Tras la entrada que publiqué el otro día en la que reflexionaba sobre las crisis espirituales en el Paganismo, Aitziber Conesa, amiga del blog y secretaria de organización de PFI España, ha decidido responder con su punto de vista. Considero que su perspectiva es más que interesante, porque ella no sólo lleva mucho tiempo en la senda pagana, sino que también se ha encontrado haciéndose alguna de esas preguntas trascendentales que le hacen plantearse a uno qué camino es el que está andando, cómo, y por qué. Por esa razón quisiera compartirlo con todos vosotros (con su permiso, claro está), ya que aporta un poco más de luz y otra visión a lo que planteábamos el otro día. Podéis encontrar más de Aitziber en http://notasdenevera.blogspot.com/ y también, cómo no, en la página oficial de PFI España, http://www.pfi-esp.org. Os dejo con su respuesta.
El buscador y el seguidor
Habitualmente cuando hablamos de religiones en general, debemos separar el concepto del buscador del concepto del fiel, el seguidor.
Un buscador es en última instancia un místico. Alguien que no solamente busca las tareas y el conocimiento de quien tiene el derecho a dirigirse a los divino, si no alguien que alcanza la comprensión y la unión con lo divino, los dioses, la “Verdad” o como lo queramos entender.
Por su parte, un seguidor sería una persona que no busca la unión, sino simplemente un pequeño apartado de espiritualidad, un consuelo o un sistema de creencias que funcione a modo de red ante la propia vida.
Cuando hablamos de paganos, ¿cuál de las dos figuras estamos refiriendo? ¿Todos los paganos somos buscadores? ¿Somos místicos? Sinceramente, lo dudo.
Aunque las sendas paganas tengan de por sí un numero mayor de místicos que cualquier otra religión en el mundo en relación con las “bases”, lo cierto es que se deprecia el sacrificio que resulta de la vía mística y se prefiere trabajar en otros sentidos mucho menos exigentes. No digo que la gente no desee una unión con lo divino o una comprensión cierta de “la Verdad”, sencillamente digo que se quiere tener con un mínimo de esfuerzo.
A esto, debemos sumarle las dificultades inherentes a la comprensión parcial del concepto de mística. Tal vez sea debido a un mal uso de la palabra en lenguaje coloquial, pero es habitual encontrarse que la gente considera que si tienes algún tipo de “trabajo espiritual” ya eres una persona mística. Es decir, si tienes una devoción diaria, la costumbre de meditar o sencillamente si eres muy activo en el ámbito mágico, ya puedes ser considerado o considerarte a ti mismo místico.
Pero, ¿implica realmente la magia o la disciplina de la práctica una auténtica vía mística? Ciertamente, puede llegar a implicarla, pero no lo implica directa y automáticamente. Ni siquiera podemos decir que todo el mundo esté preparado o hecho para una experiencia mística que es prácticamente por definición desgarradora y separadora del mundo. Mucho menos que estas experiencias sean deseables para la mayor parte de personas.
¿Qué nos queda si dejamos aparte la vía mística, el camino del buscador? Nos queda aceptar que algunos de nosotros somos sencillamente los fieles de nuestras religiones. Obviamente, podemos dirigirnos a nuestros dioses e incluso esperar alguna suerte de “señales”. Podemos intentar comunicarnos con lo divino, e incluso conseguirlo porque las estructuras de nuestras religiones no anulan esa posibilidad para los fieles. Pero hemos de asumir que la conexión completa con “la Verdad” no es para nosotros en este momento y dejar de presuponer que trabajamos en pos de ello, para evitar llegar a un punto en el que nos demos de bruces con la realidad y nos sintamos decepcionados y vacíos.
No nos confundamos. Ser un fiel no implica estar ciego. No implica no sacrificar o no poner esfuerzo. Es sencillamente otra vía más, honrosa, dentro de la religión.
Aún menos esfuerzo: gurús y guías.
El discurso de un gurú, un “maestro” o un guía espiritual puede ser el mismo dependiendo de la persona con la que des. Se trata siempre de una serie de dogmas o verdades, que pueden ser reveladas o no, que se repiten tal y como se han oído y aprendido.
Ni siquiera se debe suponer que es necesario que el gurú, guía o maestro sea realmente una figura de sabiduría y que se gane nuestra confianza. Tampoco es necesario que esté presente. ¿Cuántos paganos conocemos que repiten información de libros que han leído, sin pensar lo que dicen o si están entrando en conflicto consigo mismos?
¿Cuántos citan fragmentos de obras que no conocen, frases sueltas sin contexto, partes de textos tradicionales que no se han molestado en conocer?
