Vivo en una ciudad y tengo un trabajo mundano y una vida mundana, como casi todo el mundo. Encuentro esto extremadamente sano, porque hubo un tiempo en el que me levantaba y hacía mis devociones, desayunaba pensando en Dioses y Diosas, escribía artículos de Wicca, luego me dedicaba un poco a cosas de wiccanas, y cuando salía, siempre salía a reuniones de brujas. La verdad es que era divertidísimo. Pero llega un momento en el que te planteas si tu vida es sólo religión, o si resulta que la religión es tan sólo una parte de tu vida.
Confieso que me apasiono con facilidad, como casi toda mi generación. Somos una generación de obsesos de la perfección porque nos han bombardeado con esa fantástica idea (nótese el sarcasmo) de que hay que ser perfecto, y para ser perfecto, tener el cuerpo perfecto, estar siempre perfecto, hacer las cosas perfectamente, hay que dedicarse en cuerpo y alma a lo que te apasiona. Hay que ser «el mejor». Y me pregunto, ¿realmente es aplicable eso a una senda espiritual?
Pues parece que la opinión general es que sí es aplicable. En el caso de los paganos, los libros, vídeos, manuales, etc, nos han bombardeado a ejercicios y cosas que hay que hacer para estar siempre perfecto corporal, mental y espiritualmente:
– Hacer x horas de yoga diarias
– Meditar/visualizar al menos media hora diaria
– Hacer devociones diarias (y ay de ti si te las saltas – vuelva a notarse el sarcasmo)
– Dedicarte a las terapias complementarias: Reiki, flores de Bach, etc
– Y un montón de cosas más
Nuestro pensamiento, siendo hijos de nuestro tiempo, es «si los demás lo hacen, ¿por qué no yo, si seguramente es bueno? Puede que esté siendo un mal wiccano por esto, debería dedicarle más tiempo». Cuando no le dedicas suficiente tiempo, llegas a pensar si nunca llegarás a esa perfección que es la iluminación, incluso llegando a descuidar otras áreas de tu vida. Pues, ¡sorpresa!, hasta donde yo sé, la Wicca no busca la iluminación.
Así pues, puede que te encuentres o te hayas encontrado en el dilema (y ojalá nunca te hayas visto en esta situación) de decir «no tengo tiempo para tanto ejercicio espiritual, yoga, terapia y devoción». ¡No pasa nada! Tú eres libre de decidir cuál es tu camino y cuáles son esas preferencias complementarias, igual que eliges tus hobbies o la persona (o personas) con la que quieres compartir tu vida. Y recuerda: ¡no vives para esto!
Y ahora puede que me digáis, «pero Harwe, si nada de esto es un camino espiritual, ¿qué estamos haciendo?». Y entonces un gran vacío se apodera de tu ser…
Pues muy sencillo: ¡vivir! Lo veo constantemente en las personas que me contactan: la mayoría de ellas tiene un clarísimo punto en común: sienten que están caminando un camino, como el de la vida. Un camino que sigue y sigue, que no se sabe dónde va a parar. Esas personas pueden ser jubilados, estudiantes, ejecutivos y amas de casa, hacen más o menos cosas en su tiempo libre, pero todos ellos están aquí y todos ellos han decidido que quieren seguir el camino de la vida con una religión que les anime a vivir esta existencia. Una religión que valora igualmente la vida espiritual y la vida mundana.
En otro artículo hablé de conectar con los ciclos naturales a través de cosas mundanas, cotidianas y físicas, y me sorprendió la cantidad de gente que me escribió para decirme que normalmente no reparaban en la cantidad de formas de celebrar la vida que hay, sin necesidad de nada complicado. Así pues, considero que no hay mayor tesoro que seguir una religión que me permite disfrutar de cosas tan sencillas y físicas como celebrar el mero roce del césped contra la planta de mi pie derecho. Celebrar el hecho de que sigo aquí, de que sigo viva. Y de que sólo soy una persona más intentando llevarme todo lo bueno que pueda, no de mi camino espiritual, sino de mi vida, la cual considero sagrada tanto a nivel religioso como a nivel mundano.
Hola. Sólo quería agradecerte el blog y la información que das. Además es un placer leerte.
Tarhanna