Hemos aprendido que hemos de Saber, Querer y Osar, ahora tenemos un montón de energía depositada en el Universo esperando a que haga lo suyo, a que obre conforme a nuestra Voluntad. Hemos hecho un buen trabajo. Y sin embargo, mañana lo contamos a la vecina, lo decimos en un foro, lo ponemos publicado en un blog. Hemos hecho magia para conseguir nuestro propósito y ahora queda esperar. Como somos unos magos o brujos muy buenos, seguramente nada se interponga en nuestra Voluntad, por la Ley de L’oréal (nosotros lo valemos).
¿O no?
No vivimos aislados en este mundo y la nuestra no es la única Voluntad que se mueve en el Universo. Compartimos esta existencia con un montón de voluntades (mínimo tantas Voluntades como seres humanos hay) y a veces puede que nuestros deseos entren en conflicto con los de otro. ¿Qué ocurre entonces con toda esa energía que hemos empleado? Pues que estamos poniendo sobre ella un enorme rombo verde, como en el juego de Los Sims. Estamos diciéndole a todo el mundo «eh, ahí va mi energía, mira qué bueno soy, todo se me va a cumplir, mira qué genialidad la mía que hago magia». Y puede que no pase nada, o puede que a alguien no le parezca bien.
Así pues, lo mejor es Callarse. Callarse es, por un lado, un ejercicio de humildad de los de verdad. Por otro, un ejercicio de paciencia. Como Aries, Callar es la gran lección que extraigo de todo trabajo mágico y en realidad de todo en esta vida. Por algo los bebés se gestan en la oscuridad del útero hasta que ven el momento de ser dados a luz. Callar es la Tierra que gesta las semillas antes de que germinen. Los proyectos salen cuando tienen que salir, ni antes ni después, y si empezamos a mencionar antes de tiempo determinadas energías, «pierden» fuelle, como una semilla cuando necesita estar en estratificación durante cierto tiempo. Esto sucede primero, claro está, por la contraposición de todas esas Voluntades ajenas que pueden entrar en conflicto con la nuestra.
Pero lo más importante es que pueden entrar en conflicto con la nuestra propia. ¿Cómo es posible? Diréis. ¡Si yo estoy muy alineado con mi propia Voluntad, si medito todos los días, si soy lo más chupiguay en términos mágicos! ¡Si me han dicho en el foro de wiccanos que soy la leche y la repanocha, y que qué ritual más bien hecho me he montado!
Veo con frecuencia estupendos magos cuyos Yoes hacen aguas por todas partes. Literalmente. Hacen aguas en cuanto a sus propios miedos, y cuando mencionan esas energías que han liberado, lo que están haciendo es volver a recrearlas y añadirles ansiedad y miedo. «¿Qué pasará si no sale bien?», puede que se pregunten inconscientemente. «¿Y si el hechizo x se vuelve en mi contra?». «¿Y si me echan un mal de ojo?». Y una larga, larguísima lista de inseguridades que todo el mundo tiene y que no se pueden evitar (véase el anterior artículo, sobre Osar). Así que el consejo de este último pilar no es solamente «cállate», sino también «olvídate». Calla tu boca, calla tu pensamiento, calla tu discurrir interno, sigue viviendo como si nada hubiera pasado, como si el hechizo nunca se hubiese realizado. No le quites energía al traerlo a ti constantemente: deja que haga su trabajo, porque normalmente estas cosas llevan su tiempo. Dale el tiempo necesario, por lo tanto, para que madure como una semilla debe permanecer en la tierra antes de salir a la superficie.
En este mundo de comunicación constante en el que parece que tenemos que publicarlo todo, Callar es un esfuerzo. Pero siempre tenemos la elección de callarnos. Muchas veces me pregunto hasta qué punto estamos obligados a publicar el hechizo que hemos hecho, si realmente es para compartir con otras personas, para enseñarles, o por una necesidad de aprobación. Si es por lo segundo, como suele ser el caso (ya que siempre se pueden publicar hechizos sin necesidad de mostrar qué es lo que nosotros hemos hecho), entonces habrá que trabajar mucho más con lo que comentábamos en Osar sobre todo, en esas partes de nosotros mismos que no han quedado resueltas y que, claramente, necesitamos solucionar. Pero como siempre, me gustaría llamar a la reflexión interna más que a la perorata fabulística, así que dejo las elecciones pertinentes, como siempre, en vuestras manos. Yo me limito a dar mi opinión.
¿Y el vicio de callar u olvidar? Yo creo que a veces peco de olvidar ciertas cosas con demasiada facilidad. Pero si que veo útil lo de callar, yo muchas veces he sentido que por formular algo demasiadas veces para mi mismo o unas pocas con otras personas estoy gafándolo y lo siento en el mismo momento en que lo hago. El silencio es un regalo esquivo
En mi modesto punto de vista, para mí callar o guardar silencio, en el contexto de la pirámide de los brujos, es más un acto de interiorización de todos los pasos anteriores antes que silenciar o mantener un secreto, que también, pero yo lo veo como un continuum de acción. Al fin y al cabo, un trabajo mágico no deja de ser una criatura que hemos creado y a la que hemos dado vida, entonces habría que dejarla actuar porque todos los pasos previos han sido dados. No podemos estar continuamente preguntándonos (y ahí está el ruido interno nuestro) sobre si está bien, si esta mal, como actuará, etc. Es como quien siembra una planta, no está todos los días levantando la tierra a ver si crece o si crece bien, pues la planta acabará muriendo, pues en esto pasa igual.
Interesantes comentarios. Para mi es uno de los puntos más importantes. Tanto a nivel mágico como con otros proyectos de nuestra vida, hablar sobre ello es abrir la compuerta a toda la energía que hemos estado atesorando. Y lo que es peor, cuando nuestra ilusion se encuentra con una pared de indiferencia o incluso burla por parte de un interlocutor, puede acabar generando sentimientos que echen por tierra todo el trabajo que se ha realizado o se va a realizar. En un libro que leí hace tiempo resumía este punto diciendo que no se el echan margaritas a los cerdos. Sin embargo, a parte de todo esto, yo creo que puede tener su contrapartida positiva. Hablar con la gente adecuada, gente de confianza que aporte ideas, fuego y energías favorables no tiene por qué ser malo. Opino que el punto no es sólo callar, sino saber cuándo debe uno callar y contener el caudal de energía en nuestro interior, y cuándo compartirlo para permitir que siga creciendo. Un saludo.
Totalmente de acuerdo, para mí creo que lo más difícil es Osar, tiendo a ser una persona insegura, le doy muchísimas vueltas a las cosas…y sí, soy la típica que cuando hace un hechizo, al día siguiente empieza a cuestionarse todo…¿es de verdad necesario?¿haré daño a alguien?¿estoy atentando contra el libre albedrío?…etc. Por eso quizás hago tan pocos rituales y espero a tener una necesidad apremiante para decidirme. Sin embargo por mi forma de ser, callar es algo que se me da muy bien.
Un saludo.