Esta no es la actitud de un buscador, sino la de un seguidor.
No hace falta pensar, ni encontrar. Solo seguir adelante, como un pequeño tranvía. Y aceptar lo que oyes. En lugar de pensar en el menú y cocinar, llegar al restaurante a mesa puesta.
En resumen, gurús, líderes, guías y maestros son recursos sencillos para aquellos que ni tan siquiera tienen intención de ser fieles de una tradición.
Cuando yo era muy joven (justo empezaba en el paganismo) mi camino se cruzó con el de otra chica. En aquel entonces ambas nos considerábamos wiccanas, y nos hicimos rápidamente amigas. Hablábamos mucho de Wicca, de religión y de magia. Yo era un par de años mayor que ella, y solía buscar consejo en mí. Hasta aquí yo entendía esta relación como algo normal. Un día, me llamó y le dije: lo siento, pero hoy me encuentro mal, tengo problemas y no puedo ayudarte. Y ella me respondió “¿desde cuando los guías espirituales tienen problemas?”. Cualquier persona puede convertirse en el gurú de otra, aún sin quererlo, si es suficientemente descuidada y la otra persona busca desesperadamente a otro que piense por él.
Culpa y sentimiento de traición
Resulta cuando menos curioso que hablemos de “traición a las creencias y a la fe” dentro de las sendas paganas.
Por un lado, es curioso que eso ocurra en las tradiciones y especialmente en aquellos seguidores que consideran su tradición como algo libre. Pienso especialmente, pero no unicamente, en la wicca ecléctica.
Son muchos los wiccanos eclécticos que definen su religión como un camino espiritual libre en el que desarrollarse espiritualmente. Muchas de estas personas se denominan así mismo wiccanos y brujos y ponen poco o nulo interés en si la Wicca tiene o no una teología básica. Mayormente interesados en las técnicas mágicas y en el esoterismo, lo común es que consideren la Wicca como ese telón de fondo con el que se sienten a gusto para desarrollar todo lo que consideren, indiferentemente de la tradición que puedan seguir. Su lema es “todo vale” especialmente porque “no hacen daño a nadie” o simplemente “funciona”.
¿Pueden estas personas sentirse traidoras a algo?
Por otro lado tenemos el tema de la falta de “credo” dentro del paganismo. No es común que una persona que está buscando su creencia tenga que ponerse frente a la sociedad y recitar el listado de las cosas en las que se cree jurando seguir creyendo en dicho listado inquebrantablemente.
Muchas tradiciones paganas aceptan la idea de que la religión pagana es “catmática” en lugar de dogmática, es decir, que es posible aceptar una creencia y posteriormente cambiarla si la experiencia te lleva a ello. Con el tiempo las cosas pueden volver a casar en la creencia y tradición anterior, o no.
Cambios de camino
Es habitual que la senda que uno recorre no sea siempre una línea dentro de una tradición. Reconocer que uno ha podido aprender en una tradición que ya no es el camino adecuado para cada uno y poder cambiar es tanto o más necesario que saber cuales son los propios objetivos.
Es cierto que muchas personas sienten una gran zozobra cuando llegan a la conclusión de que su camino ha cambiado. Existe el sentimiento de haber pasado un tiempo importante de tu vida “equivocado” o incluso “perdiendo el tiempo”.
Seamos justos, la gente no se levanta una mañana en la que sencillamente ha dejado de creer en algo. El cambio se da poco a poco, especialmente si uno se dedica a hacer autocrítica y a confrontar sus creencias personales con los pocos dogmas de su tradición. Uno debería poder ir poco a poco y evitar esa zozobra.
No importa dónde empiece uno y dónde acabe. Lo importante es lo que encuentras en el camino, como dice el anuncio. Una persona es vital, personal y espiritualmente la resulta de todas sus vivencias. No se puede negar ni desechar el tiempo pasado, lo vivido y lo aprendido en uno y otro sendero, por mucho que ya no se adapte a las necesidades del individuo.
Personalmente, comencé mi vida en el paganismo dentro de la wicca ecléctica. He estado en un grupo Forn Sed. Y soy reconstruccionista. Soy muy crítica con las tradiciones que conozco, pero nunca renunciaré a mi vida y trabajo en ninguna de ellas. Y todas ellas han contribuido de forma inconmensurable a quien soy. No me arrepiento, ni lamento lo que he vivido.
Por otra parte he conocido personas que por una razón u otra han decidido cambiar de tradición pagana que no han entendido esto así. Sé de gente que ha renunciado no sólo a su anterior tradición, sino a reconocer que alguna vez han pertenecido a ésta. Conozco incluso un caso en el que una persona, al cambiar de tradición y por tanto de panteón, decidió hacer unos meses de “culto compensatorio” a los dioses que abandonaba.
