luna Vacía de Curso es importante en Astrología Horaria. Es indicadora de que puede no ser el momento de efectuar un juicio o consulta astrológica. Cuando otros factores permiten el juicio del astrólogo pese a la luna, se identifica con situaciones en las que «no pasa nada» (i.e. aquello por lo que se pregunta no se manifiesta, o el status quo se mantiene tal cual, sin cambios).
Los planetas que se estacionan y retrogradan «afectan» la vida de uno, cuando «transitan» por aspectos importantes con planetas de la carta natal o radix. Sobre todo cuando la retrogradación está cerca de la posición de estacionamiento, y se produce cerca del «partil» al aspecto con el planeta natal o cúspide de casa.
También ocurre que la retrogradación da lugar a ciclos cortos en los sucesos de la vida. Acá es mucho maś importante la retrogradación de planetas lentos. Por ejemplo, digamos que Saturno viene directo por el cielo, y se acerca a hacer conjunción con mi sol natal. Aspecta, pasar por encima del sol, y luego lo sobrepasa. Ahí mismo se estaciona, y se pone retrógrado. Pasa nuevamente sobre mi sol, vuelve a estacionar, se pone directo, pasa nuevamente sobre mi sol… en fin, en vez de experimentar la energía de Saturno una vez, como en un tránsito normal, la experimenté de muchas formas, al menos 3 veces.
Los puntos de estacionamiento dan lugar a estancamientos y manifestaciones muy poco armónicas del aspecto sol saturno, el retrógrado es poco armónico también, pero al menos se está moviendo (las cosas por ahí no son de mi agrado, pero al menos las veo pasar). En vez de resolver mi paso por el aspecto en unos días, puede durar semanas o meses, dependiendo del planeta. Esto es importante en astrología predictiva. Sobre todo con cartas calculadas con precisión al minuto, en los tránsitos sobre cúspides de las casas intermedias, que suelen traducirse en eventos.
Hoy, con toda la parafernalia psicológica que invade la astrología de la mano de los norteamericanos, muchos se olvidan que un buen astrólogo puede efectuar predicciones precisas, y no sólo hablar en abstracto. Acá los tránsitos de planetas lentos, progresados, etc. son muy importantes, y sobre todo interesantes de observar y registrar 😉
Honestamente, creo que en el campo de la Astrología una Luna v/c y un retrógrado tienen toda la importancia que merecen. Para un trabajo mágico, como decías, pssé. Pero una buena carta bien hecha sirve para mucho, para predecir sobre todo. Te lo dice alguien con 6 retrógrados en su carta, y por tanto con mucho trabajo por delante. 🙂
Un beso.
Mi experiencia es que depende del trabajo mágico. Trabajando con espíritus planetarios, clásico trabajo tipo GD de magia práctica, puede ser muy importante. Trabajando con el panteón grecorromano puede ser importante, pero calculo que depende de cada uno de nosotros jejeje. Para mi, por ejemplo, para un trabajo invocando el amor, un cielo con Venus en aspecto con Saturno es un «mal augurio», o al menos un indicador de que va a ser más difícil. Lo intentaría sólo si la necesidad es muy fuerte. Un mal aspecto para mi es peor que un retrógrado, que puede ser mucho más manejable (en R la energía al menos es pura y está, aunque no sea armónica). Un punto estacionario (sobre todo estación-para-retrógrado) caería en el medio… más difícil que un retrógrado, más fácil que un aspecto feo.
Por otro lado, yo suelo prestarle atención a «mis» tránsitos a la hora de planear un ritual de magia práctica. Evitaría cualquier cosa compleja durante momentos en los que mi mercurio, sol o urano (a veces la luna) natales estuvieran mal aspectados. Interpreto que esto tiene que ver con mi habilidad para ser un buen conducto para la energía que quiero canalizar en el ritual.
Yo tomaría a la luna vacía de curso como mal tiempo para magia lunar constructiva, independientemente de en qué faz esté. Pero a su vez me parecería un excelente tiempo para «poner un freno» en algo relacionado con energía lunar que se estuviera medio descontrolando.
Igual, tomalo como de quien viene, como se dice por estos lares, soy un devoto de Urania 😉 Abrazo!
Jaja, comprendo. Yo trabajo mucho con divinidades celtas y la verdad es que el cielo se la trae bastante floja, jaja. Si dices que para el grecorromano es importante… mmm… eso me hace pensar que quizá para las divinidades babilónicas también sea un aspecto importante a tener en cuenta, no te parece?
Muy instructivos tus comentarios, como siempre. 🙂