A mi hijo aún no nacido

Hola, peque:

Podría decirte muchas cosas acerca de cómo has venido a la existencia, pero en realidad nada de eso haría honor a la verdad. Lo único que hace honor a la verdad es que te has burlado de la Biología. Creo que eso demuestra varias cosas, entre ellas, que en vida creo que soltarás muchas risas, riéndote de quienes dicen que las cosas son imposibles. A mí, de momento, ya me has demostrado que no hay nada imposible en esta vida. Tú eres lo imposible hecho posible.

También eres un pionero: eres el primer hijo varón de una generación entera, tanto de una parte como de la otra de la familia. Pero no por eso te considero más o menos especial. Te considero especial porque eres hijo nuestro, y punto. Te considero especial porque has venido en un momento muy difícil de mi vida, a enseñarme que hay que poner al mal tiempo buena cara, y a saber ver lo hermoso hasta en las condiciones más difíciles. Me has reconciliado con mi propio poder personal, me has enseñado a que no hay que tener miedo y, lo más importante: me has enseñado de mí misma que ya no tengo miedo. Lo cual es muy liberador, porque es como haberse quitado por fin una cadena muy pesada, y verla tirada en el suelo después de haberse zafado de ella.

No espero que te lleves bien con tu hermana. En realidad, me dará igual si os caéis bien o mal. Si lo hacéis, genial. Tampoco me importa si sois médicos, abogados, famosos o ricos. Me importa un bledo si sois o no ambiciosos. Mi única ambición, para ti y para ella, es que seáis felices en la vida. Porque al final, el éxito es tan volátil que hasta el más exitoso acaba en el mismo lugar que quien nunca lo fue: el cementerio. Voy a estar orgullosa de mis hijos seáis como seáis, hagáis lo que hagáis. Prometo aceptaros como sois y apoyaros en cada nueva aventura.

No has nacido, pero ya eres un niño de cambios y un niño de revoluciones. Eres un niño de independencia y un niño de reivindicaciones. Te has abierto paso como un campeón, en silencio, con delicadeza, pero con constancia. Honestamente, parece que nadie se ha hecho eco de tu presencia. Déjalos que se lo crean. Déjalos en su ignorancia. Al final, quienes callan sobre sus planes son los que consiguen llevarlos a cabo, pegan el pelotazo y dejan a todo el mundo con la boca abierta, demostrando, una vez más, que quien hace ruido sólo se basa en las apariencias, mientras que quien hace las cosas de verdad es quien se lleva el gato al agua. Por algo el silencio y la sorpresa es el arma preferida de los depredadores nocturnos.

Te doy las gracias por prestarme tu voz para rugir. A tu hermana le dije muchas cosas sobre mí en la carta que le escribí, le pedí muchas disculpas por ser yo. Ahora entiendo que eso no estuvo del todo bien, porque era como no aceptar que seré tu madre y ya está. Eso abrió la puerta de mis inseguridades a personas que no tenían que entrar en mi maternidad. A ti no puedo decirte lo mismo, no puedo pedirte disculpas, pero porque tú ya me has aceptado. Tú ya me has elegido. Gracias, peque, por ser tan grande y por enseñarme tantas cosas sin ni siquiera haber llegado al mundo. Eres un maestro.

Te quiere,

Mamá