«Haz lo que quieras, a nadie dañes».
Mucha gente dice que la moral Wiccana es muy simple.
Yo no creo que sea así. Al menos, no es tan simple como algunos autores nos quieren hacer creer. Sin embargo, rara vez veo un escrito realmente completo en el que expliquen la Rede Wicca con la profundidad y reverencia con la que debería ser tratada. Normalmente, la Rede Wicca merece poco menos que medio capítulo dedicado en la mayoría de los libros que he leído sobre el tema, y sólo unas pocas líneas en cualquier página web wiccana que se precie.
La pregunta que debemos hacernos es, ¿realmente merece tan poca atención un precepto moral tan hermoso como el nuestro? La respuesta es simple: No, porque es la base de toda nuestra creencia, pero sí, porque el mercado manda y porque todo el mundo se salta ese capítulo o esa página y va directo al capítulo que versa sobre magia. Esto me parece tremendamente injusto, porque la mayor parte de las dudas que se nos plantean como creyentes son las relativas a temas morales. Y hablo de dudas importantes, no de dudas menores como pueden ser qué hierba poner en un saquito de protección o qué color utilizar para la decoración de un altar.
Una historia un poco confusa
Si le preguntas a 10 Wiccanos diferentes de dónde viene la Rede, probablemente obtendrás 10 respuestas diferentes.
Nadie sabe con seguridad de dónde viene la Rede Wicca. Doreen Valiente la habría mencionado en un discurso, denominándola «las ocho palabras», en 1964. Sin embargo, normalmente se tiene constancia histórica de su existencia a partir de su publicación por primera vez en la revista «Earth Religion News» en 1974 (como un poema largo similar al que conocemos hoy día) y más tarde en «The Green Egg», en el año 1975, por Lady Gwen Thompson, perteneciente a una tradición celta. The Green Egg es considerada la publicación neopagana más antigua del mundo, comenzando su andadura en el año 1968 cuando fue fundada por Oberon Zell. Actualmente es la revista online de la Church of All Worlds.
A Lady Gwen Thompson le enseñó este corolario su abuela, Adriana Porter, con lo cual el concepto de «An it harm none, do as thou wilt» (y variantes como «An it harm none, do as ye will» entre muchos otros ejemplos) se remontaría, al menos, a los años 30 del S. XX. La versión de Thompson variaba ligeramente de la versión publicada en el año 1974.
Aunque pueda parecer que con esto le estoy quitando importancia a la Rede como «corolario heredero de un sistema de creencias antiguo y místico», nada más lejos de mi intención. Apuntar, en primer lugar, que este tipo de reglas de oro han sido comunes durante toda la Historia de la humanidad, así que, a pesar de tener en mente que puede ser relativamente nueva, puede haberse creado a partir de otros consejos morales similares. La mayor de las similitudes la tenemos en las famosas leyes que promulgaba Aleister Crowley en 1904: «La ley es el amor, amor bajo voluntad«, y «Haz lo que quieras será toda tu ley«.
Podemos encontrar también similitudes con la Rede en una de las célebres frases de San Agustín de Hipona: Dilige, et quod vis fac, que significa «Ama, y haz lo que quieras», así como en novelas y en escritos filosóficos bastante variados. La frase actual no sabemos exactamente de dónde viene, pero esto tampoco debe ser un problema, sólo es un reflejo de la naturaleza de nuestra religión.
Implicaciones morales
La Rede es simple, pero no simplista. Me explico: Estoy cansada de oír que la Rede son ocho palabras (siete palabras en el caso del castellano). No, la Rede es muchísimo más que eso. Es un sistema completo de moral, y al ser tan simple resulta especialmente difícil de valorar a efectos prácticos qué es moral y qué no.
