Conócete a ti mismo

Reconozco que no soy fan de las 13 metas. No por nada, la mayor parte del tiempo me encanta Cunningham. Pero me dan un poco de grimilla las reglas y los preceptos, y cómo se las toman a veces las personas, como si fueran «mandamientos». Pero he de reconocerle que una de ellas, «Conócete a ti mismo», me parece acertada. La cosa es que no es de él. Es lo que se dice que estaba escrito en el Templo de Apolo en Delfos. Curioso y paradójico, para ser un sitio donde la gente iba a escuchar oráculos y aprender qué era lo que debía hacer.

Soy una persona introspectiva. Mi familia y mis amigos dirían que soy compleja y estoy de acuerdo con esa aseveración. Me pregunto constantemente los porqués, los cuándos y los cómos, de los demás y de mí misma. Me gusta ver las motivaciones detrás de los comportamientos de todo el mundo, tan sólo por comprender. La comprensión es difícil en algunos momentos, por ejemplo cuando te insultan, pero dispara otras cosas como la compasión y la empatía, que creo que son valores muy escasos en este mundo rápido. Hay momentos en los que es inevitable juzgar, saltar y dar una opinión porque no estás de acuerdo. Sería muy estúpido pensar que tenemos que gustarle a todo el mundo, porque es imposible. Sería muy estúpido pensar que todo el mundo tenga que estar de acuerdo con todo el mundo. Al final creo que a quien debemos gustarnos es a nosotros mismos.

Creo que el primer paso para gustarse uno mismo, y por ende a los demás, estaba escrito en la pronaos del Templo de Apolo en Delfos. Conócete a ti mismo. Pero da mucho miedo. Hay gente que no quiere estar dentro de sí mismo, bucear, hacer trabajo con la Sombra, porque no sabe qué va a encontrar. Cuando le comento a alguien si trabaja con la Sombra y tiene problemas, siempre está el que me dice «es que yo he trabajado ya mucho con la Sombra, no lo necesito». Te felicito, pero si sigues teniendo problemas es que aún lo necesitas. Y no necesito que me lo cuentes, mi labor no es enterarme de qué te pasa ni de los traumas infantiles que tienes, sino que tú te enteres de qué es lo que te pasa. Que conozcas a tu Sombra. Que la aceptes. Ésta es una labor en progreso, no algo que se hace una única vez.

Cuando te aceptas, ves lo que haces y sabes por qué lo haces, el mundo es más sencillo. Aceptas que eres heredero de ese pasado que a ratos sale a darte una colleja a través de tu Sombra. Ganas la perspectiva suficiente como para entender por qué los demás hacen lo que hacen, los humanizas. Nos hemos vuelto un poco sociópatas, pensamos que la gente son objetos, los cosificamos. Este tipo de trabajo nos ayuda a ver la humanidad en nosotros y en los demás. Es un trabajo muy duro, del tipo de trabajo que duele, pero creo que cualquier persona se vería muy beneficiado de ese tipo de labor, especialmente siendo wiccano. Descubres partes hermosas también, como tu propia generosidad hacia ti mismo por aceptar mostrarte impúdicamente cuáles son las áreas que has estado ocultando durante largo tiempo: los esqueletos en el armario. Te hace fácil quererte porque te comprendes. Y así es más fácil querer a los demás también.

Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a esto y entran en Wicca por la magia únicamente, porque resulta difícil bucear en uno mismo y en los demás, lleva tiempo y todo se quiere «aquí y ahora». Consideran que la magia es la salida a todo. Perfecto. A esas personas les deseo mucha paciencia, porque la magia tiene sus límites. Hay un chiste cristiano que me contaron hace tiempo, de un señor que le reza todos los días a su Dios para que le toque la lotería. Cuando muere y llega al cielo, le reprocha a Dios que nunca le tocara la lotería. Y Dios le contesta: «¡Haber echado por lo menos para que te tocara, tontolculo!». En definitiva, podemos hacer toda la magia o rezar todo lo que queramos para encontrar un trabajo, pero si nunca echamos un currículum, ¿cómo nos van a llamar? Podemos mover toda la energía del Universo conocido, pero si no podemos de nuestra parte, ¿cómo vamos a ser felices?

Siempre digo que estamos muy faltos de reflexión en este mundo, también en un camino espiritual como Wicca, y que por eso a mí me gusta compartir lo que reflexiono. Para mí, reflexionar es una forma de conocerme a mí misma, de hacer ese trabajo a ratos ingrato de mirar hacia dentro e intentar comprenderse, de tenerse compasión, de aceptarse. Ser wiccano no es fácil, sobre todo cuando uno se da cuenta de que hay que usar la cabeza y el corazón, y que ese uso es como un músculo que, si no se utiliza, se atrofia. Cuando pasan los días, me distancio de lo que he escrito y luego vuelvo a leerme. Hay veces en las que me río y otras en las que no me río tanto. Lo importante en este camino es conocerse, no hacer hechizos ni conocer muchas cosas, ni saber de plantas, ni de Tarot. Todo eso está fuera. Lo más importante está dentro. Por eso, conócete a ti mismo.