No puedo decir que una de estas actitudes sea correcta y la otra no. Lo que puedo decir es que la primera no conlleva ningún tipo de crisis que haga tambalear el mundo entero, mientras que las otras denotan sentimientos de culpa o vergüenza.
A veces, uno termina preguntándose por qué llegan las crisis de fe. Y la verdad es que la respuesta más habitual es “porque hay injusticias en el mundo”. Estamos demasiado acostumbrados, e incluso nos sentimos a gusto, a la idea del Dios que es un Padre (o una Madre) que nos da caramelos y abrazos si nos portamos bien y un tas-tas en el culete y dos días sin tele si nos portamos mal. Tendemos a pensar que si somos buenas personas nada malo puede ocurrirnos, que no podemos sufrir. Y cuando inevitablemente ocurre que alguien que consideramos bueno sufre, nos traiciona el pensamiento de que los dioses nos han abandonado, de que no se preocupan. Pero, ¿es su responsabilidad? ¿Existen para guiarnos y cuidar de nosotros?
¿Por qué nos hacemos paganos?
Esta pregunta se me antoja vital.
Decir que uno entra en el paganismo como una búsqueda porque siente un vacío o una infelicidad es una obviedad. Es claro que uno no cambia nada en su vida si se siente completo y feliz.
No obstante, y aunque muy pocos de nosotros lo reconozcamos (muchas veces porque el paganismo nos hace felices y somos seres de luz y todas esas cosas), solemos empezar a investigarlo por una profunda necesidad de sentirnos especiales.
No hace falta irse muy lejos. Pensemos primero a la edad en la que nos acercamos al paganismo por primera vez. La mayor parte de nosotros éramos adolescentes. Además, la cantidad de paganos que hemos sufrido acoso escolar. Este dato yo lo consideraba una curiosidad, hasta que en un foro muy conocido salió el tema, y descubrí que éramos prácticamente un 100%. Hubiese sido muy sorprendente, si no fuera algo que ya sospechaba. Obviamente, hay casos que no concuerdan con esto. Pero es cuando menos relevante.
El diferenciarse del resto, sentirse especial, es algo subyacente en el comienzo de la búsqueda y posiblemente si no se supera esa necesidad que muchas veces está negada, sea un motivo para la existencia de tantos paganos con ese marcado individualismo y al mismo tiempo conformismo, e incluso una marcada tendencia al esoterismo.
Y sí… la gente que parece tan segura, también llora a solas. Porque vivimos, es cierto, en un mundo en el que lo que prima no es la realidad, sino la imagen. Y se juzga muy duramente a los que demuestran no estar felices, no estar seguros, o pagar cualquier precio. Porque el éxito es fácil y gratis, ¿verdad?
Interesante..
muy interesante la verdad…
Siguiendo la dinámica de las respuestas actuales, solo puedo decir:
Muy, muy interesante..
Muy, Muy, muy interesante
Muy bien escrito y muy bien argumentado. Personalmente, creo que afirmas cosas que a muchos paganos les cuesta reconocer, y eso es un punto muy positivo a tener en cuenta en el camino espiritual.
Considero que es necesario cuestionarse a uno mismo en todo para poder seguir creciendo. Un excelente artículo.
Una reflexión muy profunda y esclarecedora. Gracias por compantirla.
Bendiciones.
hola muy interesante,lo que no entiendo por que se autodenominan paganos-y no wiccanos,asatrues,etc.teniendo en cuenta que(paganos)es una denominacion puesta por los romanos,por que usar esa herencia de horror y desprecio,desde ya un cordial abrazo
Excelente; el aporte de Duxiet es claro, sincero y realista. La realidad es que la mayoria de personas que se autodenominan practicantes de X tradicion pagana tan solo desean una espiritualidad a la carta, y obvian el estudio, sacrificio, sufrimiento, dolor y desánimo que comporta el aprendizaje y la evolucion espiritual.
Me ha gustado mucho; felicidades!!!! Buen artículo.
»Fieles». Qué linda definición y qué poco la usamos ya en el campo religioso (en realidad,en ningún campo). Me encanta la lectura que podemos hacer en el sentido de rescatarnos a nosotros mismos como «fieles»: constantes, confiables, verdaderos. En un mundo en el que parece un valor perdido, es una palabra que nos distingue y de la que cabe enorgullecerse, porque nos da devoción y nos califica. Gracias por compartir. Salud y bendición. *T.