Crecimiento, involución y el mito del progreso

Escuchamos a diario hablar del progreso y del crecimiento. Nos dicen que el progreso es bueno, que el progreso y el crecimiento son nuestros amigos. Parece que es una cosa especial o rara esto de estar en crisis, de estar en recesión, o de estar en un momento de poco movimiento. Parece una anomalía. Una persona muy inspiradora me dijo una vez que el progreso tal como lo entendemos ahora mismo es un mito, cosa que hizo que se me cayeran todos mis muros abajo. Sin exageraros, me pasé dos semanas alucinando ante esa afirmación. De vez en cuando me venía el pensamiento a la mente y me quedaba totalmente parada durante dos o tres minutos, pensando en lo que nos venden y lo que en realidad puede ser, y me venía a la mente una frase de Astérix: «¡están locos estos romanos!».

Encuentro que los paganos, especialmente los wiccanos, hemos aceptado gran parte de ese discurso socioeconómico y lo hemos llevado a nuestro terreno, y es normal porque nos bombardean con él. El progreso espiritual, el crecimiento espiritual, es saludable, bueno, nuestro amigo. La evolución es positiva. Bien, ¿qué entendemos por progreso, por evolución, cuando estamos en un camino que tiene mareas igual que la naturaleza, es decir, que tiene momentos de crecimiento y expansión, y momentos de involución? ¿Es positivo estar en constante progreso espiritual? ¿Hay que crecer siempre?

Yo creo que siempre se crece, pero no como lo que hoy día se entiende por «progreso» en las noticias. Crecemos como personas, vamos adquiriendo habilidades, que no conocimiento, sino habilidades blandas como la empatía, la capacidad para escuchar, la auto-conciencia, la «higiene» de pensamiento, etc. Son esas cosas que se van ganando con la experiencia, y la razón por la cual se dice que la Wicca es un camino individual vivencial, por lo cual se insiste tanto en que la gente vivencie tanto los ciclos, es porque este camino tiene mucho que ver con la adquisición de dichas habilidades, que inevitablemente repercuten en nuestro bienestar y en una disposición a lo espiritual. Para decir esto me baso en el hecho de que cuando estamos enfermos o deprimidos normalmente no tenemos ganas de vida espiritual.

Sobre todo en estos senderos creo que se desarrolla muchísimo la auto-conciencia, esa capacidad para saber cómo se siente uno y en qué dirección se están encaminando sus pensamientos. Desde mi punto de vista, la auto-conciencia es una de esas herramientas totalmente indispensables, además de muy útil, porque nos permite perder el miedo a nuestras propias emociones y saber cómo vamos a reaccionar en determinadas situaciones. Eso nos abre las puertas a muchísimas nuevas destrezas que se pueden aprender, y a nivel personal creo que darse cuenta de que se aprenden resulta una gran satisfacción. Y en este sentido, el desarrollo espiritual mediante ejercicios de meditación/ visualización/energéticos y demás lleva aparejado un desarrollo a nivel emocional, porque cuanto más se medita y visualiza, más se tiene conciencia de todo lo que pasa por el maremágnum de pensamientos y sentimientos que pueblan nuestra mente y nuestro corazón.

Así pues, creo que se sigue creciendo porque no se deja de vivenciar hasta que uno se muere, pero no creo que tenga que ver nada con el concepto de progreso de las páginas salmón. Una vez me dijeron que los cambios vitales no son graduales, sino que en su mayoría suceden en momentos en los que dices «¡Oh Dios mío!» y entonces hay un repunte de la actividad que conlleva el cambio o la adquisición de una nueva habilidad o cambio de conducta. En mi caso es así. En algunos casos, para que llegue ese momento es necesario que haya una mirada hacia dentro, un momento de reflexión igual que el que puede pasar la semilla que se incuba dentro de la tierra o el insecto dentro de la crisálida. Y de nuevo encuentro en la naturaleza las mejores imágenes mentales para ilustrar este tipo de situaciones, porque creo que nuestra vida personal y espiritual en cierto modo también son cíclicas. Y otra vez vuelvo a la toma de conciencia de uno mismo: creo que existe la necesidad de meterse hacia dentro de uno, pues es como estar en esos periodos de «involución», sin que esto necesariamente tenga que ver con que se progrese menos espiritualmente, al revés: es necesario recuperarse del crecimiento para volver a tener otro momento «¡Oh, Dios mío!» que nos lleve al cambio y al proceso que nos lleva, a su vez, a la adquisición de nuevas habilidades que nos llenen a nivel personal. Creo que crecer y progresar en Wicca son palabras diferentes, y que al final lo que importa es vivenciar plenamente, siendo completamente consciente de todo. Siempre digo que lo importante es disfrutar de esto, incluso de lo «menos bueno», porque de todo se aprende. Así que no creo en el progreso ni en el crecimiento «a toda costa», porque no considero que esto se trate de tener mucho de todo, sino de vivir conscientemente. O ésa es mi percepción al transitar un sendero que tiene a la naturaleza y a sus ciclos como principal inspiración.

One thought on “Crecimiento, involución y el mito del progreso

  1. Esto del crecimiento y decrecimiento, real o aparente lo entendí estudiando teoría del entrenamiento cuando me sacaba algunos duretes para los gastos de la carrera llevando un grupo de competición de natación. Para el diseño de los entrenamientos es vital tener presente tres tipos de ciclos de la persona (micro, meso y macrociclo, según duración de tiempo) y del calendario de competiciones así como el cuadrarlo todo. Una realidad como otra cualquiera para tener la oportunidad de entender estos conceptos. Dejo un link en el que explica de forma muy sencilla lo que ocurre con nuestras capacidades.

    http://octavioperez.es/impulsa-tu-rendimiento-en-la-cima-de-la-supercompensacion/#.Upxex8SWZHs

    Uno de los puntos más importantes a tener en cuenta es que la longitud de cada una de las curvas a lo largo del tiempo son muy variables. Hay cosas en las que ocurre que los tiempos de descanso que nos tomamos cuadran con nuestro ritmo de vida, todo va bien crecemos y ni nos lo planteamos. Otras veces los ritmos entre el entorno y el nuestro se cambia y ya las cosas no van igual… Como bien dices Harwe practicamente la única opción que nos queda, más allá de esperar a que los vientos amainen, es la de autoconocimiento y buscar la forma en que ambos ritmos sean lo más harmoniosos posible. Por otra parte hay algo que he visto muchas veces en la piscina y es estar en uno de los valles prolongados de perdida de habilidad (xq esa curva es así) y que la gente se desanime y tire la toalla pensando que no tenía aptitudes, siendo que era la etapa que le tocaba pasar, no tenía nada que ver con su valía personal. Y con todas estas cosas los niños que llevaba (ya universitarios…) aun no me creen cuando le digo que me enseñaron ellos más a mi que yo a ellos. xDDD
    Igual pondría en la curva de la supercompensación el momento «Oh, Dios mío!» que mencionas justo cuando se inicia la supercompensación que nos permite avanzar un paso más en nuestro caminar. Ya bien sea esta carga de esfuerzo física, emocional, intelectual, espiritual, energética… Como es arriba es abajo ;).

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