Sé que hablo mucho sobre Wicca y poco sobre otras cosas que hago, y creo que ha llegado el momento de ir dedicándole algunas palabras a otras cosas que también me llenan mucho y que forman parte de mi camino espiritual igualmente. Una de esas cosas es el Sacerdocio del Mar.
Corría principios de 2012 y estaba pasando por un momento un poco difícil, cuando conocí a alguien a quien ahora tengo el honor de llamar «amiga», eso que, si lleváis un tiempo leyéndome, sabéis que me cuesta trabajo porque creo que la amistad es como una florecita que vas regando día tras día. Ella es una mujer muy valiente, muy fuerte, muy bonita. Es importante recalcar esto porque siempre digo que me llevo mejor con los hombres, pero resulta que la vida me ha rodeado de las mujeres más maravillosas del mundo y a veces no me doy cuenta de qué grandiosas señoras son las que me rodean. Así que un día mi amiga y yo fuimos a comer, y entre risas y confesiones me habló de un curso que estaba haciendo: el Sacerdocio del Mar. Precisamente su profesora estaba siendo otra de las grandes señoras de mi vida pagana, Lady Stephanie Neal, la actual Primera Venerable de la Tradición Correlliana, que había abierto el curso de Sacerdocio del Mar a gente de fuera de la Tradición, como es el caso de mi amiga. Me explicó de qué iba y me dijo cómo me podía ayudar igual que la estaba ayudando a ella, y me animé a empezarlo.
Qué se estudie en Sacerdocio del Mar creo que depende mucho del profesor. Mi amiga, de la que hablaba arriba, adaptó el curso al castellano y además le añadió mucho de su propia cosecha. Sé que mi profesora, Lady Stephanie, hizo algo muy psicológico y además muy afín a la Orden de Caminantes de Mundos Correlliana, aunque el curso en sí mismo no es correlliano. Curiosamente, Lady Stephanie había sido iniciada en su Hawaii natal en Sacerdocio del Mar, así que imagino que su maestro o maestra le enseñó algo mucho más afín a la relación que en ese lugar del planeta tienen con el mar. En definitiva, creo que cada uno le pone su propio toque. Yo hasta el momento no he hecho adaptación propia del Sacerdocio del Mar, aunque si lo hiciera creo que, lógicamente, le pondría mis propias pinceladas como es natural.
En mi caso, y como yo estudié con Lady Steff, para mí la experiencia de estudiarlo fue como ella lo concibió: muy psicológico, muy de bucear en las sombras, muy de meditar, y muy afín a los Caminantes de Mundos, donde yo ya estudiaba. Durante el curso ves cosas de ti mismo que no te gustan, sobre todo al principio, porque el mar es una metáfora preciosa del propio subconsciente: cubre la mayor parte del planeta y aun así es el mayor de los desconocidos. La humanidad ha sido capaz de explorar casi todo el Globo, menos los abismos insondables del vasto mar. Creo que a veces se sabe más de una estrella lejana que de una fosa en alguna parte de nuestro Planeta, y encuentro eso bastante irónico. Por todo esto, empecé el curso con muchísima ilusión y ganas, pero poco a poco me fue asustando lo que descubría de mí misma. Y aun estando diseñado para terminarse en un año, pasó más de un año y medio hasta que acabé el curso. Hasta el punto de que, si un mes «holgazaneaba» y no practicaba por esa impresión que me daba bucear en mi propio ser, mi pareja, consciente del tremendo cambio que me estaba conllevando, me daba un toque porque consideraba que estaba siendo muy beneficioso para mí. Así que aprovecho para decirle «gracias, cariño», porque me animó a hacer algo que luego ha resultado uno de los mayores triunfos personales de mi vida. Realmente el Sacerdocio del Mar ha marcado un antes y un después para mí.
El hecho de que no hable mucho del Sacerdocio del Mar, en comparación con lo que hablo por ejemplo sobre Wicca, es que lo que me llevó a descubrir en mis profundidades más recónditas es muy personal. Me llevó a darme cuenta de por qué reacciono como reacciono, o qué tipo de actitudes propias y ajenas contaminan y enturbian mi «agua personal». No sólo fue un complemento muy bueno, sino una forma de seguir trabajando en mi propio ser, algo que necesité en aquel momento. Recuerdo que cuando lo empecé acababa de ser iniciada como Suma Sacerdotisa correlliana, y a veces se puede tener la errónea percepción de que ése es el final del camino. Aunque yo nunca pensé así y era consciente de que debía seguir trabajando en mí misma porque el camino vivencial de la Wicca nunca termina (y que yo soy completamente responsable de él), fue una estupenda forma de no perder el ritmo o de no sentir la tentación de «tirarme a la bartola» tras la iniciación en tercer grado. No olvidemos que me llevó nueve años estudiar los tres grados de Wicca Correlliana, y que en aquel momento, llegado el final de la carrera hasta el Sumo Sacerdocio, podría haber considerado que quizás era el momento de descansar de tantas meditaciones y ejercicios energéticos, lo cual me habría podido llevar a una flojera crónica. Y honestamente, la idea de quedarme parada después de un esfuerzo tan grande no me habría hecho gracia.
Hoy día considero que lo que aprendí en Sacerdocio del Mar, bien aplicado, es oro puro. Y también creo que en este curso es aplicable lo que ocurre en muchos otros: si haces los ejercicios prácticos, si meditas, si te lo tomas en serio, es transformador y enriquecedor. Si te limitas a leer la información no sirve para absolutamente nada. Creo que me lo tomé tan en serio como para lograr transformar mis aguas turbulentas en algo más navegables, aunque, como en todo, el trabajo no terminó en julio con la iniciación. Es más, diría que mi trabajo ahora mismo como sacerdotisa del mar es seguir buceando en esas aguas, cada vez más profundamente, para ser consciente de que mi felicidad reside en el conocimiento que tenga de mí misma, por muy oscuro que esté en las profundidades abisales.
Harwe es genial me ha encantado, todo lo que dices refleja perfectamente a las aguas del sacerdocio y sin duda es verdad, el sacerdocio del mar marca un antes y un después 😉
Un saludo y bendiciones.
Harwe me ha encantado la publicación, refleja perfectamente las aguas por las que se nada en el camino del sacerdocio del mar, y sin duda hay un antes y un después del sacerdocio.
Un saludo y bendiciones