Interpretación de los sueños (2)

En la anterior entrada hice una introducción a los llamados «sueños premonitorios» y expliqué cómo funcionan, partiendo de la base de que los sueños simbólicos son los que, normalmente, suelen tener una relevancia a efectos de premonición o conocimiento del futuro de la persona. Dije también que cada uno es un mundo y que por eso los manuales simbólicos de sueños no tienen mucho que nos pueda servir, ya que para cada persona un símbolo puede adquirir un significado diferente. En esta ocasión me gustaría hablar de la forma en la que podemos encontrar nuestro «idioma» personal, la forma en la que nuestro subconsciente nos habla a nosotros y sólo a nosotros.

La libreta de sueños

RP_reporters_notebooks_new_large Si queremos averiguar cuál es nuestro idioma-simbolismo personal necesitaremos llevar un registro de nuestros sueños para ir aprendiendo por ensayo y error. La cosa es que los sueños se olvidan fácilmente, sobre todo en sus detalles, cosa que comenté también en la primera parte de este especial. La forma más sencilla de solventar esto es tener una libreta de sueños y un bolígrafo o pluma a mano, lo más cerca de la cama que se pueda. No hace falta que sea un cuaderno complicado o bonito, basta una libreta sencilla, donde podamos emborronar, donde podamos escribir con la letra de medio dormidos y no nos dé ningún reparo hacerlo. Recomiendo las libretas de tamaño cuartilla (lo que en papelería se conoce como tamaño A5), porque si lo necesitamos la podemos meter en la cama fácilmente y escribir en ella mientras todavía nos acordamos de lo que hemos soñado. En mi experiencia, las libretas demasiado alargadas o los grandes libros de las sombras acaban siendo cachivaches demasiado grandes como para escribir cómodamente en ellos. A mí me encantan las libretas de reportero, que tienen las anillas o la junta de las páginas por arriba (como en la ilustración) porque puedo aprovechar toda la hoja para escribir y hacerlo por las dos caras con comodidad. Pero eso ya es cuestión de gustos, en realidad cualquier cuaderno vale.

El tiempo aproximado en el que olvidamos los detalles de un sueño es de 30 segundos desde que nos hemos despertado. Luego, el registro sigue siendo válido, pero nuestro cerebro puede jugar a «rellenar los huecos» de la historia soñada con cosas de su invención o que le parecen más lógicas. Así que, cuanto antes, mejor. Lo ideal es anotar cuánto ha pasado desde que soñamos hasta que realizamos el registro, el día y la hora del sueño. Si no sabemos la hora, pues apuntamos «por la mañana», «durante la siesta» o más o menos cuando sea.

Lo que sí aconsejo es no lanzarnos a hacer una interpretación tal y como lo hemos soñado. Dejemos las cosas reposar. Una vez apuntado el sueño, lo mejor es olvidarse de él y luego volver a la libreta días más tarde, o de forma periódica. La razón es que podemos establecer un vínculo entre lo que nos dijo el sueño y lo que sucedió días o semanas más tarde (incluso años). De ahí es donde podemos empezar a sacar qué significan los símbolos que veamos.

Os pongo otro ejemplo de mi diario o libreta de sueños, éste es de 2004:

Estoy sentada en mitad de la selva, en un claro. Oigo serpientes sisear, tengo un poco de miedo porque los matorrales se mueven. Silenciosamente, un tigre enorme emerge del verdor. Estoy aterrada, no me puedo mover. El enorme animal acerca su hocico, me huele, se relame y, como si fuera un gatito juguetón, se tumba a mi lado. Ronronea. Me muestra el pecho al ponerse boca arriba. Saco fuerzas de flaqueza y lo acaricio. Se comporta como un gatito grande.

No relacioné para nada este sueño con nada hasta años más tarde, en julio de 2007, cuando tuve este otro:

Estoy en el piso de mi abuela. Oigo gritos. «¡Ya viene, ya viene! ¡Corred!». No sé lo que viene, pero tengo miedo. Corro hacia la que era mi habitación y me escondo bajo la cama. Veo unas enormes patas amarillas y me asomo por una curiosidad más fuerte que el miedo. El tigre lleva las fauces llenas de sangre y se sienta frente a mí. Mi gata, negra como la noche, está a su lado, también sentada, tan tranquila. La gata me habla en la mente: «Sangre de tus enemigos», me dice. Me despierto.

Ahora sé que el tigre es uno de mis animales tótem y que suele aparecer cuando necesito protección. De nuevo aparece mi gata, igual que en el ejemplo que puse en el artículo anterior, si os dais cuenta. A veces puede sucederte que digas «esto me suena, creo que soñé algo parecido», y ahí es donde puedes ir a tu registro de sueños anteriores y ver cuándo soñaste con ese mismo elemento. Así, puedes relacionar ese sueño con algún suceso parecido del pasado, basándote en tu experiencia vital para ello. Eso fue lo que tuve que hacer yo en este caso, en ambos momentos me encontraba en una crisis personal en la que sentía que necesitaba esa protección extra que me daba el tigre. Por eso decía al principio del artículo que esto es ensayo y error, puesto que se trata de ir aprendiendo qué significan determinados símbolos para ti y sólo para ti, a qué experiencias vitales puedes hacer referencia cuando aparecen esos símbolos en tus sueños. Por eso es tan útil tener una libreta donde apuntar. Si una libreta no es suficiente porque apuntas mucho, no pasa nada, hazte con otra (¡es lo bueno de que sean baratas!) y marca en cada libreta desde qué fecha hasta qué fecha has ido recogiendo sueños en ella. Repasa tus registros cada varios meses, a ver si encuentras patrones o símbolos comunes. Así, a base de experiencia, puedes ir haciendo tu propio «manual» de sueños personalizado. Pero claro, para ello necesitarás paciencia y realizar tu registro durante varios meses, al menos. La constancia es la madre de todas las artes en esto del ocultismo y del camino espiritual personal.

En el último artículo hablaré del sueño lúcido y de para qué se usa.

One thought on “Interpretación de los sueños (2)

  1. Me gustaría saber la interpretación que se le da a soñar que vas en autobús por una autovía y por el camino te encuentras indigentes muertos por el camino. La autovía tiene tráfico normal y es real, es decir ese camino lo hacía a diario. En el sueño el conductor del autobús esquiva a un muerto tirado y recuerdo a que la gente de la guagua decía que habría que llamar a la policía.

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