Primero, debemos partir del concepto de supervivencia, y esto normalmente está relacionado con el concepto de daño incluido en la Rede. Matamos microorganismos cuando respiramos, cuando nos tomamos una medicina porque estamos enfermos y cuando nos sentamos en la hierba. Matamos lechugas para hacer ensalada. Y, los que comen carne, matan animales para comer. A veces es inevitable hacer daño a algo para seguir viviendo, ya que, si no lo hacemos, el daño nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Es decir, que el primer individuo al que no hay que hacerle daño es a nosotros mismos, siempre y cuando sea por una razón de supervivencia. Un ejemplo un poco más fuerte: No me voy a dejar violar en un callejón oscuro por temor a hacerle daño a mi agresor, ya que esa persona está poniendo en jaque mi integridad. Ante esa situación, arañaré, gritaré, pegaré codazos, morderé, y si hace falta noquearé, con tal de que mi persona no sea dañada. A esto lo llamamos principio de supervivencia, y no respetarlo es ir contra una ley natural. También es aplicable a los pensamientos poco adecuados, las conductas adictivas y todo aquello que nos conduzca a la autodestrucción y de lo que nosotros mismos somos responsables. Cuidado aquí, porque muchos confunden el «no dañar a nadie» con el «dejarse dañar», y esto no es así. Somos Wiccanos, pero no somos idiotas.
En segundo lugar, y una vez evitado hacernos un daño a nosotros mismos, pasamos a intentar no interferir en los destinos de los demás. Esto no significa que tengamos que comportarnos como «seres de luz» o personas «buenas», sino que actuemos, simple y llanamente, como humanos que respetan a los demás. También me cansa ver este concepto de que hay que ser «de luz»: Los seres humanos tenemos luces y sombras, igual que un día en la Tierra tiene luz y oscuridad, y podemos fallar porque somos humanos. Fallar, equivocarse, no es malo. La Rede sólo nos impulsa a ser cautelosos con lo que hacemos para intentar no interferir, pero cautela no es ser hipócrita cuando alguien no te cae bien, simplemente es ser respetuoso con esa persona.
Finalmente, quisiera entrar en el tema de «hacer lo que uno quiera», el más olvidado de todos los temas de la Rede y para mí importantísimo. Muchos Wiccanos olvidan, en favor del servicio a la comunidad, que uno tiene que ser feliz con su vida. Hacer lo que quieras es buscar una felicidad y una auto-realización que sólo tú mismo te puedes dar al disfrutar de tu existencia. No hablo de cosas pasajeras, como un coche nuevo o el cuerpo de Gisele Bundchen, hablo de algo mucho más grande que sólo se consigue siendo muy respetuoso contigo mismo y disfrutando de tu persona y de las cosas que te hacen feliz. No estamos aquí para servir a los demás, estamos para desarrollarnos, y, sobre todo, estamos para disfrutar con ese desarrollo.
Muy buen artículo,
A mi me gusta recalcar que es «An it harm none, do as thou wilt».
Will puede traducirse, por supuesto por «lo que quieras», empero, personalmente me decanto a usar «what you want».
Will, implica voluntad, y sin embargo «lo que quieras» en castellano implica un simplemente un deseo.
Creo que es también interesante ver la filosofía de Thelema de Crowley para comprender como esa palabra transforma la frase.
Cuando se entiende Voluntad como la fuerza que sirve al propósito prístino, se entiende que no hay posibilidad de «errar» sea cual sea tu acción, siempre y cuando sea «bajo Voluntad».
Bueno, no quiero tampoco extenderme en ello…
¡Otro estupend artículo!
Un abrazo,
Daniel
Muy cierto. La rede lo dice bien claro: «haz lo que quieras mientras no dañes a nadie». Muchas veces los demás nos acusan de ser egoístas cuando en realidad estamos ejerciendo un derecho personal inviolable (por ejemplo el no sumarse a una huelga)sobre el que nadie, nadie, tiene derecho alguno a interferir de ningún modo en mi decisión. No hay nada malo en ser egoístas. Simplemente no hay que «pisotear a los demás». En realidad expresa lo mismo que la ley cristiana: «ama al prójimo como a ti mismo» (que yo creo que era una creencia pagana originariamente y que Jesús adoptó).
