Con frecuencia, gente ligada al Paganismo me dice que sufre o que ha sufrido crisis de fe. Yo misma he sufrido crisis de este tipo unas dos o tres veces. No sería algo extraño para nadie, salvo quizá para el que la sufre, que con frecuencia se siente culpable o traidor hacia la religión que profesa.
Sin embargo, tener crisis espirituales es algo totalmente natural. El camino espiritual no es fácil, ni recto: muchas veces tenemos que olvidarnos a nosotros mismos en el camino para volver a reencontrarnos, varios años después, y comprobar con incredulidad cómo las piezas que creíamos haber perdido vuelven a encajar en el puzzle de nuestras vidas. Y ya lo dice el dicho: «Quien algo quiere, algo le cuesta». Ser un buscador también cuesta, y no precisamente dinero, sino esfuerzo mental y espiritual.
La culpa y el complejo del Loco
¿Por qué nos sentimos culpables por tener crisis espirituales, cuando debería ser la cosa más natural del mundo? La respuesta es fácil: Vivimos en una sociedad de imágenes. La imagen que damos a los demás al presentarnos como buscadores puede ser aquélla del inestable, el que no sabe dónde va, como la carta del Loco en el Tarot. Aceptar que no somos felices mientras buscamos es el comienzo del viaje. ¿O acaso no iniciamos todos este viaje porque no estamos contentos con lo que tenemos? Sin embargo, cuesta más aceptar que no somos felices mientras nos encontramos inmersos en un camino espiritual. Con frecuencia oigo frases como «éste es el camino que he elegido porque me hace feliz, y vosotros no tenéis ni idea de lo que significa para MÍ» (mayúsculas para denotar el individualismo fuerte que normalmente presentan este tipo de afirmaciones). Y me gusta preguntarles a las personas «¿De veras? ¿No cambiarías nada? ¿Haces así las cosas para distinguirte de los demás? ¿Cuál es tu verdadera motivación, ser feliz o diferenciarte del resto?». En mi tradición se estila preguntar «Si la Wicca fuera la religión mayoritaria, ¿seguirías siendo wiccano?».
Hacerse preguntas es natural, pero nos sentimos culpables por hacernos preguntas incluso habiendo cambiado la Wicca a nuestro gusto y según nuestras preferencias psicosociales, en esta sociedad en la que lo importante es aparentar que se está seguro con lo que se hace (y aparentar en el Facebook que no se tienen problemas, cuando en realidad nuestra sociedad se mueve por lo que los demás tienen y lo que nosotros no, lo cual, en sí mismo, es un problema). En esa inseguridad entra gran parte del discurso de la Nueva Era y de los muchos, muchísimos gurúes que pueblan este mundillo.
El discurso del gurú y el poder del pensamiento
El discurso del gurú no se hace preguntas. Se basa en afirmaciones puras y duras, y en el llamado «pensamiento positivo». Esto me recuerda a un conocido chiste wiccano:
– ¿Cuántos fluffy bunnies hacen falta para cambiar una bombilla?
– Ninguno. Tenemos pensamientos positivos y nuestros cristales de cuarzo brillan.
Y yo me pregunto, ¿de verdad podemos controlar lo que pensamos? Si el pensamiento y la emoción es creación, no podemos evitar crear lo que somos, no podemos evitar las crisis de fe y no podemos evitar pensar como pensamos. Si todo en nosotros es natural y expresiones de lo divino, ¿por qué orientarnos hacia un tipo de pensamiento? ¿No puede acaso llevarnos lo negativo a sacar algo de provecho? ¿Por qué nos sentimos culpables, pese a que no lo podemos controlar? ¿Qué consecuencias tiene la búsqueda del pensamiento positivo, tras darnos cuenta de que en realidad no podemos controlar lo que pensamos? La respuesta es simple: Más sentimiento de culpabilidad es la única consecuencia.
