Caminando entre mundos: sanando zonas afectadas por desastres, atentados o accidentes

Lo típico cuando se trabaja energéticamente con zonas difíciles, por ejemplo afectadas por desastres naturales, accidentes, atentados o conflictos a gran escala, es que se trabaje con energía Reiki, encendiendo velas o enviando energía curativa de otras clases. Son tantas técnicas que no podría listarlas todas aquí, y creo que en parte es porque cada maestrillo tiene su librillo. Pero para mí estas técnicas, algunas veces y cuando la situación es muy traumática, me resultan demasiado impersonales. No me siento del todo cómoda con eso de «Que vaya donde se necesite», porque a mí me han enseñado que en el trabajo energético hay que ser muy específico.

En mi experiencia, cuando empecé a trabajar en la Orden de Caminantes de Mundos vi que algunas sesiones las dedicábamos a ir por zonas devastadas o necesitadas de energía y ése fue mi primer trabajo de campo «de verdad», pero debido a que nuestras reuniones sólo eran una vez al mes, había momentos en los que creía que era necesario ir a ayudar, especialmente en tragedias muy grandes o importantes.

¿Qué pasaba cuando iba sola aquellas primeras veces? Que me saltaba toda la casquería. Aquello parecía una película de Sam Reimi. Gore en estado puro.

Tras un tiempecito de reflexión sin ir a ningún otro desastre, y un poco menos caldeada, pensé «algo he tenido que hacer mal». Efectivamente, algo había hecho mal: me había acercado a una zona afectada por un desastre desde un nivel demasiado denso o material. Esto no me sucedía cuando accedía con la Orden, porque aparte de ir acompañada, nuestro punto de partida casi siempre es otro.

Esto me volvió a suceder tiempo después en una regresión, pedí ayuda a unos amigos (hola, chicos, vosotros sabéis quiénes sois) y por eso hoy me animo a compartir unos trucos que utilizo cuando camino por zonas en las que puede haber «casquería», ya que esto puede pasar sobre todo en estos momentos.

Nótese que «caminar» aquí quiere decir ir entre mundos. Y que si queréis hacerlo, de acuerdo, pero cada uno a discreción propia. Esto es algo que yo hago porque quiero, y no es que lo recomiende o lo deje de recomendar.

En primer lugar, normalmente al empezar la sesión voy más arriba, a un plano superior y más abstracto, para aproximarme a la zona afectada. No hago lo típico de salir de mi cuerpo, salir de mi habitación, salir de mi ciudad, ir hacia arriba a las estrellas y buscar el lugar aquí y ahora en el que ha pasado el desastre. Si lo hago, creo que existe la posibilidad de que me encuentre con algo no apto para estómagos sensibles, porque así de divertido es mi Yo Superior, o mi subconsciente, o una mezcla de ambos, especialmente tras haber visto las noticias. Para distanciarme de todo esto, la mayor parte de las veces, con hablar con el espíritu a cargo de determinada zona es perfectamente factible hacer este tipo de trabajo de sanación.

¿Cómo sé qué espíritu es el que rige la zona? Pues mediante un estudio rápido de la misma. Para eso tengo internet y puedo acceder rápidamente a la información. Intento evitar en la medida de lo posible las páginas de noticias para evitar casquería mediática adicional, eso sí.

De cara a «subir de plano» hago lo mismo que para «bajar»: tras entrar en trance, visualizo unas escaleras y subo por ellas, hasta donde creo que se encuentra el guardián del lugar, que es donde me lo dice mi instinto. Como no se trata de seres muy muy elevados, no hace falta subir mucho. Si por alguna razón no encuentro al espíritu a cargo de la zona, muchas veces subo de nivel y entonces sí hablo con Divinidades de la zona, a las que hago alguna ofrenda y pido ayuda en la sanación del lugar.

Una vez delante del guardián del sitio, sí doy energía de alguna manera. Muchas veces utilizo las de las velas que he encendido de antemano, otras veces, Reiki. Depende de cómo me sienta en cada momento. Hay veces en las que elevo una oración, mientras visualizo que tomo de las manos al guardián de la zona. En otras ocasiones, saco mi instrumental de reparar elementales o entidades y, como si fuera un médico militar, limpio heridas y curo magulladuras. Pero como decía, no suelo ver casquería: si acaso tengo a veces que poner alguna tirita energética. Otras veces reconforto al elemental por el dolor con un abrazo.

Cuando es un país entero el afectado por un desastre o un atentado, visualizo a la representación de ese país y normalmente le ofrezco mi hombro para llorar o le doy energía sanadora. Por ejemplo, el año pasado con el atentado de París, visualicé a Francia como la señora que puede verse en este cuadro de Delacroix:

Liberty Leading the People. 1830. Oil on canvas, 260 x 325 cm.
Liberty Leading the People. 1830. Oil on canvas, 260 x 325 cm.

De esa manera, me ahorro trabajar con personas concretas que hayan fallecido y que todavía no sepan muy bien qué les ha pasado, pues suelen tener todas las papeletas de garantizarme una buena vomitona.

Luego de la sesión, intento volver por el mismo sitio. Este tipo de trabajo suele impresionar mucho y de vez en cuando recomiendo hacer recuperaciones de alma para tratar de volver a estar «enteros», especialmente si hemos vuelto rápidamente por alguna interrupción o algún trauma de cualquier clase. Algún día contaré de qué va este tipo de práctica, que también es muy interesante.

Y aquí lo dejo, hasta el próximo episodio de «Caminando entre mundos con Harwe». ¡Nos leemos pronto!

Muchas gracias a mis compañeros caminantes de mundos, dentro de la Orden o fuera de ella, que me han ayudado a desenvolverme de esta manera, y sin cuya ayuda estaría todavía dando tumbos.