Lo más peliagudo de la rede es el «no dañar» no el «hacer lo que queramos». ¿Cuándo daño? En ocasiones está muy claro: daño si violo un derecho del otro (por ej, le golpeo); en otras ocasiones no lo está: por ejemplo al matar las plagas de animalitos…les estoy dañando, pero sin duda también estoy protegiendo a la otra planta. El marido ¿daña a su mujer al ponerle los cuernos? Parece que sí. Sin embargo, ¿qué ocurre con «la otra» soltera? «La otra» ¿daña al marido por querer acostarse con él? ¿daña a la esposa sin quererlo o queriendo? La línea aquí es tremendamente resbaladiza…me encantará escuchar vuestras opiniones al respecto.
Bendiciones.
Gracias por los cumplidos, chicos. Un abrazo enorme para los dos.
Yo siempre he interpretado la rede no como un principio moral a seguir sino como un aviso sobre la responsabilidad: tú eres libre de hacer lo que quieras pero tendrás que cargar con las responsabilidades y consecuencias de tus actos. Finalmente de ti depende el decidir si te compensan las consecuencias con respecto a la acción o la decisión que quieras tomar.
Wow, esto se pone interesante.
Para mí, en el caso práctico que plantea Circe al final, el de la infidelidad, pues creo que la postura de «la soltera» es especialmente delicada, como bien dices.
Por un lado, si existe una intención clara de dañar a la esposa (en plan «hijaputa, muérete de envidia que me acuesto con tu marido y tú no») creo que a todas luces está inclumpiendo la Rede.
Por otro lado, si la soltera simplemente mantiene una relación con otra persona, pero desconoce que ésta está casada, pues ahí creo que tiene la responsabilidad natural para estos casos: la exigible a cualquiera que toma la decisión de acostarse con alguien, acto que va a tener consecuencias (como todos). Como dice Lázaro, aquí la moral wiccana nos recuerda que existen consecuencias para nuestras acciones, pero más bien de la mano de la Ley del Tres. Si el tío resulta que es un mentiroso, pues chica, haberlo conocido mejor antes de haberte metido en su cama (aunque hay gente que miente demasiado bien). Aquí también entra, creo, el famoso caso de «¡pero yo voy a dejar a mi mujer!».
Es mi punto de vista. ¿Qué pensáis los demás?
El segundo aspecto de la moral wicca que plantea Lázaro es uno de mis favoritos…los actos y sus consecuencias!!! Sobretodo se da en los hechizos: «como ates, así serás atado» o la conocida ley del karma (o la Ley del Tres para los wiccanos): «lo que envías-haces, vuelve a ti por triplicado».
Siempre me ha parecido que un wiccano tiene la libertada para elegir si dañar o no, siempre y cuando acepte las conscuencias y el triple retorno. La wicca no toma partido «bueno/malo», nos lo deja elegir a nosotros…eso es lo bonito de ella, eso es respeto!!!
Yo creo que incluso en el caso del “muérete de envidia!” no está incumpliendo la rede tampoco, pues no hay daño objetivo. La “otra soltera”(siempre soltera, claro) no ha prometido nada a la “esposa”, por lo tanto no hay daño…directo, al menos. El marido no es una posesión, es un ser con libre albedrío. La obligación de ser fiel al otro la toma uno respecto de sí mismo, hacia el otro. No la tomas para el otro. Es un “yo me comprometo a…”. La “esposa” no tendría derecho a exigir a esa tercera conocida o desconocida que haga tal o cual conducta, salvo que la tercera se hubiera comprometido: ej. Si son amigas, una se compromete a no quitárselo! Sin embargo, ello debería hacerse expresamente, no suponerse tácitamente. ¿Tiene su intrínculis, eh?!!! Jajajajaja.
En eso estoy totalmente de acuerdo contigo. Ten en cuenta que el concepto de bueno o malo es un concepto cultural, desde el punto de vista de la Antropología.
Para algunas tribus del Amazonas para las que la selva es su hábitat, la supervivencia es algo que depende de la belicosidad de su pueblo, debido a que existen conflictos constantes e históricos por el territorio con las tribus vecinas. Por esta razón, la práctica de las artes guerreras, llegando incluso a amputarse miembros como «castigo» por algún tipo de deshonor a la tribu o la familia, se ve como algo deseable o bueno.
Una antropóloga llegó a uno de estos campamentos y fue motivo de risa para las mujeres de dicha tribu. Cuando la antropóloga preguntó de qué se reían, ellas le dijeron «Tú conservas todos tus dedos, si tu marido no te ha cortado ninguno es que no te quiere».
