He oído hablar mucho de las pruebas de los dioses a los que les rendimos culto o devoción y, sí, yo también he hablado de ellas. Pero ya llevo un tiempo dándole vueltas a si en realidad esto de las pruebas de los dioses es algo cierto, real y necesario, o si no es otra moda más.
Hace un año más o menos, un buen amigo vino diciéndome que una divinidad le había puesto una prueba. Le mandé toda la energía que pude, le escuché con un buen té y le di mi consuelo y cariño, como haría todo buen amigo. Yendo hacia casa después de estar con él, pensé en si acaso no era ésa la función que tienen los dioses para muchos de sus devotos, o si acaso no era ésa la relación que yo tengo con los dioses a los que les rindo devoción: son más mis amigos divinos que mis dioses, les cuento mis cosas y siento su apoyo y su calor cuando lo necesito. Fue entonces cuando caí en la cuenta de por qué iniciamos devociones: para ganar, en cierto modo, una amistad divina.
Creo mucho en las relaciones entre iguales, ya sean humanos o dioses. Es cierto, son dioses, pero son energías a las que, admitámoslo, les hemos dado forma nosotros mismos, la Humanidad. Al fin y al cabo, nosotros somos parte de la Divinidad también, ¿no? Entonces, ¿dónde queda en una relación entre iguales esto de las pruebas? Si mi marido, o mi mejor amigo, me empezara a poner a prueba por alguna desconocida razón, probablemente yo acabara mandándole a paseo a la quinta pruebita de marras. ¿Por qué hay divinidades que parecen tener una tendencia a poner a prueba a sus devotos?
Voy más allá y me hago muchas más preguntas: si la brujería es un camino de empoderamiento de la persona, ¿por qué aceptar que haya una divinidad a la que se le antoje ponerme a prueba? ¿No debería ser yo quien decidiera ponerme a prueba, para avanzar, y no ella? ¿No debería ser la relación con la divinidad una relación sana, y no basada en abusos constantes de poder, llamados «pruebas de lealtad»? ¿Por qué habría mi divinidad patrona de hacerme pasar por un sinfín de pruebas, cuando se supone que es mi amiga, madre y confidente?
Estuve madurando todo esto durante un buen tiempo y viendo la escena desde la barrera, hasta que llegó el momento de una de esas «pruebas». Cuando nació mi hija en el mes de abril tuve muchos problemas para iniciar la lactancia materna y se puso enferma, incluso tuvimos que ingresarla en el Hospital. Como madre primeriza, me sentía responsable, culpable y estúpida a partes iguales. No tuve apoyo, estuve sola los primeros días postparto (hicieron trabajar a mi marido) y, sencillamente, no sabía cómo ponerme a la niña al pecho. Me sentí doblemente inepta al recordar que soy devota de una Diosa que rige la lactancia y la crianza como Brigit. Pensé, por un momento, que ella me había enviado esa prueba, porque sí, es tentador ponerle cara y nombre a situaciones difíciles por las que puedes aprender mucho. Pero ese pensamiento no me hizo sentir mejor, sino más bien al revés: fue como echar sal sobre una herida. Era como si Brigit me quisiera mal, en lugar de ayudarme.
Una vez la niña se puso bien, yo aprendí a amamantarla y estuvimos en casa, una personita, una pagana de ésas que se cruzan por tu camino y te iluminan el día, me dijo una cosa: «Me encuentro con personas muy espirituales a las que la vida les pone pruebas muy duras». Ahí estaba la solución. No era un castigo divino, ni era una prueba, era un reto de la vida. Y mi Diosa, mi Brigit, estaba ahí para ayudarme, no para ponerme las cosas difíciles. Si había conseguido establecer la lactancia materna, reivindicar mis decisiones como madre y hacer que todo volviera a su cauce, no era porque ella me hubiera puesto una prueba. Era porque ella me había ayudado a superar el obstáculo.
Ese día estuve revisando apuntes y salió uno de los textos de la Tradición Correlliana pertenecientes al primer grado de la misma, y el texto que repasé resonó en mi cabeza con la claridad de una copa de cristal al ser golpeada con un tenedor:
Dios no necesita de tu validación para existir. Ella no necesita (…) salir corriendo tras sus adoradores suplicando su lealtad, y diciéndoles lo que Ella les puede dar a cambio de su alabanza. Es el adorador el que requiere de Dios, no Dios quien requiere del devoto.
Lady LaVeda Lewis-Highcorrell, Los Cinco Secretos Místicos
En conclusión, creo que si se quiere pensar que las divinidades patronas o matronas están ahí para poner pruebas es muy digno, pero estoy decidida a no creer en ello. Dicen que aquello en lo que crees te condiciona, y yo no quiero seguir pensando mal de la Diosa que tanto me ha ayudado, que tan buena amiga y compañera de viaje ha sido. Prefiero pensar que los obstáculos te los pones tú mismo, o la vida, pero que los dioses no deben estar ahí para tomar nuestra culpa. Creo que no están ahí para que, con su presencia, promuevan una cultura del victimismo dentro del Paganismo actual. Creo que el Paganismo promueve el empoderamiento, y que mediante este victimismo nos quitamos poder, nos convertimos en marionetas. Para eso ya están otras religiones… ¿no os parece?
