La supuesta batalla por los «seguidores»

megustaHoy estaba haciendo un repaso de mis redes sociales y uno de mis contactos hacía una reflexión sobre la cultura del «seguidor» que tenemos en este mundo pagano y lo que supone para la gente seria. Él decía que parece que todo el mundo quiere ser el más guapo o el que más seguidores tenga, y que al final los serios se acaban cansando de esa especie de batalla por ser el más popular. Me ha hecho mucha gracia que lo diga tan abiertamente, porque creo que es la percepción que se tiene a veces, incluso desde dentro. Hace ya tiempo, le preguntaron a uno de los miembros de mi grupo si no montaría su propio Templo para que tuviera más «seguidores» que el mío, y me partí de la risa cuando este chico me lo contó porque la persona que hizo la pregunta (no sé quién es) tiene una visión muy errada de lo que supone tener un Templo y estaba quedando en evidencia al hacer esa pregunta. Un Templo no es una cuenta de Twitter, no se tienen seguidores, y desde luego su valía no se cuenta por la cantidad de ‘Me gusta’ en facebook. Eso se llama presencia en las redes sociales, no valía de los grupos.

En el Paganismo, la mayor parte de los grupos no tienen presencia en las redes sociales, tales como cuenta de Twitter, cuenta en Ask.fm o página «Me gusta». Mi amiga Gaia, de Madrid, lidera un coven de la Tradición Greencraft llamado «El caldero de Cerridwen». Tienen su página web, pero no tienen página ‘Me gusta’ de Facebook y eso no les hace que valgan menos, al revés, hacen un trabajo estupendo. Otro buen amigo lleva la página web en español de Silver Circle y lo que tienen en las redes sociales es un grupo cerrado para simpatizantes, si bien no tienen página ‘Me gusta’ en Facebook. Y lo mismo, su trabajo es espectacular y muy serio, ellos utilizan esos medios para quien quiera saber qué hacen. Hay grupos que sí tienen presencia pronunciada en las redes sociales, por ejemplo la Hermandad Druida Dun Ailline, o el propio Templo de Brigit, que yo misma dirijo. Cada grupo tiene sus preferencias.

Las cosas se publicitan ahí fuera porque de toda la vida, o de toda mi vida pagana al menos, las personas han tenido la necesidad de saber qué había en su zona, o qué corrientes les eran afines. Durante mucho tiempo nos hemos quejado de lo oscurantistas que éramos y lo escondidos que estábamos los paganos en este país. Y de hecho, la gente sigue preguntando qué hay en su zona, a pesar de que Google lo sabe y lo tiene todo, y a pesar de la gran cantidad de información que vertemos en Internet, destinada a ese buscador sincero. Y ahí está la clave: la presencia en Internet de los grupos está ahí para el buscador que lo necesite. No veo ningún grupo pagano serio en España que haga concursos para obtener más «Me gusta», la mayoría usamos los medios a nuestra disposición para que, quien nos necesite, nos encuentre.

Pero claro, la cultura del «fan» está muy presente en nuestra sociedad, porque es una sociedad basada en la competición, y bastante agresiva además. Entonces, eso se interpreta como que no es que queramos ayudar a los demás a encontrarnos, es que estamos «compitiendo» o que «necesitamos competir», y ése es el juicio que se hace. Y hay gente que se une a eso, ilusos de ellos. Cada vez que entro a youtube a ver un vídeo de Lady Gaga (por poneros un ejemplo), hay gente discutiendo de si ella es mejor o la mejor es la otra cantante que está haciendo un trabajo similar. Y no entienden que, en realidad, la gente que se dedica a la música no comparte lo que sabe o lo que hace por competir, sino porque les gusta lo que hacen. A ver, que los cantantes ganan dinero y no son ONGs de la diversión, pero desde luego no lo ganan por la cantidad de batallitas que tengan sus «fans» entre ellos, ni por la supuesta «competición». Ahora, llevemos esto al terreno pagano. Los grupos de apoyo al camino espiritual que son más o menos serios también están compuestos por personas a las que les gusta lo que hacen y les da igual tener 100 ‘Me gusta’ o no tener ninguno. Y lamento si le quito glamour a esto, pero la realidad es que de llevar un grupo no se vive, ni de llevar un blog de paganismo, ni de tener una página en Facebook con «seguidores». Se vive del trabajo (que, en la inmensa mayoría de los casos, no está relacionado con el Paganismo ni con la brujería), o de la familia en el caso de las personas que están estudiando. Por tanto, esa «competencia» que algunos se empeñan en ver es inútil y creo que (es mi opinión) denota una gran inmadurez.

Es más, esa actitud es contraproducente para lo que queremos conseguir, como es más visibilidad, que la sociedad acepte el Paganismo, que tengamos ciertos derechos civiles, en fin, que podamos vivir como ciudadanos que ejercen su libertad religiosa. Cada uno en su casa, y los dioses en las de todos. Al final lo importante es tener el acceso a la información del que tanto nos hemos quejado durante tantos años, pero como el hombre es hombre, cuando se tiene ese acceso, parece que tuviera que inventarse otras cosas de las que quejarse para no aburrirse. Os lo digo de corazón y con todo el humor del mundo.

Gracias a Jose por su reflexión, que tanto me ha hecho pensar en esta fría mañana de invierno.

4 thoughts on “La supuesta batalla por los «seguidores»

  1. Cuando el Templo de Madrid estaba abierto, la gente a veces intentaba que yo le pusiera un pin en la solapa por venir o porque traía gente. Lo dije siempre «Hekate no me da 10 euros por cada seguidor que el Templo tenga». Un templo es donde mora la divinidad y donde los humanos vamos a elevarnos con esa divinidad. Un Templo puede tener sólo una persona o mil personas y ser igual de válido. Y eso es algo que funciona asi en todas las tradiciones del mundo, buen post 😉

  2. ¡Gracias por el artículo!
    Aunque estoy de acuerdo en que la competición es absurda y más bien empobrece que otra cosa, también veo que en ciertos ámbitos del paganismo se compite… ¡y a qué niveles! No solo en las redes sociales, también en cotilleos y críticas salvajes «off the record», a veces basadas en prejuicios o en hacer una ley de unas pocas observaciones (o directamente creyendo a pies juntillas los comentarios de terceros) y otras por puro ego.

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