Soy brujo/a y… quiero tener un gato

¿Qué hay más típico que la figura del gato junto a la bruja? Pues posiblemente el caldero, y poco más. Y ahora que llegan las fiestas, los regalos y esas cosas, es normal que en muchas casas se regalen mascotas para los más pequeños o para los no tan pequeños. Como orgullosa humana de dos gatos, me gustaría dar algunas pinceladas de lo que supone hacer buenas migas con estos amigos peluditos, sus cuidados y otros detalles a tener en cuenta.

¿Puedo permitirme tener un gato? 

Y no hablo de dinero, hablo de tiempo y de ganas. Hazte algunas preguntas antes de lanzarte a buscar al gato de tus sueños: ¿puedo permitirme comprarle una comida que cubra todas sus necesidades? ¿Dispongo de un lugar donde ponerle una bandeja de arena, y que esté alejado del trasiego del resto de la casa? ¿Estoy dispuesto a cambiar desechos cada pocos días y mantener la arena limpia? ¿Voy a estar en casa a menudo, para darle tiempo y cariño a mi mascota? Si me voy de vacaciones, ¿puedo confiar en alguien para que se pase por mi casa a diario y se asegure de que el gato está bien, le ponga agua y comida y le cambie la arena? ¿Soy consciente de que otras mascotas pueden no tolerar al gato, y estoy dispuesto a dar todo lo posible de mí como para hacer la convivencia armoniosa? ¿Tendrá mi gato suficiente sitio como para correr y jugar en mi casa? ¿Puedo darle un sitio donde dormir? ¿Soy consciente de las alergias propias y ajenas en casa, y todo el mundo está de acuerdo con tener un gato? Si se pone enfermo, ¿lo llevaré al veterinario y me aseguraré de darle la medicación necesaria hasta que le den el alta? ¿Estaré dispuesto a tener todas sus vacunas en regla y a cumplir con la identificación del animal de la manera en la que lo marque la ley pertinente?

Si la respuesta es sí a todas estas preguntas, entonces estamos preparados.

Características del gato como mascota

Un gato es más que una mascota. Es un compañero de piso. A veces incluso actúa como si fuera el dueño de la casa y tú te limitaras a pagar sus facturas. Pero, al contrario de lo que se cree, son animales muy apegados a una persona que actúa como su «humano favorito». Esa persona será como su madre o su padre y la buscará para todo lo que necesite, si confía lo suficiente en ella. Que ésa es otra: el gato no te amará incondicionalmente como un perro. El gato te amará con todas sus fuerzas, pero sólo si te ganas su amor antes, y no sólo por ser el que le da de comer. Esto quiere decir que si te enfadas con él y hasta le pegas, él se enfadará y no querrá estar contigo. Si, en cambio, usas la mano izquierda a la hora de la disciplina, y lo disuades de hacer cosas de una forma en la que no se dé cuenta de que le estás distrayendo o disuadiendo, o lo «convences» de que rascar el sofá o subirse en la encimera no es divertido, entonces hacer esas cosas perderá el interés para el michín y no lo continuará haciendo.

Una relación de humano-gato se parece mucho a cualquier relación con cualquier otro humano. Son animales independientes, no en el sentido peyorativo de la palabra, sino en el que ellos son totalmente autosuficientes para buscar un sitio tranquilo y echarse una siesta. Irán contigo cuando tengan ganas y entonces sabrás que están siendo totalmente sinceros. Un gato no te adula, un gato va contigo y busca tu atención cuando realmente le apetece estar contigo. Y créeme, esto pasa muchas veces al día cuando la relación con el animal es positiva y armoniosa. Un gato no miente, no sabe, sus movimientos le delatan. Cuando un gato te lama, entonces amigo mío te estarán diciendo lo mucho que te aprecian, y será de verdad, desde lo más profundo de ese pequeño corazón felino.

Son animales extremadamente limpios. Se pasan el día limpiándose y a algunos les da hasta coraje que les toquen con las manos sucias. Si saben hacer sus necesidades en la arena y la arena está limpia, lo harán siempre ahí. Otra cosa es que la arena no esté a su gusto o que la limpies muy de cuando en cuando. Entonces puedes prepararte a que te dejen regalitos como muestra de su disconformidad con la limpieza de la casa.

Cómo elegir un gato

Primero de todo, plantéate cuántos años quieres vivir con tu amigo. Los gatos de raza son muy bonitos pero a) son carísimos y b) debido a la selección a la que son sometidos normalmente viven pocos años. Hay mucha gente a la que le encanta este tipo de gato, muy seleccionado, porque es un status social y porque el carácter es predecible al estar determinado por los genes.

No obstante, también existe la opción de adoptar, que es más económica. Hay muchos gatos abandonados todos los años, especialmente en verano. Se regalan muchos animales en Navidad y en cuanto la gata tiene el primer celo y queda preñada hay gente muy fría que abandona gata y gatitos a su suerte. Hay mucha gente estupenda, que recoge esa familia gatuna y les da un hogar provisional, esperando que surja esa familia que quiera tener un amigo para siempre. Mi experiencia como adoptante (mis dos gatos son adoptados) es muy positiva, y es verdad que mis michis son muy diferentes entre sí porque son gatos callejeros y no han sido seleccionados genéticamente. Aunque ojo, hay muchos más gatos de raza en estos refugios de lo que a simple vista parece.