Podría dar consejos sobre cómo evitar esto, pero estaría cayendo en el mismo discurso, podría construir muchas más afirmaciones que cualquier individuo podría asumir, convirtiéndome en una gurú. Pero no es eso lo que busco. ¿Me hace feliz mi camino? No voy a engañaros: Hacerse demasiadas preguntas a veces es muy duro y por eso me sale la necesidad de compartirlo con vosotros, porque también soy una persona con todo lo que eso conlleva. Tampoco puedo evitar sentirme culpable porque soy hija de mi tiempo y parece que hay que sentirse culpable hasta por no tener una tele de plasma. Porque no puedo evitar no pensar, no puedo evitar no tener criterio en esta sociedad en la que prima que la gente no tenga criterio, y en este paganismo dulcificado e individualista que vende una felicidad incontestable basada en diferenciarse del resto (que no es más que estar dentro de un sistema consumista de creencias, y por ende, no tener criterio propio como para no asumir que quizá otras vías más «dolorosas» o filosóficas puedan ser válidas). Hacerse preguntas, de nuevo, a veces es demasiado difícil.
Estoy preparada para cualquier tipo de reacción por vuestra parte por lo que acabo de escribir. Pero a todas ellas, seguiré preguntándome por qué. Y seguiré preguntándome si ésos que se sienten tan seguros con lo que creen a veces no lloran a solas cuando nadie les ve.
Gracias por tu honestidad,
Te entiendo mi hermana, y ya que tu intuicion wiccana es sabia te dare la razon con los llantos y el autocontrol, pero eso si… en perspectiva temporoespacial… el dolor para mi, por ejemplo, y sus «interferencias» forman parte de eso… de un recuerdo medio lejano y que solo resurge en situaciones extremas… la diferencia entre el de entonces y el de ahora es que antes paralizaba y se contagiaba por todo mi ser y hasta llegaba a otros por el mero hecho de que consideraba justo eso que tu apuntas… la inevitabilidad del mismo… el tiempo, la paciencia y la perseverancia enseña la vida y la muerte en toda su complejidad, pero eso si… tienes que querer, o sea, confiar en tu centro de poder… y cultivarlo… como base podria empezarse por pensar los sentimientos y sentir los pensamientos… ¿como? buscando el equilibrio y la paz… en todo caso solo son opiniones… no he leido ningun comentario que se ajuste a ese discurso de guru que denuncias en tu articulo… a todo lo mas que he tenido que afrontar han sido personas que tenian mas vocabulario y formacion academica que utilizaban esa mayor destreza en provecho propio a cualquier precio, pero es una historia curiosa y antigua… todo llegara… de mas joven si tuve la experiencia de ser llamado guru por personas relativamente cercanas y creo que lo utilizaban despectivamente porque en realidad ese sentido (bastante cristiano por otro lado) de culpabilidad les dañaba en su complejo de inferioridad al respecto, o sea, en sus inquietudes intelectuales y espirituales (no lo digo por vos sino por un compañero de trabajo que tuve… ;)) no obstante, hay que crecerse ante las dificultades y vivir la vida con intensidad que es muy corta… o al menos eso pienso yo… no se si molesto… no se si me hago entender, pero al menos lo intento… y seguire haciendolo… aqui estamos para lo que guste usted mandar… oh! diosa… )0(
Hola Harwe querida 🙂
a) Tener tele de plasma es out. Tenés que tener una de LED, o 3D 😛 i un iPhone, o un Galaxy S. Y un iPad jajaja.
b) Muy buen artículo.
Besos!!!!!
¡¡Cierto!! El plasma pasó de moda, por eso tengo una LED. xD.
me ha gustado tu artículo bastante…las crisis de fé son aberrantes…personalmente las sufro muy malamente.
Pero creo que la clave de «mi recuperación» no es pensar o manejar mis pensamientos…creo que la solución que a mi me viene bien es no pensar…acallar la voz del ego que es la que me machaca con todo lo que hago o no hago. Me siento mucho mejor cuando me limito a sentir, y a aceptar lo que siento sin juzgarme. Lo que durante mis crisis en general…la mente da tantas vueltas a las cosas…que parece que me vuelvo loco, jajajaja.
Un Abrazo!
buen artículo, humano sobre todo!, yo no tengo tele se rompió y pasamos de comprar otra pero por motivos de trabajo y otras cosas tengo 4 ordenadores en casa dos fijos y dos portátiles, quiero referirme con esto que «todos somos iguales y diferentes a la vez», vivimos en una parte del mundo donde hay cosas que no se puede escapar, lo importante es encontrar en donde y con qué se encuentra una cómoda, a gusto y las dudas y preguntas siempre estarán ahí para que sigamos aprendiendo mientras vivamos, es lo único que no se puede olvidar, vivir!