Etiquetas y religión

Aprovechando los días de fiesta, el estar con la familia, que en estos momentos además con mi embarazo se está convirtiendo en casi una constante (todo el mundo quiere disfrutar de mi barrigón, y no les culpo, a mí también me encanta), he tenido la oportunidad de intercambiar ideas con personas de diferentes religiones. Una de las conversaciones más interesantes a este respecto la tuve hace unos días con mi madre. Ella ha sido tarotista durante muchos años… pese a que se considera católica. Estábamos hablando sobre espiritualidad y me comentó que no se sentía muy cómoda con la etiqueta «católica» de todas formas, porque no está del todo de acuerdo con lo que promulga la Iglesia, y que de hecho con muchas cosas está en un tremendo desacuerdo. Me preguntó qué tal llevábamos los paganos eso de meternos en una etiqueta, si yo consideraba que la gente seguía determinados patrones dependiendo de cómo se denominara, o si dentro de las diferentes corrientes había desacuerdos.

Lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle que en absoluto estamos todos de acuerdo en todo, para empezar porque el término «pagano» engloba una cantidad tan ingente de personas, corrientes y ramificaciones que es imposible estarlo. Le dije también que ni siquiera yo estaba de acuerdo con todo lo que se decía dentro de mi propia tradición o religión, que tengo una visión muy personal y que de hecho me molesta que se diga de los wiccanos que somos así o asá (juicios de valor que me han venido especialmente desde fuera o por parte de gente que ya no es wiccana), porque no hay dos personas iguales y por tanto no hay dos wiccanos iguales, ni siquiera dentro de la misma tradición.

Creo que mi madre se descorazonó un poco cuando le dije esto, porque quizá tenía la esperanza de que estuviéramos más unidos como comunidad. La etiqueta está muy asociada en esta cultura (y creo que erróneamente) al concepto de identidad. A veces se me asemeja a la película de Quadrophenia: o eres rocker o eres mod, y eso es lo que te define, y no creo que deba ser así. En el sentido de la religión que practico, creo que de primeras hay mucha gente que quiere ser etiquetado como «wiccano» porque tiene esa connotación de ser brujo, pero «brujo bueno», o incluso iluminado espiritual. Y dentro de la Wicca, como «gardneriano» o «tradicional» porque consideran que eso es ser glamuroso, un «auténtico wiccano» o «serio». Cuando no se están dando cuenta de que la seriedad, la formalidad y otro tipo de cualidades individuales son personales, y no las da una etiqueta (ni una iniciación) sino una actitud. Pero claro, existe esa percepción porque ser gardneriano implica pertenecer al linaje de Gardner. Muchos de los que buscan esas iniciaciones se sorprenderían de lo tremendamente accesibles, simpáticos y divertidos que son los gardnerianos que yo conozco, muy lejos de ese halo de estar por encima del bien y del mal que se les ha dado desde fuera. Lo mismo pasa con mi propia tradición. He oído de los correllianos que somos poco selectivos y, sin embargo, me considero extremadamente selectiva en la gente a la que elijo para estudiar en el Templo, formal y seria en lo que respecta a mi práctica y a lo que hago. Otra cosa es que en lo personal me encanten los chistes absurdos. No tiene nada que ver la velocidad con el tocino y al final se trata de personas y caminos, pero desde luego no creo que una etiqueta defina lo que es alguien. Creo que es más bonito definirse por lo que uno mismo es. En plan «Hola, soy Harwe, soy una persona feliz, me encanta leer y escribir en mi tiempo libre, y adoro los gatos».

Claro que es precioso sentirse parte de algo y por eso nos etiquetamos. A mí me encanta decir que soy correlliana, y por supuesto porque me han dado muchísimo, para empezar unas directrices en las que desempeñarme en mi camino espiritual, la posibilidad de expandir esas directrices y la capacidad para ayudar a otras personas. Pero eso no significa que esté de acuerdo con todo lo que se hace o dice en la tradición, y de hecho agradezco infinitamente que en mi tradición se permita tanta libertad de pensamiento al respecto de muchísimas cosas. Nada me arranca una sonrisa más que cuando el Rvdo. Don dice eso de «ésta es la visión que tenemos y como nos gusta explicarlo, puede que estés de acuerdo, puede que parcialmente, o puede que tengas tu propia explicación». La verdad, me quito el sombrero, porque con esos comentarios y esa libertad a cualquiera le gusta ser de la etiqueta que sea porque le dejan a uno ser uno mismo. Curiosamente, encuentro el mismo comentario en muchísimos otros compañeros y compañeras wiccanos que conozco de otras tradiciones. ¡Y me parece genial! Creo que lo importante al final es ser coherente con uno mismo y saber vivir en sociedad, darse cuenta de que no se es el centro del universo, sino una parte del mismo, y sentirse feliz con eso.

Por otro lado están los que huyen de la etiqueta «Wicca» tanto que prefieren decir «soy de esta religión/tradición/loquesea porque la Wicca es una chuminada plagiada barata». Muy bien, pero no creo que sea sano etiquetarse uno mismo en función de la negación de otra fe, sólo por el hecho de no estar de acuerdo con dos o tres personas que no representan a todo el colectivo. Es como si alguien toma mi blog como referencia de lo que es un wiccano, cuando en realidad éste es el espejo de la mente de Harwe, y no representa a toda la Wicca. Por otro lado, estoy, y creo que la mayor parte de los wiccanos estamos, totalmente conformes con tener influencias hasta de la Blavatsky. ¿Y qué religión se mantiene «pura» desde tiempos inmemoriales? ¡Ninguna! ¡Las religiones son herramientas orgánicas, están vivas, y cambian por y con la gente! Otra cosa es que se quieran mantener las costumbres por una cuestión de honor, de lealtad, a esas personas que fueron antes que nosotros, pero esto está hecho por y para personas. No al revés.

Una de las grandes dudas de mi madre en los últimos días a este respecto, y que me hizo llegar a colación de su propia duda con respecto a su auto-denominación, fue, «¿y qué pasa en vuestro caso si te equivocas en la etiqueta? ¿Y si de alguna forma sabes que no es para ti, que no estás de acuerdo?». Le contesté que para eso tenemos el mínimo del año y el día, al menos en mi rama y en la mayoría de las ramas que he tenido el gusto de conocer. Es duro ponerse una etiqueta, porque de alguna forma sabes que luego vas a ser constantemente comparado por los demás, y que incluso te vas a comparar tú mismo con otras personas de tu misma corriente, pero a la vez es un privilegio porque sabes que se puede elegir. Por eso hay que estar seguro de por qué se asumen determinadas posiciones en el paganismo, para qué y cuáles son las razones de base para tomar la decisión de seguir x corriente pero siendo uno mismo, y haciéndolo porque a uno le llena, no pensando en la posición social de ser iniciado de x o por la connotación que tengan otras ramas.

¿Que hacer esto requiere autoconocimiento y autocrítica, y que lleva tiempo? Claro. Y nadie dijo que fuera fácil.