Aprendiendo a meditar y visualizar (y 2)

En el artículo anterior hablamos sobre qué es la meditación, por qué meditamos, y dimos algunos consejos. En este artículo vamos a dar algunos consejos y prácticas útiles para cuando se está empezando, así como algunas visualizaciones sencillas para cuando ya hayamos avanzado un poco.

Preparando el ambiente

Hay personas a las que les gusta ponerse música suave para meditar o encender velas e incienso. Esto es, como siempre, a gusto del consumidor: no pasa nada si no te gusta encender nada y meditas en silencio. Sea como fuere, si se van a utilizar estos elementos para acompañar a la meditación, se han de tener algunas consideraciones.

La primera de ellas es que, en cuestión de aromas, la varilla de incienso suele ser la mejor opción: si usamos aceite puede quemarse y al final resulta más irritante para las mucosas que el propio incienso, aunque a primera vista pueda parecer más inocuo. Los conos de incienso están muy bien, pero su intensidad y cantidad de humo puede depender del fabricante. Encontrar el fabricante de incienso adecuado es cuestión de paciencia y de ir probando. De cualquier forma, es importante airear la habitación donde vayamos a meditar de antemano, tanto si vamos a poner incienso como si no, y también es importante poner un tipo de incienso que suelte poco humo y no sea irritante ni nos dé alergia.

En cuanto a las velas, muchas personas las utilizan como baterías de energía o para evitar quedarse dormidos. Normalmente se medita con los ojos cerrados, si bien es importante que aun así las velas estén alejadas de nuestra cara: la luminosidad de las velas en personas muy sensibles a la luz hará que tengan que forzar a los músculos de la cara. Esto es contraproducente para conseguir una relajación total. Si se van a emplear velas, es importante que la luz sea suave y tamizada. Las velas de té en pequeños portavelas de color pueden ser muy socorridas en estos casos.

Finalmente está la música. Debe ser suave y estar a un volumen moderado o bajo. Se trata de que sea un «acompañamiento», y no debe «superponerse» a la práctica. Hay gente que utiliza la misma música siempre porque les ayuda a concentrarse, mientras que otros la van cambiando todos los días. Es cuestión de gustos. La música cantada en un idioma que uno entienda no suele ser buena idea (porque nos la acabamos aprendiendo e incluso cantando mentalmente). Según mi experiencia, la música instrumental preparada para meditar suele ser la mejor, o también la de sonidos rítmicos y suaves, como el sonido del mar o cantos de pájaros.

Respiración

Nuestra primera toma de contacto con la meditación debería ser mediante un acto tan sencillo como respirar. Respiramos todos los días a todas horas, respiramos inconscientemente, y sin embargo, si dejáramos de hacerlo, moriríamos. La respiración es un acto tan importante como ignorado, pero en la meditación vamos a volver a tomar conciencia de nosotros mismos, y la respiración pasa a tener un papel preponderante. Se trata, como decíamos en el anterior artículo, de ser, y nuestra respiración es una expresión perfecta de nuestra existencia física.

Hagamos un ejercicio sencillo: vamos a inspirar lentamente mientras contamos mentalmente del uno al cuatro. Hacemos llegar ese aire a nuestros pulmones, tomamos conciencia del recorrido de ese aire. Luego mantenemos el aire dentro, como si nuestros pulmones pudieran sentir el «sabor» del aire, como cuando comemos algo muy sabroso y lo degustamos en la boca. Contamos mentalmente de nuevo hasta cuatro con ese aire dentro de los pulmones, y lo vamos expulsando mientras contamos mentalmente del uno al cuatro. Ahora, con los pulmones vacíos, volvemos a contar del uno al cuatro, y acabada la cuenta volvemos a tomar aire. Seguimos con este ciclo de 4 x 4 x 4 x4, intentando empujar el aire hasta la parte baja de los pulmones, inhalando con el diafragma. Lo estaremos haciendo bien si mantenemos la cuenta y nos damos cuenta de que nuestro vientre se hincha en cada inhalación y se afloja al exhalar.

Técnica de relajación

La relajación es el proceso con el que debe comenzar cualquier meditación. Antes de empezar a meditar hay que estar muy tranquilo y sosegado, con lo cual es importante aprender a hacer esto muy bien.

Tomamos la posición que más nos guste (sentado o tumbado) y cerramos los ojos. Comenzamos realizando el ejercicio de respiración que hemos explicado más arriba. Cuando llevemos unos minutos respirando rítmicamente con comodidad, tomamos conciencia de nuestros pies. Sin tocarlos, sentimos nuestros dedos, nuestras plantas, los empeines, etc. Cuando seamos totalmente conscientes, sentimos cómo nos pesan cada vez más y más. Cuando ya no podamos imaginar que nos pesan más,  subimos mentalmente hacia arriba y hacemos lo mismo con nuestras pantorrillas: tomamos conciencia de ellas, y acto seguido sentimos que nos pesan cada vez más hasta que sean tan pesadas que no las podemos mover. Repetimos esto con todas las zonas del cuerpo, a saber: los muslos, los brazos, las manos, el tronco, el cuello y, finalmente, la cara. Es importante relajar la cara completamente, así como la lengua y el paladar.

