Cada día hay más publicaciones sobre Wicca (afortunadamente) en inglés y en español. En todos estos años, la Wicca y las religiones coetáneas a ella (llámense paganas o no) han evolucionado tanto como para buscar nuevas denominaciones y nuevas formas de pensar. Esto es inevitable. También la ciencia ha avanzado y, haciendo un punto y aparte con respecto al debate sobre si las ciencias sociales son ciencia, las ciencias sociales han cambiado en los últimos años, sobre todo con el establecimiento de metodologías de estudio.
Y me diréis «Harwe, ¿por qué sueltas todo este rollo?». Pues lo suelto porque, para mí, no todos los autores tienen la misma validez debido precisamente a este establecimiento de metodologías. En mi anterior artículo expliqué que muchos autores tendían a inventarse la información, cosa que, desde el paradigma actual, está bastante mal visto. Cuando investigo algo me baso en intentar encontrar fuentes fiables y actuales que, debido a mi bagaje sociocultural, no pueden ser inventadas. Lamentablemente, muchos autores se han sacado históricamente cosas de la manga para vender más. A esto lo denomino el «Efecto Llewellyn», quienes conozcáis un poco lo que se publica en esta editorial en los últimos años entenderéis por qué lo digo (y no hablo de la agenda de las brujas).
Así que, sabiendo las frecuentes invenciones basadas en la Ley de L’Orèal (porque yo lo valgo y vende más) que existe en esta comunidad, ¿puede uno seguir fiándose de los autores? La respuesta es sí, pero de algunos. ¿En qué me baso antes de usar un libro por sobre otro, cuando tienen informaciones distintas? En varias cosas:
– El bagaje del autor y su relación con el tema del libro. Recuerdo que me preguntaron qué pensaba de «El libro de las sombras» de González-Wippler. Mi respuesta fue que esa señora es santera. Que sabrá muchísimo de santería, pero que desconozco cuál es su relación con la Wicca, así que no me parece una fuente fidedigna para aprender sobre Wicca. Si quiero saber algo de Gardner me voy a Gardner directamente que para eso publicó en su día, no le pregunto a una santera.
– El año de publicación. Esto es delicado porque depende del tema que estés estudiando. Si coges un libro de finales del S. XIX sobre Antropología o Estudios de Folclore, salvo que sea de un estudioso reconocido (Durkheim, Frazer), hay que tener cuidado con lo que se afirma en el libro. Muchas veces se «rellenaban» los huecos que faltaban con suposiciones nada científicas, y también con literatura. Determinadas crisis del sujeto y del objeto no se habían pasado por aquel entonces. Incluso Frazer sufre, a ojos contemporáneos, de una tiernísima ingenuidad a ese respecto. En cuanto a Wicca, siempre cojo «con pinzas» a determinados autores que publicaron mucho sobre los 80, debido a su bagaje y a su posterior desarrollo. La razón es porque durante esa época todavía se usaba en los libros wiccanos material de principios de siglo que, como acabo de decir, era bastante «creativo». Para saber si me merece la pena tomar como acertado lo que se pone en el libro, compruebo el siguiente punto.
– La bibliografía del libro. Un libro de Wicca Diánica con Marija Gimbutas o Jane Shinoda-Bolen en su bibliografía está bien documentado porque son autoras reconocidas en la materia. Si me ponéis el mismo ejemplo con Leland y omitiendo a autoras y autores que han estudiado sobre feminismo, diré que no está tan bien documentado porque poco tiene que ver El Evangelio de Aradia con el movimiento diánico. Creo que se trata de usar la cabeza: un autor se basa en otros autores para documentarse. Si la documentación es deficiente, el libro es deficiente y se basa en la creatividad. Es ficción y no divulgación.
Ahora mismo es muy difícil orientarse, sobre todo cuando uno empieza. Creo que la respuesta está en preguntarse los porqués. Ayer me dijo una chica en una red social que siempre que se hacía determinada pregunta le decían que «no pensase tanto». Yo os digo que penséis más. Que no os creáis lo que os diga un autor porque sea famoso, que no os creáis lo que hay en internet. Contrastad siempre las fuentes, intentad ir más allá, pensad siempre con la cabeza y, sobre todo, intentad que Wikipedia no piense por vosotros.
Muy muy bueno tu articulo. En el océano actual de información disponible es muy importante encender el modo pensamiento crítico lo más que se pueda. Cada vez más, porque cada vez hay mucha más.. Hace un tiempo , publiqué en otro foro un tema llamado «Qué es verdad y qué es mentira en internet», y veo que te pareció un tema importante. Se agradece mucho un esfuerzo como el tuyo por ser creible. No es un halago. Es una descripción.
Un abrazo