¡Me re-encantó, Harwe! Divina reflexión <3 Suscribo al 100% cada letra y cada punto. Creo que cuando pensamos que la Deidad nos está castigando, o nos está poniendo a prueba, están sucediendo quizá en el trasfondo una de dos cosas, o ambas: 1.- Estamos cayendo en la superstición, en el "temor a Dios", que bien podría ser bagaje de antiguas asociaciones religiosas; y 2.- Estamos tratando de transferir la responsabilidad a otro (en este caso, Dios). Y como Tú bien has dicho: Diosa no castiga, Diosa no condiciona su amor, la Diosa nos ama, ¡y quiere lo mejor para nosotros siempre! Y enseguida rematas muy acertadamente: No es un castigo, no es una prueba: Es un reto. De ti-para ti. Tu Alma lo generó porque hay algo que necesitas dominar, hay algo que necesitar aprender, hay algo que necesitas demostrarte a ti mismo, hay algo que necesitas sanar, superar, vencer, disfrutar, transmutar. Tú lo necesitas para tu crecimiento espiritual. La Diosa te ayuda y siempre te ayudará, pero el reto es para ti. Gracias por regalarnos este hermoso mensaje de Empoderamiento y Amor. ¡Brujos y Brujas del Mundo, amemos a nuestros Dioses como ellos nos aman a nosotros mismos, de forma incondicional y permanente, no permitamos nunca que el miedo o la sospecha ensucien esa relación de Amor y Amistad tan perfectas! ¡Gracias Harwe! :*
Muero de risa con este vampiro que aparece en mi foto de perfil —————————————->
Hola Harwe! Como estas? Sabes que al leerte lo que escribes parece salido de mis intuiciones… muchas veces digo que los dioses son como egregores, o como que tenemos a los dioses dentro y fuera… etc etc todo eso. Nuestras creaciones… que van cambiando! Me ha pasado de leer info sobre X deidad y leo info que no me agrada… info que para mi gusto ensucia a la deidad, y la gente pone su foco en esas palabras, creencias y alimenta todo eso yyyy termina esa deidad con esa forma que creimos en nuestra vida… pero tambien me ha pasado de leer algo y sobre una deidad y en mi corazón escuchó que me digo a mi misma « esto no es real, en un principio esta deidad no representaba esto…« y luego siento la necesidad de dejar esa info de lado y por mi propia cuenta investigar yo con ese dios o diosa, hablarle yo, saber desde mi quien es y no basarme tanto en un libro que hasta miedo llegué a sentir jaja ! Harwe algo mas que queria agregar es que esta info que subes me gusta pero me suena contraria a un libro tuyo que leo que se llama « el espíritu de una llama« no digo que hayas ensuciado el nombre de brighid, pero senti miedo al leer la info, porque me senti atraída hacia ella y al arquetipo de la madre em general, y en esa info se la presenta incluso como vengativa, que te pone pruebas duras , que es una diosa de guerra y etc y yo pensaba « uy no! Mas pruebas en mi vida? Quiero disfrutar, no quiero venganza, ni guerras ni que nadie deje su sangre en peleas y guerras por ninguna deidad en si, quiero la paz« … y asi fue como me aleje un poquito de ella, decidí eso hasta que un dia bendito me llega una meditacion sobre las aguas sanadoras de brighid ( tambien tuya) y wow me sentí tan bien! Me salió del alma decirle « gracias por ser mi madre, ya que tenia una necesidad interna de amor maternal profunda y de verdad que esas aguas me sanaron… y ahi dije mmmm…. tal vezesta deidad no quiere caos en mi vida… Y ahi deseche el miedo… Y reafirme que los dioses podrían ser facetas nuestras y como tu dices las creencias nos pueden limitar.
Saludos desde Uruguay y gracias!! 🙂
¡Hola! Bueno, comprendo lo que dices pero ten en cuenta dos cosillas sobre el libro del espíritu de una llama. Por un lado, no soy la única autora del libro y puede haber más de una perspectiva sobre esto. Yo tengo que respetar lo que digan las otras personas con las que escribo el libro sobre su experiencia, porque al fin y al cabo es una experiencia personal. Y por otro lado, el camino es precisamente tan personal que las perspectivas cambian conforme se recorre. En este artículo en el que estamos comentando, de hecho, estoy hablando de ese cambio, de la experiencia que me llevó a replantearme todo esto de las pruebas divinas y de lo duro que fue darme cuenta de que YO podía elegir el paradigma que quería usar. A veces es sanador, como sucedió en tu caso, y a veces es transformador, y a veces otras posiciones igualmente variadas y divertidas de vivir. Lo importante es estar ahí, seguir recorriéndolo, no tener miedo. ¿Que es una divinidad de la guerra? ¡Lo es! ¿Que es maternal? ¡También! ¿Qué madre no empuñaría una espada para defender su casa y a sus hijos, mientras que es cariñosa y juiciosa en el cuidado de los suyos? Creo que a veces se trata de ampliar la visión de lo que nos dicen las divinidades, no quedarnos en una sola faceta, ni siquiera en el análisis que hacemos de nosotros mismos, ir más allá pero sobre todo vivir y sentir. Sin miedo, porque esto es vivencial y con miedo no se vivencia. 🙂