Es un ejemplo que para algunos puede resultar atroz, pero hemos de recordar que existen situaciones diferentes y que en este sentido, por poder, uno se puede saltar la Rede, otra cosa es que tengas que atenerte a las consecuencias que tus acciones tengan dentro de tu contexto sociocultural.
No sé si me he explicado. A lo que quiero llegar es que las consecuencias no sólo dependen de tus actos, sino que también son variables dependiendo de tu contexto sociocultural. Ahí entra también el respeto no sólo por la voluntad ajena, sino por los contextos culturales ajenos, ya que la voluntad hasta cierto punto la controlamos, pero el contexto cultural… ufff, eso es el ambiente en el que crecemos y el proceso de inculturación no se puede revertir.
Y creo que ya estoy rizando demasiado el rizo :P.
En cuanto al caso de la del «muérete de envidia» mientras lo escribía tenía en mente el caso de dos amigas o chicas relacionadas entre sí. En ese caso creo que sí habría daño directo porque las relaciones de amistad también implican un cierto compromiso. En el caso de que no tengan nada que ver una con la otra, pff, pues creo que no hay daño directo, pasaríamos a los derivados del «pero si voy a dejar a mi mujer, ¡de verdad!». XDDD.
No lo rizas. Es inevitable que se rice. Por eso el tema de la Rede es tan complejo y fascinante.
Me gustaría precisar algo: también yo creo en «la intención es lo que cuenta» (la del muérete de envidia está incumpliendo la rede para mi; pero la que simplemente tiene intención de pasar un buen rato con un tipo que le gusta, no la incumple, aunque no sepa si está teniendo buena o mala intención).
Nunca la dejan jajaja. No es su intención. Por eso se dañan a si mismos al no respetar su compromiso. Mejor sería que rompieran antes de meterse con otra en la cama.
La mentira en sí ya es un daño del «marido» hacia la «otra soltera», para mi.
Sí, opino lo mismo que tú. Por eso creo que la que pasa un rato simplemente tiene las consecuencias naturales de cualquier acto. Por un lado, se lo pasa estupendamente con su nuevo maromo, ahora bien, si se va a la cama sin saber determinadas cosas de él, pues ella allá con su circunstancia que ya somos todos mayores.
En cuanto a tu otro comentario, el que nunca la dejan, hombre, suena a topicazo, pero cuando alguien suelta eso de «es que es mi compañero/a de la vida», o «es que es el padre/la madre de mis hijos», puf, apaga y vámonos. Por no hablar de que quien dice eso también se está engañando a sí mismo, y ahí también hay daño. Es muy triste.
sí, siempre siento compasión por el «marido». El más malhechor para los observadores externos también es el más herido y atrapado por sus propias circunstancias. Todo por no tener el valor de decir, «mira, no puedo prometerte fidelidad» o bien «mira, permítime irme con tal un rato»…supongo que soy muy de aire jajaja.
Marido… o mujer, ¡que las chicas también somos infieles! xDD.
Como has dicho Harwe, el bien y el mal como tales son conceptos socioculturales lo que los hace variar increiblemente de una persona a otra convirtiéndolos en algo totalmente ambiguo, de hecho yo diría que no hay ni un solo acto en este mundo que pueda ser considerado puramente bueno o malo por absolutamente todas las sociedades.
Llegados a este punto no creo que la ley de tres se base en el bien y el mal sino en las consecuencias de tus actos: con toda la buena intención del mundo puedes hacer algo que acabe dañando a otra persona y en ese caso acabarás recibiendo ese dolor de una forma análoga puesto que ese dolor sí que sería indudablemente real, se podría discutir sobre la importancia dada al acto pero nunca se podría discutir el sentimiento generado.
Para aclarar que me lío yo solo: tú sin ninguna mala intención por tu parte has hecho algo que me ha ofendido. Se podría decir que soy un exagerado y que no tengo motivos reales para estarlo pero pese a todo yo seguiría sintiéndome ofendido.
¿Te he ofendido? ¡Lo siento!
Arrodíllate y suplica xD