Luego tenemos el factor edad. Los gatitos son preciosos y muy tiernos, pero dependiendo de lo pequeñitos que sean cuando lleguen a casa puede que no sepamos cómo van a ser cuando sean mayores. Todos los gatos de pequeños quieren experimentar, jugar a cazar, jugar a correr, jugar a perseguir… sin que esto tenga que ver con su carácter futuro. Mis dos gatos fueron adoptados de cachorros y han sido juguetones y simpáticos de pequeños, y sin embargo ahora son la noche y el día en el carácter. Que claro, los quiero a los dos tal y como son, pero quizá en un futuro adoptaría un gato adulto, con su carácter ya asentado, sabiendo con qué tipo de «persona gatuna» estoy tratando. Eso es lo bueno de adoptar gatos con dos o tres años: ya sabes qué tipo de carácter tienen. Y si vienen de un refugio ya están socializados, ya sabes si se llevan bien con otros gatos, ya sabes que van a hacer pis en la arena y que no van a llorar cuando se vean solitos de noche en una casa extraña. Recuerdo que  cuando adoptamos al pequeño las noches eran muy largas con el bebé gato llorando porque no estaba su mamá felina, hasta que nos aceptó como su papá y su mamá.

Finalmente y no menos importante, plantéate qué tipo de hogar tienes y quién eres. En un refugio de gatos con el que colaboro me contaron que una señora mayor se enamoró de un gato juguetón e hiperactivo. A la tercera vez que el gato se le agarró del moño para jugar, la señora decidió que lo devolvía al refugio porque era demasiado mayor para ese tipo de animal tan activo. Luego se llevó al clásico «gato alfombra» que no se mueve más que para comer e ir a la arena, y le fue muy bien. Si tienes niños, un gato juguetón pero paciente, que esté acostumbrado a mucho estímulo y que no tenga miedo a nada puede estar bien. Si eres tranquilo y sosegado, un gato como tú te puede ir estupendamente, para sentaros juntos con un buen libro en una fría noche de invierno y disfrutar de vuestra compañía mutua.

Preparando la llegada

No necesitas mucho para la llegada de tu gato. Primero, realizar los trámites necesarios con la persona o personas con las que hayas hablado para acoger a tu nuevo amigo. A veces es necesario papeleo, tanto en gatos comprados como en gatos de refugio. Incluso los refugios hacen cuestionarios y entrevistas previas para asegurarse de que puedes mantener un gato y darle el cariño que necesita.

Si recoges un gato directamente de la calle, lo ideal es que antes de meterlo en casa lo lleves a desparasitar interna y externamente. Esto lo hace un veterinario. También es necesario que le realice una exploración para ver cómo se encuentra de salud. Esto lo hicimos con mi primera gata (que ahora tiene 8 años y fue recogida de la calle teniendo dos o tres meses) y funcionó muy bien, y te ahorra disgustos con el hecho de que el animal de pronto se ponga tan enfermo como para que te dé un buen susto. Si no puedes llevarlo al veterinario porque es de noche o festivo, no pasa nada, mete al gato en casa. Pero si tienes otras mascotas, ponlo en «aislamiento» en una habitación diferente, al menos hasta que te digan que está sano (aunque luego habrá que hacer las presentaciones y hacer que el gato se acostumbre al resto de los animales y viceversa…).

Después de esto necesitarás un cacharro para la comida y otro para el agua. Lo ideal es que sean de cerámica, ya que hay gatos alérgicos al plástico. Si sólo tienes plástico, no pasa nada, lo importante es que tenga un sitio donde comer y beber. No le des leche, los gatos no toleran la leche de vaca. Luego necesitarás una bandeja de arena, pienso especial para gatos (o gatitos, según lo que tengas), arena y una camita para dormir. Aunque el gato luego dormirá en los sitios más insospechados.

Si vives en un sitio alto, como un piso o apartamento, recuerda que los gatos pueden distraerse queriendo cazar una mosca o un pájaro y caer al vacío por ventanas y balcones. Y no siempre salen ilesos. La solución es instalar una malla discreta en balcones, terrazas y ventanas, a la suficiente altura como para que el gato no pueda saltar a través de ellas.

Gatos, enegías y rituales

Al contrario de lo que leí una vez, los wiccanos no usamos gatos en los rituales. Pero sí es cierto que son animales muy curiosos y a veces se acercan en mitad de una de nuestras celebraciones para ver qué estamos haciendo. Se dice que los gatos pueden atravesar los círculos mágicos, igual que los bebés, sin afectar al ritual. También es muy normal que se acerquen a nosotros al vernos muy tranquilos, si estamos meditando por ejemplo.

Son animales muy sensibles a las energías externas y a los cambios sutiles en nosotros y en el hogar. Por eso pueden sentirse atraídos por una celebración o una meditación, ya que les agrada la tranquilidad, al igual que quedarse mirando al vacío en un sitio donde notamos un cambio energético. No todos los gatos son igual de perceptivos, no obstante, y habrá gatos que ni se inmuten. Pero es interesante ver qué despierta la atención del minino cuando se está haciendo algún tipo de actividad espiritual.