Mantenemos la respiración rítmica, disfrutamos de nuestro estado de relajación, y ya estamos listos para nuestra visualización.

Visualización 1: bola de luz

La bola de luz tiene múltiples usos. Hay personas que la utilizan para crearse un escudo protector alrededor de sí mismas, y es su uso más frecuente, pero se puede utilizar para muchas cosas. Una de mis alumnas del Santuario de Brigit la utilizó una vez para quitarse un molesto dolor que sentía en el brazo, producto de su profesión, y hasta la fecha es el uso más original que he visto que sea pueda dar a esta visualización. En esta ocasión voy a presentar una variación de la bola de luz, que podemos utilizar para eliminar todos esos problemas diarios que nos aquejan, y que tristemente tienen su reflejo en nuestro cuerpo físico y etérico.

Completamente relajados, vamos a imaginar que sobre nosotros tenemos una preciosa bola de luz blanca. Al principio será una bolita, y nos vamos a concentrar para que se haga más y más grande, cada vez más y más. Cuando la bola sea ya muy grande, la bajamos hacia nosotros mismos, hacia nuestro cuerpo. La vamos a pasear por todo el cuerpo, sintiendo cómo nos llena de alegría, y de paz, y de calma. Esa bola va a «romper» todos los problemas que hemos ido acumulando, que se pueden visualizar como telas de araña, o motas de polvo, suciedad, etc. Cuando la bola haya terminado de romperlo todo, le damos las gracias y le indicamos que vuelva a la Madre Tierra para que ésta la reutilice.

Visualización 2: el árbol

Esta visualización es muy útil, sobre todo para cuando nos sentimos demasiado «desconectados» de la realidad o nos sentimos muy nerviosos. Es ideal para ayudarnos a encontrar el equilibrio y la estabilidad interior. También ayuda para controlar los efectos a nivel de ritmo cardíaco producido por el abuso de algunas sustancias estimulantes, como el café o los refrescos de cola. Es ideal para meditar al aire libre, en un sitio en contacto con la tierra.

Tomamos conciencia de nuestros pies, y visualizamos que dejan de ser pies para convertirse en raíces. Primero serán unas raíces pequeñas y algo raquíticas, pero se irán haciendo más y más fuertes conforme vayan creciendo. Si estamos en la tierra, hemos de imaginar que se hunden profundamente en ésta. Si estamos en un edificio de apartamentos, tan sólo imaginamos que esas raíces viajan desde las paredes hasta el suelo y se hunden en éste.

Hundimos las raíces profundamente en la tierra y tomamos conciencia de lo fría pero a la vez reconfortante que es, de lo mucho que nos nutre. Nos sentimos calmados y despejados, y con ganas de estirar las ramas para alcanzar el sol. Gracias a esos nutrientes de la tierra, que van subiendo desde nuestras raíces por todo el cuerpo, nos sentimos vivificados y aliviados, hasta el punto de que nuestro tronco se convierte en un tronco de árbol, y nuestras extremidades superiores y cabeza en unas preciosas ramas con unas alegres hojas que resplandecen al sol.

Nuestras hojas respiran y depuran el aire, y ese aire que respiramos a través de las hojas baja por nuestro tronco de árbol, volviendo a la Tierra, de donde volvemos a tomar esos nutrientes. Disfrutamos del equilibrio, del calor del sol y de la brisa, y del nutritivo frescor de la tierra. Permanecemos en este equilibrio hasta que nos sintamos vivificados y calmados, y  poco a poco volvemos a ser una persona, ya sin hojas ni ramas, y sin raíces. Agradecemos a la Madre y al Padre por sus cuidados.

Finalizando la sesión

La finalización de la meditación no se ha de hacer abruptamente. Comenzamos por ser totalmente conscientes de nuestra respiración en ciclos de 4. Luego tomamos conciencia de nuestra cara, moviendo los músculos muy suavemente. Luego pasamos al cuello, los brazos y manos, el tronco, las piernas y finalmente los pies. Todo el movimiento ha de ser lento y pausado, y realizarse mientras seguimos respirando. Un estiramiento muy suave y lento puede venir estupendamente en este momento, y también es posible que nos venga bien un poco de agua, bebida a sorbos lentos y pequeños.

Muchas personas se sienten mareadas o desorientadas tras una meditación profunda. Es normal. La clave está en hacer el proceso lento y gradual, disfrutando de la gran calma que se siente en ese momento tras la meditación. Es posible que se quieran evitar las luces fuertes y los sonidos estridentes. La vuelta a la normalidad ha de ser siempre lenta y gradual, disfrutando incluso después del proceso de la gran sensación de calma y relajación.

3 thoughts on “Aprendiendo a meditar y visualizar (y 2)

  1. Me encantan todas sus publicaciones, me han ayudado mucho en mi proceso de crecimiento y aprendizaje wiccano

    Gracias,

  2. Muy buenos consejos! No conocía la técnica de la bola de luz pero en mis meditaciones suelo visualizar una que limpia e ilumina mis chakras.

  3. Me ha gustado mucho este post, da buenas ideas y consejos que pueden ayudar a la hora de meditar o visualizar. Yo ultimamente por más que lo intento la meditación se me resiste…porque soy «incapaz» de relajar el cuerpo, supongo que es debido al estrés. Espero volver a conseguirlo.

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